La “razón de ser” de las Tablas de Daimiel es su ecosistema acuático, que da vida y sostenibilidad a su flora y fauna. La zona no sólo está protegida como un Parque Nacional, sino también con una serie de reconocimientos a nivel internacional, desde una Zona de Especial Protección para Aves, hasta su declaración como núcleo de la Reserva de la Biosfera, pasando por humedales con una importancia internacional. “Tenemos suficientes figuras de protección para entender la importancia de conservar el ecosistema y su biodiversidad. Si las Tablas no tiene agua, no hay posibilidad de conservar su biodiversidad”, explica el presidente del Patronato del Parque, Esteban Esquinas.
La falta de agua no es una novedad en el Parque Natural, y lleva siendo, de hecho, una realidad durante años. Sin embargo, la situación lleva siendo “crítica” ya un año. “La trascendencia de que el Parque tenga agua es total, y ahora mismo sólo hay alrededor de 30 hectáreas encharcadas, cuando la posibilidad sería de hasta 1.700”, explica Esquinas. Lo “mínimo” sería, de hecho, entre 600 y 1.400 hectáreas, pero desde hace un año ya lo máximo que se ha conseguido ha sido 312 hectáreas, y gracias a una batería de sondeos que se hicieron para “regenerar” el sistema de la zona donde se encuentran las turbas del parque y evitar su autocombustión.
No se ha logrado restaurar el “equilibrio”
Gracias a estas medidas se logró que no combustionasen las turbas, pero no la regeneración del “equilibrio” que permite diversidad y vida en el parque: la biocenosis, explica Esquinas. En este sentido, el director del patronato señala que no piden una aportación extraordinaria como una medida constante, sino como una medida coyuntural. “Queremos que exista reestructuración para que el abastecimiento del parque se produzca de forma natural. El efecto no va a ser inmediato. Para conseguir esta restauración natural, necesitamos garantizar los aportes de caudales necesarios para la conservación del ecosistema, que es también lo que establece elplan rector de uso y gestión del parque”, explica.
En su última reunión, el Patronato del Parque Nacional Las Tablas de Daimiel ha reiterado su demanda al Gobierno de España y al de Castilla-La Mancha de “actuaciones urgentes” para la conservación del espacio que pasan, explican, por al restauración del funcionamiento hidrológico natural del ecosistema acuático. El Patronato llevaba sin reunirse desde antes del Estado de Alarma, en febrero de este año, cuando la superficie encharcada llegaba a las 75 hectáreas.
Por eso, ahora el organismo ha acordado dirigirse al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico y a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha para instarles a trabajar en medidas “estructurales” para restaurar el funcionamiento del Alto Guadiana y del Parque Nacional. Para ello, piden que se garanticen los aportes de caudales necesarios para la conservación del ecosistema acuático del parque nacional, como medida urgente y coyuntural, mediante una aportación regular a partir del acueducto Tajo-Segura, apoyando la solicitud realizada por la Comisión Mixta de los Parques Nacionales de Castilla-La Mancha de derivar 20 hectómetros cúbicos procedentes del acueducto Tajo-Segura a través de la conducción a la llanura manchega el 28 de octubre de 2019.
El Patronato ha resaltado que en estos meses no se ha producido ninguna derivación de caudales del acueducto Tajo-Segura a Las Tablas de Daimiel, habiéndose priorizado “inexplicablemente” derivaciones para otros usos --incluso regadío-- al de la conservación medioambiental del Parque Nacional por parte del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. “A lo largo de este verano la superficie encharcada ha ido disminuyendo progresivamente hasta alcanzar unas escasas 36 hectáreas, lo que nos sitúa en un escenario aún peor que el que nos encontrábamos a mediados del mes de febrero pasado”, indicaban desde el Patronato.
Peligro de autocombustión en las turbas
En enero de este año, se alertó del peligro de la autocombustión de las turbas. “Cuando el agua desaparece, como es el caso del entorno de Zuacort, la turba sufre un doble proceso de degradación”, explicaba el director del Parque Nacional, Carlos Ruiz de la Hermosa. De este modo, ocurre lo que produce incendios subterráneos, ya que la turba se contrae, se crean grietas por donde entra el oxígeno y se comienza a producir una reacción natural de la materia orgánica.
Se trata de un fenómeno que se ha producido en la zona “durante décadas” y existe, de hecho, cartelería en el entorno del parque advirtiendo de estos peligros. La última subida del nivel freático en la zona se registró entre 2010 y 2014, pero a partir del año 2015 volvió a quedarse seco. Ya entonces se barajaba la posibilidad de un trasvase para mejorar el nivel de inundación en el parque, mientras se preparaban sondeos de emergencia para humectar la zona.