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Francisco Valles, el médico que revolucionó la medicina hace 500 años: “Introdujo la Anatomía Patológica y la Medicina Clínica”

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Hace 500 años la Medicina vivió una revolución que marcó su transformación hasta nuestros días. El protagonista de aquel momento histórico fue Francisco Valles (Covarrubias. Burgos, 1524), más conocido como el Divino Valles, del que no se conoce su fecha de nacimiento en el seno de una familia acomodada, aunque existe una partida de bautismo datada en el 4 de octubre de ese año.

Es una figura fundamental en la historia de la ciencia médica y uno de los responsables del giro humanista en la medicina en España y en todo el mundo. La Universidad de Alcalá acaba de rendirle homenaje, entre otras cosas con una placa conmemorativa, para recordar que fue un auténtico pionero en el concepto humanista auspiciado por el cardenal Cisneros tras fundar la ciudad universitaria de Alcalá, a finales del siglo XV.

Frente a la tradición médica de Avicena, Francisco Valles recuperó las enseñanzas de Galeno y las actualizó, hasta el punto de que en Europa llegó a ser conocido como el ‘Galeno español’. 

Se formó en la universidad alcalaína a lo largo de un dilatado y duro periodo. Primero fue bachiller, después licenciado en Artes y Filosofía (1547) y Medicina (1553) para terminar doctorándose en 1554. Todo un logro teniendo en cuenta que pocos conseguían acceder a un título que no todo el mundo podía permitirse en lo económico.

Había pasado también por el Colegio Trilingüe de la institución académico donde se impartía latín, griego y hebreo, una apuesta personal de Cisneros en el itinerario formativo de los futuros médicos. En la Universidad de Alcalá entonces solo había dos cátedras -de Prima (por las mañanas, la más prestigiosa) y de Vísperas, por la tarde. Valles ocupó la Cátedra de Prima de Medicina entre 1557 y 1572, con sucesivas renovaciones. Era obligatorio medirse con otros colegas cada cuatro años para conservarla. 

El decano de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, Gabriel de Arriba, repasa el contexto en el que vivió Francisco Valles. “Cisneros era un franciscano absolutamente austero tuvo una influencia política en tiempos de los reyes católicos fuera de lo común. Fue una figura trascendental, asesor y regente de Isabel la Católica, con gran influencia en la cultura y en la organización del Estado”.

Había diseñado la primera ciudad universitaria en un momento en el que la formación académica le correspondía básicamente a la Iglesia y a algunas universidades, como la de Salamanca. “Fundó la ciudad universitaria de Alcalá incorporando los estudios de Medicina”, y a partir de ahí la figura de Francisco Valles sería primordial. “Fue un visionario al introducir la formación práctica”, comenta Gabriel de Arriba.  

En aquella época en medicina lo fundamental era lo teórico, pero veían al enfermo y no sabían qué hacer. Francisco Valles introdujo la medicina clínica, el hecho de visitar al enfermo en la cama. También el humanismo médico que atendía cuerpo y espíritu

Lo hizo en el Hospital de Antezana, todavía existe en la calle Mayor de Alcalá convertido en residencia de ancianos. Allí hace cinco siglos los estudiantes practicaban con pacientes y se hacían autopsias con cuerpos humanos, algo extremadamente raro para la época. “No era para estudiar Anatomía sino para tratar de relacionar la enfermedad la con afectación de los órganos y descubrir así el origen la enfermedad”, explica Fernando Noguerales, cirujano y profesor emérito de la Universidad de Alcalá. De hecho, destaca, que fue Francisco Valles quien introdujo la Anatomía Patológica.

“Fue un revolucionario como estudiante y como docente. También un innovador que introdujo las demostraciones anatómicas en sus clases y pese a ello es recordado menos de lo que se debería”, señala Noguerales. Incluso abogó por que las clases se impartieran en castellano y no en latín. Aunque eso era considerado una “herejía”, uno de los alumnos Francisco Díaz, precursor de la Urología mundial, terminaría llevándolo a la práctica.

“En aquella época en medicina lo fundamental era lo teórico, pero veían al enfermo y no sabían qué hacer. Él introdujo la medicina clínica, el hecho de visitar al enfermo en la cama. También el humanismo médico que atendía cuerpo y espíritu”, destaca Fernando Noguerales.

Médico de cámara de Felipe II, el rey que le convirtió en “divino”

Que Francisco Valles haya pasado a ser una de las figuras clave en la medicina española tiene también mucho que ver con que Felipe II le convirtiera en 1572 en su médico de cabecera. Hasta la Corte llegó de la mano de su esposa Juana de Vera cuyo padre, Santiago de Vera, ejercía allí como médico.

