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Cospedal volverá a gobernar si no hay acuerdo entre PSOE y Podemos

Las reglas para la investidura del presidente en el Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha son únicas en España. En su articulado comprende una posibilidad que no recogen otras comunidades autónomas y que podría determinar el futuro de la región a la luz de los resultados electorales del 24 de mayo: o hay acuerdo entre PSOE, con sus 14 diputados, y Podemos, que debuta en las Corte regionales con tres escaños, o tras dos vueltas sin pactos renovaría su mandato el PP con María Dolores de Cospedal. Nada de plazos alargados ni de nueva convocatoria de elecciones como ha sucedido en Andalucía o como puede ocurrir en otras regiones donde la distribución de escaños ha generado escenarios similares.

El artículo 14.5 del Estatuto castellano-manchego establece que si en una primera votación el candidato propuesto para presidir el Gobierno regional no obtuviera la mayoría absoluta de los miembros del Parlamento, se someterá la misma propuesta a nueva votación 48 horas después de la anterior.

En esta segunda vuelta el candidato necesitará la mayoría simple (mayor número de votos afirmativos que negativos) y en caso de no conseguirlo, se abre un periodo de dos meses donde se tramitarán sin debate sucesivas propuestas. Si en ninguna de ellas se llegara a la mayoría simple, quedará automáticamente designado el candidato del partido que tenga mayor número de escaños, es decir, en el caso de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, con sus 16 diputados.

Esto significa que el candidato socialista, Emiliano García-Page, solo podría ser investido presidente en cualquiera de las dos primeras vueltas si obtuviera los votos a favor de los parlamentarios de Podemos. Ni siquiera en la segunda vuelta bastaría con que Podemos se abstuviera, ya que los escaños del PP seguirían sumando más que los de los socialistas y no se alcanzaría esa mayoría simple que impone el Estatuto.

A Podemos no le gustó la “euforia” socialista de la noche electoral

Se trata de una situación que obliga al PSOE a pactar si quiere recuperar el Gobierno de Castilla-La Mancha. García-Page ya ha mostrado su disposición para iniciar conversaciones desde ya mismo, pero desde Podemos han criticado la “euforia” del candidato socialista durante la noche electoral por proclamarse presidente sin haber “ningún acuerdo” ni “ninguna llamada”.

Por delante se abre ahora un espacio para el futuro de la gobernabilidad en la región que podría alargarse hasta los dos meses, pero no mucho más. En el caso de no alcanzar un acuerdo, Cospedal revalidaría su cargo de manera automática y en aplicación del Estatuto. Podemos ya ha afirmado que en caso de que esto sucediera no sería su responsabilidad, puesto que significaría que los socialistas, que son los que tienen “posibilidad de gobernar”, no aceptan sus medidas de “sentido común”. Ha marcado su Plan de Rescate Social como una condición indispensable para el acuerdo.

El candidato del PSOE, por su parte, se ha mostrado siempre dispuesto a dialogar a este respecto y también ha apuntado en alguna ocasión que Castilla-La Mancha “requiere un rescate”, por lo que en un principio no parece haber dificultades para el acuerdo, salvo imprevistos o cálculos políticos que puedan surgir en las intensas semanas que quedan por delante.