Los agricultores castellanomanchegos están plantando más trigo blando y avena, más hortalizas, mucho más sandía y melón, menos girasol y menos patata, siendo los frutales leñosos como el almendro y el pistacho los que más siguen subiendo como ha ocurrido en los últimos años.
Así lo revela la Encuesta de Superficies y Cultivos 2021 que ha publicado el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y que pone de manifiesto que Castilla-La Mancha participa también de los movimientos en superficies de cultivos que se están produciendo a nivel nacional.
Así, según estos datos, el cultivo de cereales en su conjunto sube tanto en la región como a nivel nacional pese a que desciende bastante el trigo duro, pero suben tanto el trigo blando como la avena. Así, en Castilla-La Mancha se ha pasado de más de 1.278.520 hectáreas dedicadas a cereales a 1.362.000. No obstante, el trigo duro pierde 2.500 hectáreas, mientras que el blando sube más de 40.000 y la avena 35.000. Aumenta también la cebada y la mezcla de cereales de invierno.
En la región se está produciendo además un aumento de la superficie dedica al cultivo de leguminosas como la lenteja, un cultivo muy arraigado en la comarca de La Sagra en Toledo, que pasa de las 20.000 a las 24.000 hectáreas; los guisantes secos y la veza, además de las aromáticas también suben.
El grupo de hortalizas y frutas también experimenta ascensos importantes en la región. En Castilla-La Mancha es importante destacar los importante aumento de la sandía, que subió un 37% pasando de las poco más de 2000 hectáreas a las 3.316 que se contabilizan en 2021; y el melón, que ha subido un 45%, pasando de las 3.897 hectáreas en 2020 a loas 6.077 hectáreas que se registraron el año pasado.
El grupo de las hortalizas es uno de los que experimenta una mayor subida en la región, llegando a un 16%. Suben prácticamente todos, lechuga, tomate, ajo, cebolla, pimiento aunque desciende levemente el espárrago. Destaca un cultivo tan arraigado como el ajo que sube más de un 17% pasando de las 21.000 hectáreas a las 24.834 hectáreas.
También destaca el aumento de dos cultivos con muy poca implantación en la región, como es el caso del tomate, que pasa de las 281 hectáreas a las 773 que se plantaron el pasado 2021; y del pimiento que pasó de las 1.042 hectáreas a las 1.681.
Aumenta también la superficie dedica a los cultivos leñosos, se debe fundamentalmente al aumento de los frutales no cítricos por la expansión que han experimentado el almendro y el pistacho, en la región y también a nivel nacional. Castilla-La Mancha lleva varios años con subidas muy importantes en estos dos productos, siendo más acusado en el caso del pistacho que aumenta un 25% su superficie, pasando de las 35.822 a 44.849 hectáreas. Sube también el almendro aunque va ralentizando la subida en relación a los últimos años, aún así ha pasado de las 145.000 hectáreas en 2020 a las 154.000.
Por lo que respecta al girasol continúa el descenso paulatino de los últimos años en todo el territorio. Concretamente en Castilla-La Mancha desciende de las 158.000 a las 131.000 hectáreas.
Por el contrario, tanto a nivel nacional como regional descienden las categorías de tubérculos, como la patata, y los cultivos forrajeros e industriales.
También, las tierras en barbecho descienden un 6,54% respecto a 2020 a nivel nacional. En la región también desciende pasando de las 872.380 hectáreas que se declararon en 2020 a las 796.869 del pasado año.
Por lo que respecta a los cultivos leñosos más importantes en la región como el olivo y la vid, la superficie se mantiene prácticamente invariable. En el caso de la uva de transformación, hay un ligero descenso ya que en 2020 se declararon 465.000 hectáreas y en 2021 se registran 458.952.
En la superficie dedicada a la aceituna dedicada a la producción de aceite, en 2020 se declararon 443.627 hectáreas y en 2021 se constatan 449.334 hectáreas.