Un libro, una película, un disco. Así se simple y de interesante es “El planazo del Sr. Sanabria”. Tres recomendaciones culturales imperdibles para navegar entre el underground. Primero empezó con una sección en el programa y ahora tiene sus propios programas completos.
GOAT’S HEAD SOUP: AQUÍ HUELE A JACO
Goat’s Head Soup, el disco que vino después de Exile On Main Street. El disco donde viene Angie, para los menos avezados; el inicio de la cuesta abajo, para algunos; el hermano pequeño, flaco, feo, para otros; una tristeza infinita para Lester Bangs. Vamos a ver, ¿es que nadie considera esto un discazo? Sí, es inferior (ok, muy inferior) a Exile, pero, te recuerdo: John Ford rodó El Precio De La Gloria justo después de El Hombre Tranquilo, Dylan hizo John Wesley Harding como continuación a Blonde On Blonde, y Truman Capote escribió, un momento, ¿qué coño hizo después de A Sangre Fría? El problema de la Obra Maestra es que después tienes que seguir, y no es fácil.
La cuestión estriba en que Sopa de Cabeza de Cabra es un soberano pepinazo, y en él se manifiesta de manera mayestática un factor que en Exile simplemente intuyes, y es la Decadencia. Es el disco más sucio, guarro, sleazy, heroinómano y cerdo de los Stones. Goat Head Soup huele a jaco, y hiede a sexo, y apesta a degradación. Desde esa portada perversa, mefistofélica, con Jagger cubierto por una suerte de mortaja, una imagen que siempre me recordó a un fumadero de opio. Claro que si echas un vistazo a la contraportada y ves la máscara ultra yonkie de Richards se te quitan las dudas. El hecho, por cierto, de que salga Jagger cubriendo la portada relegando a Keez para la parte de atrás deja bien a las claras el cambio de capitán en el bote; Exile es de Keith, Soup de Mick. La diversidad estilística, la inmediatez y, en especial, el dominio de la voz en la mezcla (en Exile está convenientemente enterrada en el fango sonoro) prueban que Mick arrebató el protagonismo a un Keith cada vez más despistado por su adicción jamelga.
Grabado en Jamaica en el 73 en lo que resultó otro exilio al fin y al cabo, y producido –por última vez- por Jimmy Miller, vuelve al formato habitual de diez temas; se acabaron esos excesos. Y la decadencia de la que hablaba se revela desde el primer segundo, en ese riff arrastrado que inicia Dancing With Mr D (D por death, naturalmente) y la cadencia narcótica que empapa todo el tema; otra vez el fumadero de opio, el baile con la muerte, y esa letra becqueriana que contrasta en temática con el siguiente corte, 100 Years Ago, una reflexión un tanto ingenua sobre el envejecer que viste un embarullado tema repleto de parones y cambios de tempo, una canción que pasa del cuasi folk al funk (cortesía de Billy Preston) en tres minutos, con un inspirado solo final de Mick Wah Wah Taylor que quema. Con Coming Down Again la cosa se viene un poco abajo, apenas destaca un breve solo de saxo de Bobby Keys. Resulta algo chocante la profusión de temas lentos en Goats; junto a este tenemos Angie y Winter, quizá se buscó dar equilibrio al tono sofocante del disco, poniendo en contrapeso un toque melancólico y taciturno. Aun así Coming Down Again no funciona, por mucho que recuerde a Gram Parsons. Pero la cosa se pone seria cuando escuchamos ese clavinet y el wah wah de Taylor en el inicio de Doo Doo Doo Doo (Heartbreaker) ,por cierto, maravilloso título. Un funk callejero y, sí, muy sucio, con una letra curiosamente contestataria, atacando a la policía de NY por un supuesto caso de asesinato de un chaval. Heartbreaker with your 44, acuérdate de Harry Calahan. La primera cara termina con Angie, de la que ya se ha hablado hasta la saciedad. No, no es Angela Bowie, es sobre la hija de Keith.
La segunda cara de Goat Head Soup es magistral; cualquiera de esos temas hubiese encajado perfectamente en Exile; Silver Train, de hecho fue grabado en las sesiones de Sticky Fingers, y es un rocanrol de los que en manos de los Stones trasciende a un nivel donde otros fracasarían; si hay que poner un pero, de nuevo la preponderancia de la voz de Jagger: deja que se escuche esa harmónica, hombre. Y llegamos a una de las joyas ocultas del disco, Hide Your Love. Si decía que estos temas encajaban en Exile, Hide Your Love hubiese tenido que ir en ese disco; un desacomplejado blues pianístico (piano tocado por Jagger) donde, curiosamente, no toca Richards pero el bueno de Taylor se luce; escucha esa entrada en el minuto 00:53. Y seguida, otra golosina, Winter, balada en la tradición Moonllight Mile, con arreglos orquestales creciendo progresivamente hacia un final épico. Una preciosidad, una exquisitez. El solo de Taylor (¡otra vez!) entrando aproximadamente en el minuto 03: 20 es contenido, emotivo, emocionate. Y el final con Jagger susurrando por encima de la música y el último arreón, ¡buf! Y qué decir de Can You Hear The Music? Vilipendiada por frívola, pretenciosa o dispersa es un fenomenal y excesivo logro por parte de Jagger, un psicodélico collage de blues, un drone sintetizado al que, ok, le sobran las flautas al final. Y para terminar, repetimos; sexo, decadencia y cinismo. Star Star (Starfucker) o como contextualizar a Chuck Berry en el Yunkie Chic de los Stones setenteros y de paso darle un repaso a las groupies que, reconócelo Mick, te alegraban las giras. Cachonda es la historia de Steve McQueen montando en cólera cuando escuchó su nombre en el tema; como siempre más leyenda que realidad.
Demasiada sombra proyecta Exile sobre Goats Head Soup, pero no te engañes y no pases por alto esta maravilla, el tiempo siempre ha puesto en su lugar a este tipo de joyas semi ocultas.
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Un libro, una película, un disco. Así se simple y de interesante es “El planazo del Sr. Sanabria”. Tres recomendaciones culturales imperdibles para navegar entre el underground. Primero empezó con una sección en el programa y ahora tiene sus propios programas completos.
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