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“Los modelos muestran un incremento de la frecuencia de las olas de calor, pero no podemos decir lo mismo de las DANA”
En Castilla-La Mancha se prevé un otoño más cálido de lo normal y precipitaciones dentro de lo habitual. Ha llegado después de un verano tórrido. En septiembre hemos asistido a las devastadoras consecuencias del huracán Ian en Cuba o Florida y cada vez son más frecuentes en nuestro vocabulario término como ‘DANA’ (son las siglas de depresión aislada de niveles altos) también llamadas ‘gotas frías’. ¿Serán fenómenos cada vez más habituales? ¿Qué nos espera este otoño?
Hemos preguntado a William Cabos, coordinador del grupo de investigación de Física del Clima de la Universidad de Alcalá (UAH).
Acaba de comenzar el otoño después de un verano con calor de récord desde que hay registros. ¿Ha sido algo inesperado para los especialistas?
No, no es del todo sorprendente, según muestran las tendencias observadas de la frecuencia, intensidad y duración de las olas de calor, así como el incremento de la extensión de las áreas afectadas en la Península durante los últimos 40 años.
Este verano, Europa ha experimentado temperaturas muy altas, comparables a las del 2019, que era el anterior récord registrado. Sin embargo, a nivel mundial, este ha sido el verano con temperaturas más altas desde el verano de 1880. Además, la sequía que ha tenido lugar ha sido una de las peores en los últimos 500 años, especialmente en Europa occidental y algunas partes de Europa oriental.
Para España, este ha sido el verano más caliente registrado y el número de días con temperaturas de ola de calor anómalamente alto. Un total de 42.
Los estudios de cambio climático en el futuro cercano y lejano muestran que, con el incremento de la temperatura global, se espera que se mantengan esas mismas tendencias. Es más, se espera que al final de siglo se llegue a una situación de ola de calor permanente.
Pero debemos tener claro que esos cambios no son lineales y que en el futuro puede haber veranos más suaves o con temperaturas más altas de las que hemos experimentado este año. Pero sí, la tendencia es esa, de incremento.
Y este tipo de anomalías térmicas, ¿por qué se producen? ¿Tienen el mismo origen las gotas frías?
Las olas de calor en la Península Ibérica pueden tener distintas causas. La más habitual está relacionada con la advección de aire caliente de latitudes más bajas, debidas a la presencia de situaciones de bloqueo que impiden el paso de aire frío de las altas latitudes y favorecen la circulación del aire caliente del Sur, especialmente de África continental.
Pero las olas de calor también pueden estar relacionadas con los domos de calor, que ocurren cuando una región de alta presión atrapa calor sobre una región: el aire a alta presión en altura desciende, calentándose y comprimiéndose.
En las depresiones aisladas de niveles altos (DANA) hablamos de una zona de aire frío a baja presión en altura que es rodeado por zonas de alta presión. Cuando se mueven sobre una zona de aire más caliente en superficie, causan procesos de formación de nubes que pueden dar lugar a lluvias muy intensas.
En ambos casos, se pueden relacionar con el comportamiento de la corriente de chorro polar, que sopla hacia el Este, formando meandros de alta y baja presión. Cuando esos meandros se separan de la corriente de chorro pueden dar lugar a la formación de un domo o una DANA, respectivamente. El comportamiento de los bloqueos también está relacionado al comportamiento de la corriente de chorro.
¿La ola de calor del pasado verano influirá en cómo se vaya a desarrollar este otoño o incluso el invierno? ¿Qué podemos esperar?
La ola de calor ha disminuido la humedad del suelo y aumentado el calor almacenado en sus capas superiores. Eso sin duda influirá en el intercambio de calor y humedad con la atmósfera este otoño, contribuyendo a hacerlo más cálido y seco.
Pero sin duda, es la circulación atmosférica el factor predominante. Estudios recientes muestran un incremento de la formación de DANA y aunque los modelos climáticos no dan una indicación clara de lo que ocurrirá con ellos en el futuro, es probable que los modelos climáticos en desarrollo, con mayor resolución que los actuales, muestren también un aumento en su frecuencia en el futuro.
¿Qué es el chorro polar? ¿Cuáles son sus efectos?
La corriente de chorro polar es una fuerte y estrecha corriente de aire que sopla alrededor de la tierra de Oeste a Este a grandes alturas.
La corriente de chorro polar separa las regiones polares frías de las subtropicales más templadas. Está sujeta a inestabilidades y migraciones Norte-Sur que son determinantes para el clima de Europa y en particular, de España.
Las inestabilidades de la corriente de chorro dan lugar a la formación de los domos y DANA. Determinan el comportamiento de los bloqueos y sus migraciones, así como otros cambios de larga gran escala que influyen en señales climáticas importantes, como la Oscilación del Atlántico Norte.
Los fenómenos de los que hablamos… ¿Serán cada vez más frecuentes? ¿Qué podemos esperar de la variabilidad del clima?
Como ya he dicho, los modelos climáticos muestran un incremento de la frecuencia, intensidad y extensión de las olas de calor. Pero todavía no es posible hablar de proyecciones robustas, de un probable aumento de las DANA.
¿Están relacionados con el cambio climático?
Esos fenómenos extremos están relacionados con el carácter no lineal de los procesos que ocurren en el sistema climático y su ocurrencia en principio no están relacionada con el cambio climático, aunque sin duda este influye en sus características.
También pueden estar relacionados con la variabilidad climática natural, en particular con el comportamiento del chorro polar.
Se puede esperar que se incremente el número de tormentas tropicales que se transformarán en tormentas subtropicales. Algunas llegarán a la Península Ibérica, pero actualmente es un fenómeno raro
Estamos viendo huracanes, que llegan a tocar, ya sin ser huracanes, algunos puntos de España… ¿Eso puede cambiar o incluso incrementarse?
Hay estudios que muestran que el cambio climático influirá en la formación y trayectoria de huracanes y tormentas tropicales, haciendo mayor la frecuencia de aquellos que afectan a la Península.
Diría que se puede esperar que se incremente el número de tormentas tropicales que se transformarán en tormentas subtropicales. De ellas algunas llegarán a la Península Ibérica, pero actualmente es un fenómeno raro.
De cara al invierno o incluso en otoño… ¿Podemos encontrarnos con una nueva Filomena?
Aunque parezca paradójico, los cambios en el clima, especialmente los de la corriente de chorro, pueden dar lugar a eventos con fríos extremos como los de la tormenta Filomena.
Una mayor inestabilidad de la corriente de chorro puede dar lugar a desprendimientos de masas de aire frío polar que al chocar sobre la Península Ibérica, con flujos anómalos de masas de aire caliente húmedo del Sur, den lugar a una fuerte tormenta. Eso fue lo que ocurrió con Filomena.
En Castilla-La Mancha se prevé un otoño más cálido de lo normal y precipitaciones dentro de lo habitual. Ha llegado después de un verano tórrido. En septiembre hemos asistido a las devastadoras consecuencias del huracán Ian en Cuba o Florida y cada vez son más frecuentes en nuestro vocabulario término como ‘DANA’ (son las siglas de depresión aislada de niveles altos) también llamadas ‘gotas frías’. ¿Serán fenómenos cada vez más habituales? ¿Qué nos espera este otoño?
Hemos preguntado a William Cabos, coordinador del grupo de investigación de Física del Clima de la Universidad de Alcalá (UAH).