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Mujeres, embarazos y partos, el 'Triángulo de las Bermudas' del sistema patriarcal

6 de septiembre de 2020 10:55 h

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Durante la década de los 80, la periodista Susan Faludi analizó y recopiló las “reacciones” del sistema patriarcal frente a los avances en igualdad de género. Entre sus averiguaciones, la estadounidense señaló una machista argumentación que se repite a lo largo de la historia. Y es que el feminismo pone en peligro la natalidad y aumenta la esterilidad, eso sí, femenina. 

Casi 40 años después, las hipótesis de Faludi se complementan con las recientes averiguaciones de Francisco José Cortés Vieco, Doctor en Estudios de Literatura cuya tesis doctoral se ha hecho con el galardón de la I Edición de los Premios Francisca de Nebrija a la Investigación en Igualdad de Género de la Universidad de Alcalá (UAH). A través del análisis de obras literarias de los siglos XIX y XX, Cortés ha concluido que la importancia de las mujeres para la sociedad radica en perpetuar la especie y, consecuentemente, en dicha natalidad. Sin embargo, los procesos de embarazo y parto, únicamente femeninos, son totalmente invisibilizados imponiendo un tabú sobre realidades como dolores, abortos, dificultades o problemas sobre la propia salud de las mujeres derivados de la fecundación.  

Tal y como subraya Cortés, estas “experiencias femeninas” parecen no ser lo suficientemente trascendentales como para escribir sobre ellas. “Se escribe sobre la maternidad pero cuando ya es un hecho”, explica el doctor quien señala que las mujeres son representadas en la literatura básicamente como madres. “Algo tan sumamente visible como es el hecho de que una mujer esté embarazada” brilla por su ausencia. 

Durante el siglo XIX, cuando “todavía la religión domina la vida, el embarazo y el parto se relacionan el acto sexual, considerado impuro”. Esta puede ser una de las causas por las que la literatura de la época refleja “el sentido santificado de la mujer como madre” y no el proceso ni la causa del embarazo. “Los autores esconden las experiencias del embarazo y el parto porque están relacionadas con el acto pecaminoso de relación sexual”. 

Esta invisibilización no es más que “un reflejo de la realidad de la mujer” y de sus derechos durante el siglo XIX en el mundo occidental. “Se esconde” la experiencia sexual para ensalzar a la mujer como madre. Según Cortés, se trata de una de las reacciones del sistema patriarcal para recortar las libertades de las mujeres que es acogida tanto en la literatura como en otras artes. “Entre la Edad Media y finales del siglo XIX vemos muchas figuras maternas en la imagen de la Virgen María que, por el contrario, rara vez aparece embarazada. En estas representaciones lo que importa es el objetivo final: el hijo o la hija, y no la experiencia de la madre. Lo que importa es lo que pasa con ese bebé una vez nacido”. 

El embarazo y el parto “no interesan

Invisibilizados tanto los inconvenientes como las sensaciones relativas al embarazo y el parto, la literatura refleja el papel santificado de la mujer en la sociedad así como el único rol al que la relega el sistema patriarcal: el de madre. “No interesa especular, profundizar, explorar o visibilizar la relación entre madre y bebé, esa experiencia en la que dos son uno porque cohabitan. Esa simbiosis no interesa”. 

Cortés refleja otra cruda realidad: “una vez que la mujer se convierte en madre, aceptando dicho rol, lo que pasa a interesar es ese hijo. No importa lo que sienta la mujer o cómo sea esa experiencia hacia la maternidad”. 

Un objeto de estudio con claras conclusiones

La tesis galardonada por la UAH recoge un estudio de obras escritas tanto por autoras británicas como norteamericanas entre las que se encuentran escritoras famosas como Mary Shelly, Emily Bronte (‘Cumbres borrascosas’) o Margaret Atwood (‘El Cuento de la Criada’), pero también otras “prácticamente desconocidas como Tony Morrison, escritora afroamericana fallecida recientemente, Ilona Karmel o Anaïs Nin”. 

Se trata de un abanico literario estudiado con perspectiva feminista pero también social, de clase y sexualidad. “No he querido escoger solo autoras blancas, de clase media-alta y heterosexuales” explica Cortés quien también ha recogido la visión sobre la maternidad de “mujeres lesbianas o de una gran diversidad étnica y racial”. Su estudio incluye escritoras chinoamericanas, afroamericanas, chicanas y judeo-americanas. 

Cortés concluye que, entre todos sus objetos de estudio, “la ausencia” del embarazo y el parto “se mantiene” pero con diferencias. “A la hora de narrar estas experiencias se añade el componente de clase social, nivel sociocultural, económico, de raza y etnicidad, factores que pueden agravar la experiencia de la mujer. En ocasiones se reflejan realidades como la interrupción voluntaria y no voluntaria del embarazo”. 

“No solo he escogido obras literarias en las que las mujeres desean tener un hijo sino aquellas que perciben el embarazo y el parto como experiencias negativas e incluso monstruosas y que desean interrumpirlo”, explica el doctor. 

