A María Concepción Torres Díaz

Se pregunta María Concepción Torres Díaz : “¿Es correcto catalogar a la violencia machista como un fenómeno?”

Respuesta: Sí, claro.

Totalmente correcto. Impecable. Intachable.

No logro comprender por qué, tras escribir un artículo interesante, ha cedido a la tentación de echarlo a perder con un adorno torticero.

Su razonamiento (o lo que sea) es el siguiente: “Ahora bien, la declaración institucional alude a la violencia de género como un 'fenómeno'”: ¿es correcta esa apelación? Y es que la RAE delimita conceptualmente 'fenómeno' – en su segunda acepción – en los siguientes términos:“Cosa extraordinaria y sorprendente”.

¿La segunda acepción? ¿Por qué la segunda? ¿Por qué no la decimocuarta?

El más mínimo decoro y la más mínima honradez, ¿no exigirían mirar (y citar) también la primera acepción?

No es otra que: “Toda manifestación que se hace presente a la consciencia de un sujeto y aparece como objeto de su percepción”.

O sea, que sí, que es totalmente correcto. Salvo que prefiera decir que es un noúmeno y no perceptible para los sentidos.

Dejando aparte la sandez de que la RAE “delimite conceptualmente” en las segundas acepciones, ¿no es demasiado tramposo?

Según esta lógica marrullera, llamar a la lluvia “fenómeno atmosférico” sería incorrecto, porque llueve a menudo y no siempre por sorpresa.

Hay otros diccionarios, claro está, pero como no están disponibles en internet imagino que no ha tenido tiempo para consultarlos. Por ejemplo, le hubiera bastado consultar el María Moliner (hágame caso, mucho mejor que el de la Academia). Para doña María, un fenómeno es: “Lo que aparece o se manifiesta, valorado de distinta forma según las escuelas filosóficas”. También, en segunda acepción: “Cualquier manifestación de actividad que se produce en la naturaleza: 'Un fenómeno físico. Un fenómeno atmosférico'. Suceso de cualquier clase: 'Es un fenómeno muy frecuente que los sucesos buenos o malos vengan a rachas'”.

Si la propia María Moliner pone como ejemplo “un fenómeno muy frecuente”, será porque los fenómenos no son tan extraordinarios, ¿no?

En suma, es perfectamente correcto llamar (lo de “catalogar como” me suena excesivo) a la violencia machista fenómeno.

Lo incorrecto es hacer trampa, saltándose la primera acepción y no citándola.

Peor que incorrecto: es infantil. Ya puestos a hacer el tonto, ¿por qué no usa la sexta acepción? Esta define fenómeno como: “Muy bueno, magnífico, sensacional”. Ahí sí podría haberse rasgado las vestiduras bien a gusto y muy a su sabor: la declaración institucional dice que la violencia machista es buena, magnífica y sensacional, ¡lo que han dicho! ¡A la cárcel con ellos! ¡Serán machistas!

Nada hay tan timorato y repelente como alguien que busca motivos inventados (o los fabrica) para poder llamarse a escándalo, que es lo que hace cuando dice: “Llegados a este punto, considero que resulta desafortunado catalogar la violencia machista como 'fenómeno' … Lamentablemente poco tiene de sorpresivo y extraordinario – hoy por hoy – para muchas mujeres”.

Entre paréntesis, ¿no basta sorprendente? ¿Hay que usar un americanismo como “sorpresivo”?

Lo digo de buena fe: a mí me interesa leer el artículo pero, si empezamos (ya desde el título) con cominerías y pejigueras, a lo mejor lo dejo.

No lo mire en el diccionario académico; según la Moliner, una cominería es una “cosa sin importancia de la que se hace tema de murmuración o motivo de queja”. Una pejiguera es una “cosa que fastidia y resulta pesada de hacer o aguantar”.

Mi pregunta es: ¿tántas ganas tiene de llamarse a escándalo?