Las obras de la toledana Tía Sandalia y su propia visión del esperpento ya se pueden visitar en el Museo Reina Sofía

El nombre de Catalina Sandalia Simón Fernández Verdugo, artista autodidacta de la localidad de Villacañas más conocida como la Tía Sandalia, ya figura entre las paredes del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en la exposición 'Esperpento. Arte popular y revolución estética'. Autoridades locales y familiares de la artista asistieron a la inauguración de la muestra, en la que se une la cultura popular a diferentes formas artísticas para plasmar la forma estética planteada por Ramón del Valle-Inclán, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

El esperpento, tal y como lo concibió Valle-Inclán en 1920, propone una “nueva perspectiva” para cuestionar la realidad mediante la combinación del distanciamiento crítico, la parodia y la deformación grotesca. Se trataba de una apuesta estética que proponía renovar las estructuras sociales de la España del siglo XX. A través de una amplia selección de documentos y obras artísticas de diversa índole, esta exposición examina los principales temas y estrategias que articulan el esperpento, poniendo de relieve que es una propuesta estética que ha sobrevivido el tiempo y pensamiento de Valle-Inclán.

La muestra se podrá visitar hasta marzo de 2025. La obra de la artista ha llegado hasta el museo nacional, y uno de los más importantes de España, gracias a un acuerdo firmado entre el Ayuntamiento de Villacañas, al que fue legado su obra, y la familia de la artista.

“La palabra que bajo mi punto de vista mejor la define, dentro del contexto social y cultural de la época, es que fue una vanguardista. Rompió moldes en aquel momento de posguerra, en los años 40 y 50”, explicaba a Toledodiario.es Teresa Aparicio, agente cultural que trabaja desde hace más de 20 años también en la Casa-Museo de la Tía Sandalia, conformada por pinturas al fresco, 40 bajorrelieves, 66 esculturas exentas y 26 lienzos.

La exposición

La exposición se articula en ocho grandes secciones. Comienza en las últimas décadas del siglo XIX con 'Antes del esperpento', donde se muestra una selección de la prensa satírica del momento, pinturas y dispositivos ópticos populares que fueron un antecedente de las técnicas de deformación. Luego, ya en el siglo XX, 'Visión de medianoche', se adentra en obras artísticas relacionadas con los efectos de la Primera Guerra Mundial, el espiritismo y los estados alterados de conciencia que evidencian el impacto de una realidad que se descomponía. 

'Tablado de marionetas' y 'El honor de don Friolera/Martes de carnaval' convocan elementos y formas literarias de la tradición popular para denunciar abiertamente el desacuerdo de Valle-Inclán con los poderes fácticos. 'Luces de bohemia' incluye referencias explícitas al momento de revuelta social y decadencia de la bohemia en el que transcurre la obra homónima.

Por su parte, 'Retablos' se adentra en obras de artistas, que convergen con los relatos del escritor, donde se mezcla la religiosidad con la tradición popular para mostrar instintos, pecados y pasiones. 'Tirano Banderas' presenta la encarnación del esperpento en la figura del tirano que retrató el escritor, es decir, un líder político grotesco, la degradación de un héroe en el que bullen la crueldad, la soberbia y el miedo.

Por último, 'El ruedo ibérico', título tomado del proyecto de novelas inconcluso de Valle-Inclán, cierra la exposición con la metáfora de la historia de España como una gran plaza de toros, donde violencia, política y espectáculo revelan las tensiones previas que devinieron en la Guerra Civil