Tanto la invisibilidad de los estados hacia la maternidad, como estas realidades más negativas reflejan los cambios sociales vividos entre los siglos XIX y XX. “Con la Segunda Ola del Feminismo, hay un gran debate intelectual y crítico entre feministas británicas y norteamericanas” en torno a la maternidad. “Tenemos aquellas que reniegan de la maternidad como destino obligatorio de las mujeres y que reivindican y denuncian que la reproducción sexual es una institución que esclaviza a las mujeres con fines patriarcales”. “Hay otras feministas que indican que la maternidad esclaviza a las mujeres pero también puede ser vista como una experiencia genuinamente femenina si se aleja de esa presión patriarcal de que la mujer se convierta en madre”. 

Según las investigaciones de Cortés, en los primeros movimientos feministas de principios del siglo XX conviven “la reclamación de unas experiencias de embarazo y parto positivas y enriquecedoras con otros derechos civiles y legales como la contracepción, el aborto o la libertad sexual que incluye el sexo premarital y la libre elección”. 

Tal y como analizó Faludi, la reacción del sistema refuerza continuamente esa presión sobre las mujeres criticando a aquellas solteras o sin hijos. Por su parte, Cortés da un paso más allá al observar estos condicionantes y debates a través de la literatura. 

La literatura como “barómetro” de los derechos de las mujeres

Con la realización de su tesis Cortés ha identificado la literatura como “un buen barómetro para medir y analizar la situación de las mujeres, tanto en el pasado como en el presente”. Así, el debate feminista de los dos últimos siglos refleja cómo la maternidad es una “institución patriarcal que subordina a la mujer”, pero también su concepción como “experiencia que empodera y es positiva”. Según el propio doctor, se trata de un debate cuya importancia radica en la “posibilidad, o no, de elegir” ser madre y experimentar el embarazo y el parto. 

“La obra de Margaret Atwood refleja cómo esa libertad de elección puede cambiar y la posibilidad de retroceder a un pasado en el cual las mujeres vuelven a verse privadas de sus derechos fundamentales”, añade Cortés. “Cómo relaciona la sociedad a las mujeres con sus cuerpos reproductivos, es indicador de la situación de igualdad de género en el ámbito social, cultural y político”.

Y es que, “cómo una mujer pueda gestionar su cuerpo y el fenómeno de la reproducción sexual” es sinónimo de sus derechos sociales y políticos. Por ello, según el investigador, cualquier mujer, independientemente de si es feminista o no, “si quire evitar riesgos potenciales de regresión” debería tener en cuenta esa pérdida de derechos, autonomía y control de su propio cuerpo, “sobre todo el reproductivo”.

Cortés, un ejemplo de las nuevas masculinidades 

Ver el mundo con perspectiva de género es fruto de una conciencia feminista que muchas teóricas comparan con “ponerse las gafas violetas”. Se trata de un estado por el que pueden pasar tanto hombres como mujeres y que, en el caso de Cortés, surgió a raíz de sus clases. “Soy profesor de Literatura Inglesa y empecé a ser consciente de que las realidades del embarazo y el parto simplemente no aparecían en las obras”.

A raíz de esta noción, el doctor decidió especializarse en investigación en igualdad de género, trabajo que le ha llevado a ser galardonado. “Cualquier premio es importante para la carrera del investigador pero este premio sobre materia de género es importante para visibilizar cuestiones que afectan a la vida de la mujer”. “Además de una satisfacción personal, supone que se reconozca la importancia de investigar cuestiones de género porque damos por sentado que la igualdad entre hombres y mujeres existe”, añade Cortés más como alerta que como realidad. Quizá esta sea la razón por la que Cortés decide finalizar su tesis haciendo hincapié en la popular obra de Atwood, ‘El cuento de la criada’. “Volver, en un futuro inmediato, a una realidad en la cual el cuerpo de la mujer vuelve a ser esclavizado y las mujeres vuelven a ser valoradas por sus funciones biológicas, como por ejemplo, las de convertirse en madre, es una posibilidad”. 

Durante la década de los 80, la periodista Susan Faludi analizó y recopiló las “reacciones” del sistema patriarcal frente a los avances en igualdad de género. Entre sus averiguaciones, la estadounidense señaló una machista argumentación que se repite a lo largo de la historia. Y es que el feminismo pone en peligro la natalidad y aumenta la esterilidad, eso sí, femenina. 

Casi 40 años después, las hipótesis de Faludi se complementan con las recientes averiguaciones de Francisco José Cortés Vieco, Doctor en Estudios de Literatura cuya tesis doctoral se ha hecho con el galardón de la I Edición de los Premios Francisca de Nebrija a la Investigación en Igualdad de Género de la Universidad de Alcalá (UAH). A través del análisis de obras literarias de los siglos XIX y XX, Cortés ha concluido que la importancia de las mujeres para la sociedad radica en perpetuar la especie y, consecuentemente, en dicha natalidad. Sin embargo, los procesos de embarazo y parto, únicamente femeninos, son totalmente invisibilizados imponiendo un tabú sobre realidades como dolores, abortos, dificultades o problemas sobre la propia salud de las mujeres derivados de la fecundación.