Esta es la residencia de Campo de Criptana que no ha registrado ningún caso de coronavirus en toda la pandemia

Las residencias de mayores, y los centros socio-sanitarios, han sido uno de los grandes puntos de mira en medio de la crisis sanitaria provocada en España por el coronavirus. La avanzada edad de sus usuarios ha creado en este tipo de centros situaciones verdaderamente trágicas, no sólo en la primera ola, sino también en los mese de brotes de las últimas semanas. Así ha ocurrido, por ejemplo, en la residencia de Sonseca, en la de Bargas y Talavera de la Reina, en las que se han registrado decenas de contagios y numerosos fallecidos en las últimas semanas.

Pero la residencia Sagrado Corazón de Jesús de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados en Campo de Criptana es una de las excepciones a la regla. En el centro ciudadrealeño, en una de las localidades que comenzó a tener medidas restrictivas ya en agosto, no se ha registrado ningún caso de coronavirus. Sólo hubo un “conato” con una de las personas usuarias, que salió de la residencia con una PCR negativa para acudir al hospital de Alcázar de San Juan y no pudo volver, debido a que dio positivo antes de volver a ingresar.

“Gracias a Dios”, es lo que afirma la Madre Superior del centro, sor Ana Campos. “Damos gracias a Dios, que es quien nos protege y también a la unión que hay entre los trabajadores y las hermanitas, porque es gracias a la responsabilidad de unos y otros que se mantienen siempre las normas que nos exige Sanidad, gracias a las bates, los guantes y las mascarillas y a hacer hincapié en la limpieza”, explica a este medio por teléfono. Santiago Lázaro, alcalde de la localidad, asegura que las medidas en el centro se comenzaron a tomar ya en marzo, antes incluso del Estado de Alarma. La consejería de Bienestar Social también confirma que no ha habido ningún caso entre los residentes.

Visitas a través de la verja

“Continuamente damos charlas a los trabajadores, para que entiendan que no deben estar desplazándose de un sitio a otro, que mantengan sus contactos al mínimo. Ellos son los únicos que entran y salen de aquí y han tomado buena consciencia. Creo que eso es lo que nos mantiene, por el momento”, explica la Madre Superiora. Los suministros de los proveedores, asegura, se desinfectan acorde a las normas impuestas por Sanidad.

“En el tiempo clave”, recuerda, es decir entre marzo y mayo, las visitas o citas médicas se cerraron al completo. Y más tarde, ya a partir de mayo o junio, las citas han sido principalmente “vía telefónica”, y si algún residente ha tenido que ir al médico, se ha hecho, pero volviendo en el mismo día y manteniendo el aislamiento durante 14 días. “Durante una temporadita hubo apertura para las visitas familiares con cita previa, pero sólo un familiar por residente. Primero fueron en una sala, pero al haber muchas solicitudes, decidimos abrir la parte de afuera, en la que se distanciaban de la puerta por una verja. Lo hablamos con el alcalde y con Sanidad y ellos lo vieron favorable, y así lo hicimos para que las familias pudieran venir a ver a los residentes”, recuerda.

Gracias a una verja, se puede mantener la distancia entre “los ancianitos y sus familias”. “Esto les protege para evitar el contacto, porque a veces es difícil que no los toquen. También hemos hablado con las familias, de la importancia de las mascarillas y de que no se acerquen o no traigan cosas perecederas”, recuerda Ana Campos. En cuanto volvieron las medidas restrictivas al pueblo, asegura, se acabaron las visitas, pero se han mantenido las vídeollamadas.

Debido a la situación, se acabaron también las labores de voluntariado que se llevaban a cabo en el centro. “Nosotras hemos tenido la oportunidad de trabajar con mucho voluntariado, muchas personas del pueblo, pero esa oportunidad se ha cerrado desde marzo, aquí sólo entran trabajadores o personal de limpieza. No podemos controlar hasta qué punto ellos no son contagiosos”, afirma la religiosa.

“Estamos en las manos de Dios. Sabemos que a veces toca y ya está, no se saben los motivos. No podemos bajar la guardia y procuramos tener el máximo cuidado, Dios no quiera que tengamos algún positivo, pero estamos preparadas. Por eso, le pedimos al Señor que ayude también a quienes han vivido esta realidad”, concluye sor Ana Campos.

“Es una de las alegrías del pueblo”

Santiago Lázaro, el alcalde de la localidad, asegura que la buena situación de la residencia de mayores es una de las alegrías del pueblo, que ha sido objeto de diversas medidas restrictivas, debido a los contagios en la localidad. “Desde el principio lo hicieron muy bien, porque se cerraron incluso antes de que se exigiese y se han blindado muy bien. Hemos colaborado con ellas con materiales, cuando escaseaban mucho los de protección, hemos ayudado desde las asociaciones, las cooperativas, toda la gente del pueblo, señala. Se trata de un centro muy cercano a toda la población, porque es la única residencia y cuenta con más de un centenar de usuarios.

“La gente tiene mucho cariño a la residencia, porque vienen de toda la comarca y es uno de los orgullos que hemos tenido. Parte de la razón porque tuvimos menos contagios en la primera ola, fue gracias a que se blindaron y que se han cuidado muy bien entre ellos”, explica el edil. “Han sido muy garantistas, anulando las visitas para asegurarse de que no hubiese riesgo, y han acertado sin ninguna duda”, concluye.