El restaurante Cañitas Maite de Casas Ibáñez (Albacete) será uno de los galardonados el próximo 31 de mayo con motivo del Día de Castilla-La Mancha. Una noticia que llega con mucha ilusión porque es “un reconocimiento para seguir luchando y conseguir más méritos gastronómicos”, dice emocionado Javier Sanz, gerente del negocio.
El Hotel y Restaurante Gastronómico Cañitas Maite es un negocio familiar que alcanza la tercera generación a manos de Javier Sanz. Desde hace 30 años este negocio está consolidado porque “mi padre ha trabajado mucho por sacarlo adelante, es nuestra casa. Cuando tenía 16 años decidí formarme haciendo un grado de cocina que posteriormente pude completar con prácticas en diferentes restaurantes”, explica Javier.
Tras formarse en lugares de referencia como Casa Marcial o Atrio, a sus 23 años, Javier regresaba a su hogar para dirigir y convertir Cañitas Maite en una referencia gastronómica junto a Juan Sahuquillo con quien estudió en la Escuela de Hostelería de Toledo. La cocina de Cañitas Maite se caracteriza por “trabajar con el entorno para saber dónde estás en cada momento”, añade.
Han lanzado con gran éxito la parte más “informal y divertida de tapas contemporáneas para degustar con las manos”, cuenta Javier. Además, entre estas tapas se encuentra la mejor croqueta del mundo galardonada este año.
Por otro lado, se puede encontrar una carta de producto, “de restaurante más formal donde se le da mucha importancia al género de temporada y a la parrilla. Se trabajan con productos de los mejores de España que son elaborados con otros del entorno. Por ejemplo, el mejor pescado salvaje se le da una pincelada del entorno curándolo con una manteca de orza y se pasa por la parrilla”, cuenta Sanz. Una de las muchas propuestas que presenta la carta de producto de Cañitas Maite. Todo ligado al entorno, a la zona 0 del municipio.
Y como novedad, un tercer pilar que verá la luz en noviembre. Se trata de un pequeño espacio 'Oba-!' en la primera planta del Hotel “donde el concepto de entorno se destaca muchísimo. Hablamos de un lugar para 12 comensales con 5 mesas con un equipo muy preparado”, comunica Javier.
Un espacio personal donde se podrán degustar pescados de río, carnes de caza, especies en peligro de extinción “donde se recuperan como el cabrito celto-ibérico o el gallo castellano. Además, la sala cuenta con materiales orgánicos, todo sostenible desde el mantel, el suelo o la ropa”, explica. Al final todo esfuerzo tiene su recompensa y este negocio lucha por conseguir grandes reconocimientos en el mundo gastronómico.
Una ilusión que se ha convertido en un proyecto real y que “seguimos con otro proyecto gastronómico en Alcalá del Júcar en pleno paraje de la sierra para ir a por la estrella. Se creará un concepto y una marca dentro de un Hotel que acogerá un bonito restaurante en un precioso entorno que es de lo que se trata”, concluye Javier Sanz.