Los expertos en agricultura, y especialmente en el sector del olivar, lo tienen claro: “el olivar sufre una crisis ambiental provocada por la pérdida de biodiversidad”. Esta fue una de las principales conclusiones de la Jornada NaturAceite 2022, celebrada en Mora, en la que se dieron cita productores, agricultores y consumidores de aceite.
Entre ellos, estuvo el director del proyecto ‘Olivares Vivos’, José Eugenio Gutiérrez, quien compartió su experiencia intentando poner solución a dicha crisis. “La solución a los problemas del campo y ambientales, tienen que ir de la mano de la solución de los problemas económicos”, explicaba, recordando los bajos precios del aceite. “El olivar tradicional también sufre problemas económicos, se encuentra al borde de la rentabilidad y en la agricultura si no hay rentabilidad, no hay sostenibilidad, y si no hay sostenibilidad no tendremos biodiversidad”.
Por todo ello, según Gutiérrez, la solución a la crisis del sector del olivar se encuentra “más allá de la finca”, concretamente “en toda la cadena agroalimentaria, en el agricultor y en el consumidor”.
Sobre esta base, nace ‘Olivares vivos’ una iniciativa que nace en Andalucía y pasó de la teoría a la práctica en 2016 gracias a los fondos europeos Life. “Nuestro plan de recuperación económico y ambiental radica en crear un modelo de agricultura que restablece esa biodiversidad y la transforma en rentabilidad”.
Así, esta iniciativa pretende que la protección del medio olivarero sea un “valor añadido, reconocido y rentable en el mercado del aceite”. Por ello crearon el sello con el mismo nombre, ‘Olivares Vivos’.
“Los aceites de oliva con nuestro sello están certificados como productos que recuperan la biodiversidad” y, según Gutiérrez, “es una forma de conectar productores con consumidores” entre quienes cada vez se valora más la protección del medio ambiente o la ecología.
Un sello certificador con base científica
Con el objetivo de concretar cómo recuperar la biodiversidad en los campos de olivos, el equipo de ‘Olivares Vivos’ seleccionó 40 fincas andaluzas, “grandes, pequeñas, con cubierta y sin, en ecológico y tradicionales, de todo tipo”. “Queríamos tener una foto de cómo era la biodiversidad del olivar y descubrimos que todavía era un refugio excepcional de biodiversidad: encontramos más de 170 especies de aves, la quinta parte de las hormigas de la península ibérica e incluso una nueva especie de planta”, entre otros. Además, comprobaron que había una gran diferencia entre unos olivares y otros.
Estas cifras se convirtieron en un anhelo de esperanza para el proyecto ya que reflejaban “el potencial del olivar para recuperar la biodiversidad”.
Tras fomentarla con plantaciones, o sin pesticidas, durante tres años, repitieron el estudio y comprobaron que “se había incrementado la biodiversidad”. “Los resultados fueron muy buenos ya que además no había disminución de la productividad”.
“Toda esta base científica sirvió para la certificación oficial: nuestro sello certifica que tu olivar está vivo y deja constancia de ello desde el campo a la mesa”, explica el director del proyecto, quien subraya que el futuro del olivar pasa por “hacer de la biodiversidad algo rentable”.
De hecho, Gutiérrez es optimista respecto al aumento de los ingresos. “Si trabajas en favor de la naturaleza vas a ahorrar en abonos, por ejemplo” y, además, “le das un valor añadido a tu producto”.
“Lo más difícil es vender el aceite y venderlo bien”
Más allá del equipo agrícola, ‘Olivares vivos’ cuenta con personal de marketing que realizó varios estudios a nivel europeo para conocer los gustos y los deseos de los consumidores ya que “lo más difícil es vender el aceite y venderlo bien”. “Era necesario saber cuáles eran los aspectos fundamentales del potencial consumidor de ese aceite que iba a tener el sello de Olivares Vivos”.
Tal y como pudieron comprobar, “los consumidores cada vez están más dispuestos a hacer o comprar cosas por la naturaleza. se trata de demostrarles que los productos que están consumiendo”, en este caso aceites, “están contribuyendo a frenar el cambio climático”.
Así, los aceites con este sello incluyen “un pago por servicio ambiental”.
“A través de esta certificación hemos creado una herramienta muy buena para extender este modelo de olivicultura que difundiremos tanto en España como en Europa con otro proyecto Life que tendrá lugar hasta 2026”, avanza Gutiérrez. Se trata de la creación de “olivares demostrativos en las principales regiones olivareras”, entre ellas Castilla-La Mancha. “Crearemos tres en La Pontezuela, Villacañas y cerca de Almagro, donde contaremos con olivares que van a servir para ver sobre el terreno cómo se implanta el modelo y para ofrecer cursos de formación para agricultores o empresas que quieran hacer esos trabajos de restauración”.
Por el momento, estos olivares ejemplares se encuentran en el estudio inicial. “Primero hay que hacer esa foto antes de actuar”. Será en 2023 cuando se puedan observar las tareas de recuperación.
'Olivares vivos' también pretende enseñar y divulgar sus labores en otras zonas de producción olivarera como Grecia o Portugal. “Nuestro objetivo es mejorar el futuro de la agricultura en europea extendiendo el proyecto a otros sectores y otros cultivos”.
Cuando el olivo y las abejas se dan la mano
Más allá del olivar tradicional también se encuentra el ejemplo de sostenibilidad y cuidado del medio ambiente diseñado por 'Olivares de miel'. En este caso, los campos están llenos de olivares pero también de setos de aromáticas. Y es que, esta iniciativa nace con el objetivo de dar nuevos usos al olivar.
“De esta manera, donde ahora sólo se producen aceitunas una vez al año, se puede también obtener un aceite de mejor calidad, productos apícolas y aceites esenciales”, explican sus creadores. Entre ellos Eva María Miquel del Amo. “El terreno tiene un espacio entre árbol y árbol para plantar lo que sea. Hemos comprobado los beneficios de estas plantaciones: reducción de la pérdida de suelo o más infiltración de agua”.
De esta forma, “los suelos no se quedan desnudos por lo que no sufren los efectos de las altas temperaturas en verano ni erosiones”.
Además, según destaca Miguel del Amo, las abejas son “una defensa de toda la biodiversidad y realizan un control biológico que nos va a ayudar a no tener ciertas plagas”.
Entre sus resultados, 'Olivares de miel' ha conseguido “mejorar la productividad porque vamos a tener dos producciones en la misma tierra: si en un terreno puedo tener dos producciones distintas mejor ya que con la misma infraestructura consigo más beneficios económicos”.