El teatro romano oculto bajo el Casco Histórico de Toledo: “Tuvo un aforo para 4.000 personas”
Toledo tuvo, como mínimo, un circo y un anfiteatro pero también un teatro romano. Y en este último caso estaba en pleno Casco Histórico, muy cerca de lo que hoy conocemos como el Alcázar, intramuros, entre las calles Trastámara, Tornerías y el Teatro de Rojas.
“Se desconoce la época exacta”, pero de su existencia no cabe duda, afirma el arqueólogo Arturo Ruiz Taboada. Dirige una investigación financiada por la Universidad Complutense para determinar dónde y por qué los romanos construyeron el teatro de Toletvm.
Se sabe que el edificio tendría “unos 90 metros de ancho y un aforo de unas cuatro mil personas”. Eso era un tamaño medio para la época. Podemos compararlo con los teatros de Cádiz o de Clunia Sulpicia, en Burgos, con aforo para unas 10.000 personas.
El uso de las nuevas tecnologías ha permitido a Ruiz Taboada determinar una nueva aproximación a su ubicación. La fotografía aérea, imágenes satélite o el georradar, son algunas de las herramientas con las que el experto ha fijado en el entorno del Corral de Don Diego la localización del que fue uno de los tres edificios lúdicos de la ciudad romana.
A través de la fotografía aérea se han identificado “los restos de ese teatro fosilizados en las arquitecturas actuales… Es muy común encontrar edificios lúdicos de época romana fosilizados en la arquitectura actual, donde se intuyen las formas. Toledo forma parte de esa tendencia”.
“Es la identificación de un posible teatro en base a unos datos no arqueológicos”, puntualiza el experto. Y es que, del teatro romano de Toledo no quedan restos visibles pero sí evidencias. Según Ruiz, la existencia de un circo y un anfiteatro llevan a pensar que también hubo un teatro. Sin embargo, fue expoliado y relegado al olvido como cimiento de nuevas construcciones que se han ido sucediendo durante los últimos 17 siglos.
Tal y como explica, se trata de una construcción levantada “en el centro de la ciudad por lo que se ha utilizado sistemáticamente de cantera, se han llevado todas las piedras y elementos ornamentales”. En definitiva un expolio que se ha prolongado durante más de 1.000 años.
“Siempre nos olvidamos de que Toledo se conquista y tiene una ocupación constante”, destaca. La ciudad perteneció al Imperio Romano entre el 192 AC y hasta mediados del siglo V, sobre el 450 DC, momento en el que “el auge del Catolicismo pone fin al uso de los edificios lúdicos”.
“Cuando el cristianismo se convierte en religión oficial este tipo de espectáculos públicos no son bien vistos por la jerarquía eclesiástica y tienden a desaparecer, se los considera paganos, violentos, relacionados con la prostitución y el juego”, explica el experto.
Ruiz Taboada señala cómo “en algunas ciudades estos edificios se siguen utilizando pero en la mayoría de ellas se pierden por completo, como en Toledo, donde el teatro, el anfiteatro y el circo se convirtieron en cantera”.
Sacar a la luz sus restos es una tarea casi imposible. “El teatro se desmontó y lo que queda está muy profundo, es complicado de localizar”, subraya.
Toletvm y sus cerca de 30.000 habitantes
En época romana hay que hablar de Toletvm. “Tenemos mucha información sobre cómo sería ese Toledo romano”, aunque “es un puzle muy complejo”, ya que “no se tiene excesiva información arqueológica”, como consecuencia de dicha expoliación.
Sin embargo hay algunos descubrimientos que arrojan luz sobre el pasado de la ‘Toletvm romana’, una ciudad que abarcaría solo lo que actualmente es el Casco Histórico. “Era bastante grande para la época, tendría entre 20 y 30 mil habitantes”, que tenían acceso a termas, contaban con un sistema hidráulico y transitaban por un “cardo y un decumano”, la denominación romana en la planificación urbanística de las principales calles de sus ciudades.
Además, las alternativas de ocio eran las más importantes de la época: circo, anfiteatro y teatro. En ellos se practicaban carreras de caballos, luchas de gladiadores o representaciones teatrales. Sin embargo, en el caso de Toledo, el teatro también “servía como órgano de representación de la ciudad ya que era donde se reunía la ciudadanía para discutir cosas referentes a la ciudad”.
Y es que, los romanos no utilizaban los teatros sólo para realizar representaciones culturales, de ahí se optara por construirlo a escasos metros del foro, “que estaba entre las plazas de San Vicente y Zocodover, entre las hoy calles de Correos y de la Plata”.
La democratización de la sociedad romana perseguía tener a la gente contenta dándoles pan pero también ocio, teatral o circense
Su faceta política es una de las principales diferencias respecto al resto de edificios lúdicos, pero también hay más. “El teatro de Toledo estaría en el interior de la ciudad, diferenciándose tanto del circo como del anfiteatro… responde a la distribución de otras ciudades romanas del Mediterráneo como el de Alcalá de Henares”, afirma el investigador.
Este tipo de urbanismo refleja que Toledo fue una ciudad “importante” durante el Imperio Romano, teniendo en cuenta también el aforo del circo. “Se estima que tenía capacidad para 10 mil personas”.
Por otra parte, Toledo destacaba por su ubicación, en el “centro de la península ibérica y conecta importantes vías de comunicación entre el norte y el sur”.
La caída de este imperio supuso el fin de una era en la que los “espectáculos lúdicos” también fueron parte de la vida diaria de la ciudadanía. “Se hacían para el pueblo como una forma de propaganda política, por ello eran de acceso gratuito, aunque la ubicación dentro del espacio era diferente según el orden social como en los actuales estadios de fútbol, donde hay asientos más caros y más baratos”.
“La democratización de la sociedad romana perseguía tener a la gente contenta dándoles pan pero también ocio, teatral o circense”, subraya el investigador.
El saber siempre suma
Tal y como destaca Ruiz Taboada, actualmente su investigación persigue “encontrar restos materiales” del teatro romano ya que “nos falta la prueba material”.
Con la colaboración del Consorcio y el Ayuntamiento de Toledo, la teoría ya ha pasado a la práctica. “Acabamos de excavar uno de los solares que supuestamente comprenderían el perímetro del teatro y el resultado ha sido negativo, probablemente porque las cimentaciones han sido alteradas… Lo que nos hemos encontrado es del siglo XIV”.
Según avanza, las pruebas continuarán con el objetivo de “hacer una política urbanística adecuada y preservar los restos arqueológicos” romanos, conservados bajo siglos de la historia. “Toledo tiene absolutamente de todo porque es una ciudad única con dos mil años de historia perfectamente conservados... no es que el Toledo romano se haya puesto de lado, sino que el Toledo medieval lo ha eclipsado”.
Tal y como explica este experto, durante la época medieval, a diferencia de la visigoda, se “arrasa con el urbanismo antiguo, tanto el romano como el visigodo, y se genera un nuevo tipo de ciudad con monumentos específicos, en su mayoría palacios, que es lo que ha llegado hasta nuestros días”.
“Mi intención es que no pase lo mismo que con el anfiteatro, que se descubrió en Covachuelas porque se estaba realizando una obra y apareció una bóveda”, recuerda. Consecuentemente la obra quedó paralizada. “Lo que se pretende con estas investigaciones es incorporar los restos a futuros planeamientos urbanísticos, por si aparece en el futuro, que a nadie pille de sorpresa”, espera el investigador.
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