Felipe II le nombró ‘Protomédico general de todos los Reinos y Señoríos de Castilla’. Fernando Noguerales cuenta varias anécdotas en su relación con el rey que le convirtieron en indispensable para el monarca.

Primero logró calmar los dolores que le producía la gota, una enfermedad que afecta a las articulaciones, en particular en el pie. “Trataba la enfermedad con agua caliente y sal. No era nada del otro mundo, pero entonces predominaba la medicina de Avicena en la que se aconsejaban ciertas dietas y sangrías”, cuenta Noguerales. “Es usted divino, me ha curado”, le dijo el rey a Francisco Valles y así nació el mito.

Su fama se consolidó cuando después volvió a curar al rey de las fiebres y la diarrea tras un atracón de carne de perdiz en mal estado a base de purgas. “Pensaban que se moría, entre ellos el duque de Alba. Ningún médico fue capaz hasta la purga de Valles, que fue un escándalo. Se llegaron a oponer alegando que la fase lunar no era nada favorable”. 

Su obra científica también fue muy extensa, cerca de una veintena de publicaciones. Felipe II le encargó además explicar la reglamentación sobre pesos y medidas farmacéuticas y hasta organizar, junto a Benito Arias Montano y Ambrosio de Morales, la biblioteca de El Escorial.

Murió víctima de una epidemia de tabardillo, el tifus, el 20 de septiembre de 1592 en Burgos. Fue enterrado en Alcalá de Henares en la capilla de San Ildefonso.

El siglo XXI, un nuevo punto de inflexión vinculado a la innovación tecnológica

La visión humanista de hace cinco siglos vuelve hoy a tomar protagonismo. Los gestores de la sanidad hablan de la necesidad de “humanizar” la atención médica. Gabriel de Arriba reconoce que es algo que hay que retomar porque, dice, “aunque la tecnología ha influido en la calidad de los datos o en el sistema de control, a veces nos olvidamos de mirar a los pacientes a los ojos”.

Cree que los estudiantes de Medicina del siglo XXI “tienen mucha suerte porque aprenden en los hospitales o en los centros de salud. Nos ven en el día a día, cómo hablamos con los enfermos, cómo informamos y cómo damos las malas noticias. Ahora hay menos estudiantes por tutor y en eso son afortunados porque hay cosas que solo se aprenden con la práctica.

El nefrólogo acaba de cumplir un año como decano en la Facultad de Medicina. Han pasado 500 años desde las primeras clases de medicina en la Universidad de Alcalá y hoy los retos pasan por “seguir dándonos la mejor formación posible, sin olvidar que hay que examinarse del MIR”.

Después cree necesario “internacionalizar la universidad para que los estudiantes vean mundo sanitario” y tener en cuenta el peso de la tecnología. “La facultad no puede ser una isla, debe interaccionar con otras disciplinas como las ingenierías, tal y como avanzan la tecnologías”. Las nuevas posibilidades de movilidad, la inteligencia artificial y la robótica aplicada a la Medicina, entre otras, marcarán el camino a corto plazo.

El decano cree que, frente a un mensaje ampliamente extendido, “en España hay médicos suficientes, salvo en determinados sitios o especialidades”. Subraya que la solución no pasa por abrir más facultades de Medicina.

“Estamos haciendo una cosa sin sentido que es formar médicos para que se vayan a otros países donde les pagarán más. El país debe planteárselo en algún momento. Hay que hacerlo más atractivo. Mi opinión personal es que requiere una visión de Estado y no medidas cortoplacistas”. 

Hace 500 años la Medicina vivió una revolución que marcó su transformación hasta nuestros días. El protagonista de aquel momento histórico fue Francisco Valles (Covarrubias. Burgos, 1524), más conocido como el Divino Valles, del que no se conoce su fecha de nacimiento en el seno de una familia acomodada, aunque existe una partida de bautismo datada en el 4 de octubre de ese año.

Es una figura fundamental en la historia de la ciencia médica y uno de los responsables del giro humanista en la medicina en España y en todo el mundo. La Universidad de Alcalá acaba de rendirle homenaje, entre otras cosas con una placa conmemorativa, para recordar que fue un auténtico pionero en el concepto humanista auspiciado por el cardenal Cisneros tras fundar la ciudad universitaria de Alcalá, a finales del siglo XV.