Cospedal dice que la dimisión de Gil-Ortega “no tiene por qué influir en el ATC”

La presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, ha dicho hoy que la dimisión del presidente de Enresa, Francisco Gil-Ortega, “no tiene por qué suponer nada” para el futuro del almacén temporal centralizado (ATC) de residuos nucleares de alta actividad de Villar de Cañas (Cuenca).

En una entrevista en Radio Nacional de España (RNE), la presidenta regional y secretaria general del PP se ha referido a la dimisión del ciudadrealeño Gil-Ortega como presidente de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) por motivos personales, y ha dicho que sobre eso no podía añadir ninguna “clave” más.

Cospedal ha afirmado que la dimisión de Gil-Ortega no tiene “por qué suponer nada para el futuro del ATC” porque la ubicación del ATC en Cuenca “se aprobó por el Gobierno antes de que esta persona fuera presidente de Enresa”.

Ha insistido en que “estos temas tienen que tener la legalidad y la seguridad garantizadas” y, por lo tanto, “no dependen de una persona o de otra”, sino de “decisiones que tienen que ver con lo técnico, lo científico y decisiones del Gobierno de España”, que además, ha añadido Cospedal, tienen su origen en acuerdos de gobiernos anteriores.

Por lo que considera la actual presidenta que en la marcha de Gil-Ortega solo hay un cambio de presidente de la empresa y además por circunstancias personales del que fuese ex-alcalde de Ciudad Real, pero ni afecta al proyecto ni afecta a Villar de Cañas como punto de construcción del ATC. A pesar de ello la Plataforma en contra de la construcción de este complejo considera que la obra se retrasará ligeramente mientras se elige un nuevo presidente para la empresa pública si bien actualmente ya acumula retrasos por licencias que no tiene precisamente por la inseguridad de los terrenos para los geólogos que los han estudiado.

De hecho desde la Plataforma esperan que el próximo presidente de la empresa sea alguien que dé importancia a los informes técnicos y que tenga experiencia en el sector nuclear, algo de lo que carecía Gil-Ortega, que nunca había desempeñado una labor siquiera parecida en su carrera hasta la presidencia de Enresa.