Como el primer cementerio civil de España reivindican los alcazareños su camposanto. Se trata de un patrimonio que quieren homenajear durante el 150 aniversario de su creación, que se celebrará durante el 2020 con diversas actividades. ¿Es realmente el primero que ha existido? “Así nos lo señalan las referencias bibliográficas”, explica Pablo Pichaco, concejal de Medio Ambiente, Parques y Jardines, Cementerio, actividades funerarias y movilidad sostenible.
El edil explica que había un cementerio, el de Reus, que reivindicaba ser el primero en 1871. Sin embargo, el de Alcázar de San Juan data de 1870. De ahí la celebración de los 150 años del camposanto. “En las actas municipales del Ayuntamiento tenemos los discursos que se dieron en la inauguración del cementerio, uno de los cuales corresponde al filósofo de Alcázar, Tomás Tapia, que llegó a ser profesor de Francisco Giner de los Ríos. En su discurso queda reflejado que fue el primer cementerio de estas características del país”, explica el concejal.
¿Por qué se situó esta instalación en la localidad? “Evidentemente” tiene que ver con la posición estratégica de Alcázar que se relaciona directamente con la llegada del ferrocarril. “Gracias a él llegaba una corriente modernista bastante importante, gente que tenía una serie de inquietudes intelectuales y todo en connotación con la corriente de la época”, afirma Pichaco.
Fue tal la influencia que se pueden encontrar obras de la talla de Crispulo Moro, arquitecto madrileño de estilo modernista que estuvo a cargo de edificios como el Cine Doré y cuyo trabajo se puede ver también en el pueblo y, en consecuencia, en panteones del camposanto. No sólo en su forma, sino también en su distribución. “Lo que decía Tomás Tapia era que se podía enterrar a todo el mundo como ellos quisieran e independiente de su ideología y creencias”, explica.
Y esto cobra aún más importancia, recuerda el edil, si se tiene en cuenta la fuerza que tenía el clero en la comarca de la Mancha durante esos años. “La gente solían ser personas analfabetas que hacían lo que la iglesia considerase. Pero el cementerio no tiene ni una sacristía ni una ermita, es totalmente muy singular para la época y, sobre todo para la zona”, recalca Pichaco. Por ejemplo, explica que se puede ver simbología masona, como los símbolos del Alfa y Omega.
“Queremos ponerlo en valor dentro del circuito de los cementerios europeos”, explica el edil, y lo harán a través de visitas guiadas y diversas actividades a lo largo del año. Pero, además. el Ayuntamiento ha convocado una beca, gracias al apoyo de la funeraria, los marmolistas y las compañías de seguro, para investigar y plasmar en un libro el arte que se puede encontrar en el cementerio, las costumbres alrededor de la muerte, los usos y tradiciones de los últimos 150 años. Se pretende que con la beca pueda documentarse toda la historia de la instalación, que tiene una extensión de 80.000 metros cuadrados, 40.000 entradas y 10.000 unidades de enterramiento.
El cementerio tiene gran riqueza de construcción en los panteones que en muchos casos albergan simbología masona. En el logo, que ha realizado María de los Ángeles Castellanos, se ha intentado recoger todos estos elementos que describen la originalidad y esplendor de la instalación, según ha explicado Fernando Meco, encargado del cementerio. Panteones, esculturas de curiosos ángeles, cipreses, rejería y la última escultura realizada por Alfreda Martínez para el cementerio civil y las fosas comunes.