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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Castilla-La Mancha quiere redefinir el actual mapa de zonas vulnerables a la contaminación por nitratos

Castilla-La Mancha redefinirá las zonas de la región consideradas como vulnerables a la contaminación por nitratos de origen agrario. La Dirección General de Economía Circular dependiente de la Consejería de Desarrollo Sostenible ha abierto periodo de información pública de esta cuestión para que puedan presentarse alegaciones hasta el próximo 19 de agosto.

La primera designación de estas zonas vulnerables se produjo en el año 1998, con posteriores modificaciones y la última data de 2011. Castilla-La Mancha representa el 45,05% del total de zonas vulnerables en España.

Además, casi la mitad del territorio regional está considerado como tal (37.083 km2), repartido entre 442 términos municipales de la Mancha Occidental, el Campo de Montiel, Lillo-Quintanar-Ocaña-Consuegra-Villacañas, la Mancha Oriental, el Campo de Calatrava, la Alcarria-Guadalajara y Madrid-Talavera-Tiétar. Estas dos últimas son las que cuentan con más zonas vulnerables por contaminación de nitratos.

Una revisión “completa” de las zonas que ahora se identificarán como “polígonos catastrales”

Ahora la propuesta pasa por realizar una “revisión completa” de las actuales zonas vulnerables a la contaminación por nitratos con datos científicos y técnicos “más recientes” y también teniendo en cuenta “las condiciones físicas, geológicas y climáticas particulares de la región”. Eso se traduce en una reducción de las zonas hoy consideradas vulnerables en 10.599 Km2 aunque se apunta que “se definen nuevas superficies” que pueden estar afectadas y que no se incluyen en el mapa actual ,que en total suman una ampliación de algo más de 4.250 km2.

La Junta justifica su iniciativa ante el hecho de que “la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas por nitratos, procedentes de fuentes de origen agrario, es uno de los principales problemas sanitarios y ambientales a los que se enfrenta el sector agrario en la actualidad”.

También se apunta que “la gestión inadecuada de los fertilizantes utilizados en la agricultura y de los estiércoles producidos en las explotaciones ganadera, supone un exceso de nitrógeno en el medio que provoca la eutrofización de las aguas superficiales” y, en general, provoca un aumento de la presencia del ion nitrato en las aguas superficiales y subterráneas que limita sus potenciales usos y “supone un riesgo para el medio ambiente y la salud humana”.

De hecho, hay una Directiva Europea (91/676/CEE del Consejo, de 12 de diciembre de 1991), relativa a la protección de las aguas contra la contaminación producida por nitratos de origen agrícola que ya fue traspuesta en 1996 al ordenamiento jurídico nacional.

Esta Directiva europea que obliga a las comunidades autónomas a declarar como “vulnerables” aquellas zonas afectadas por nitratos, pero no establece un procedimiento para identificarlas y designarlas así que salvo para una (Campo de Calatrava), en el resto la Junta optó por la utilización de Unidades Hidrogeológicas (U.H) y los términos municipales.

Ahora la propuesta, que se basa en un informe fechado justo hace un año y realizado por Tragsatec, pasa por que la superficie vulnerable no sea considerada en función de términos municipales sino de “polígonos catastrales, al considerar esta unidad más efectiva, operativa y representativa” y, al mismo tiempo, “eliminando a su vez superficies sin presiones agrarias no representativas o inexistentes”.

La presión de los cultivos (el regadío aumenta) y de la ganadería que es más intensiva

El informe reconoce no solo que las zonas vulnerables actuales se encuentran donde hay mayor concentración de cultivos agrícolas, sino que “la superficie de regadío en Castilla-La Mancha ha ido en aumento con el paso de los años”.

En cuanto a la actividad ganadera, se reconoce que han disminuido el número de explotaciones pero ahora son más intensivas. De ahí la necesidad, apunta el informe, de evaluar su ubicación, las especies y censo que las componen para determinar el impacto que pueden llegar a producir.

Se aportan datos de 2018, en los que destacan las explotaciones de ganado ovino y caprino, a las que les siguen las de ganado bovino, apícola, porcino, equino, gallinas y cunícola.

No obstante, esos datos podrían no adecuarse a la realidad de los tres últimos años en los que han proliferado las macrogranjas porcinas en la región.

Solamente en lo que va de año el Diario Oficial de Castilla-La Mancha ha recogido autorizaciones para explotaciones intensivas de cerdo para una docena de proyectos en los que los animales se cuentan por miles, multiplicando el efecto de los nitratos, a los que se suman otros de bovino y de aves.

El informe también refiere que la mayor presión de explotaciones ganaderas se concentra en Toledo y Ciudad Real (también con datos de 2018) y muchas de ellas se sitúan fuera de los límites de las zonas que actualmente son consideradas vulnerables.

Las estaciones de la Red de control de calidad de las masas de agua es “insuficiente”

Otra de las conclusiones del informe es que la actual Red de control de calidad de las masas de agua tiene un número “insuficiente” de estaciones, es decir, no hay total seguridad sobre la presencia de nitratos en el agua.

“La red de control tanto de aguas subterráneas como de superficiales ha de ser ampliada y debe ser más representativa”, subraya el informe.

También propone como medidas adicionales la realización de programas de seguimiento y evaluación de la contaminación por nitratos de los suelos como complemento a los programas de muestreo de aguas establecidos por las confederaciones hidrográficas. O dinamizar el desarrollo de proyectos de investigación científica encaminados a mejorar el nivel de conocimiento del nitrógeno en los sistemas agua-suelo-planta con el fin de realizar un uso más eficiente de la fertilización nitrogenada.

Además, se apunta que se realizarán programas de formación a agricultores, ganaderos y técnicos del sector encaminada a mejorar las prácticas agrarias para prevenir y/o reducir la contaminación del suelo y las aguas.