Panamá, patria querida

Sales de ver el partido de Messi, sacas dinero en el Santander o el Sabadell para pagarte una habitación en el Meliá (si es que puedes permitírtelo) donde te tragas en la tele (que ya hay que tener ganas) el nuevo programa de Bertín y después una peli de Almodóvar interpretada por Imanol Arias y finalmente te acuestas leyendo a Vargas Llosa mientras escuchas en la radio que Soria le ha puesto un impuesto al sol pero nos escamotea el suyo propio como la hermana del rey y la mujer del ex ministro Arias Cañete y, casi en sueños, te preguntas por qué tú sigues tributando en España si todo indica que te has mudado a Panamá sin darte cuenta.

Al día siguiente, lees que Aznar, el mejor presidente de la Historia mundial, tendrá que pagar una multa por intentar trampear a Hacienda y empiezas a pensar que todo el que pilla cacho en este país, lo privatiza o lo externaliza para no tener que compartirlo. Es así como se amasan las fortunas. Nada nuevo. Los piratas siempre han escondido bajo tierra los tesoros robados y estamos descubriendo que tenemos bucaneros en todos los estamentos de la cúspide, desde el gobierno a la realeza, pasando por la empresa, el deporte, la banca y el artisteo.

Y eso que ni siquiera están todos los que son. En los papeles de Panamá, hay una mínima parte de los que llevan su dinero a hacer turismo. Sólo la ventajosa amnistía que Montoro les regaló a estos refugiados del dinero, acogió a 30.000 personas y 618 empresas. Sumemos los que siguieron tomando el sol en el paraíso y tenemos que las playas fiscales parecen Benidorm en pleno agosto.

La mayoría ha puesto excusas peregrinas porque es muy difícil de explicar el peregrinaje del dinero, pero si algo les delata son las fechas. Vargas Llosa cerró su sociedad antes de recibir el Nóbel. Pilar de Borbón cuando iba a abdicar su hermano porque bastante tenía el pobre con lo suyo. La mujer de Arias Cañete cuando su marido iba a ser nombrado comisario europeo y Soria se quitó de la dirección de su sociedad cuando iba a presentarse a unas elecciones. Suena a “esconde el cadáver que viene la poli”.

Por sacar el muerto del escondite, precisamente, han trincado a Mario Conde, detenido por repatriar el dinero que antes había despatriado. Repatriar el dinero no es como repatriar a un compatriota, no se hace por patriotismo sino por todo lo contrario. Dos días antes, estaba el ex banquero en la tele dando lecciones de moral a los evasores panameños. Se ve que se convirtió al budismo para reencarnarse en el mismo cínico que siempre ha sido.

Éste es el caso. El cinismo. Estamos viendo que mientras enarbolan con una mano la bandera, la ley o el megáfono, con la otra esconden el dinero. Que los que decían que habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades eran los que estaban viviendo por encima de ellas, de las nuestras. Ése es el drama de este país, que los que tienen más medios para sacarlo adelante y más responsabilidad de contribuir y ser modelo, son ejemplo de insolidaridad, engaño y buitreo. Que los que nos dan lecciones de moralidad, ideología y patriotismo, no tienen más patria ni ideología ni moral que su bolsillo.

España se les queda pequeña a los patriotas españoles para guardar tanto dinero. Decía Samuel Johnson que el patriotismo es el último refugio de los canallas. Se refugian en la patria para camuflar su fortuna debajo de la bandera. Estos españoles mucho español a la que pueden se panameñizan. Mientras gritan “Viva España”, por dentro están cantando “Panamá, patria querida”.

Hoy hablamos de PARAÍSOS FISCALES Y PAPELES DE PANAMÁ a las 12h en #CarneCruda#CarneCruda

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