DeciDir es un canto a la libertad. Una oda al amor fraternal y al respeto. Un espacio donde podemos conversar sobre todas aquellas cosas que nunca diríamos a nadie. Porque creemos que causan demasiado estridor y quizás los demás piensen que estamos locos. Pero sobre todo porque nunca las hemos conversado con nosotros mismos. Es hora de hacerlo. Hablemos, pues.
Diciembre poético en Sonseca: “Exagoge: salir de la vida”
El mes de la poesía en Sonseca, promocionado por el Centro Cultural Revuelo, tuvo lugar el pasado octubre. Un tema recurrente de este arte, así como del resto de disciplinas artísticas, es el de la muerte. Por ello es por lo que no se podía dejar enfriar la llama rapsoda sonsecana sin abordar este aspecto.
Así, cuando se habla de muerte, conductas eutanásicas y poesía es inevitable recordar a Ramón Sampedro.
El 23 de Agosto de 1968, Ramón, marinero gallego de 25 años, se quedó tetrapléjico al lanzarse al mar desde unas rocas. Tras permanecer otros 25 años en cama, en 1993 inició un proceso legal para solicitar una ayuda para morir que le fue denegada.
Ramón fue una persona extremadamente lúcida y con un gran dominio de la lógica. Como tantas otras, expresó por medio del arte su relación con la vida, incluyendo en ésta a la muerte, como tándem indisoluble. Publicó dos libros (“Cartas desde el infierno” y “Cando eu caiga”), con poemas y cartas.
La habilidad expresiva de sus poemas y escritos nos permiten hoy llegar a su esencia y ver en él una persona que tuvo la capacidad y sensibilidad de ver más allá que los demás. Ramón se consideró no sólo esclavo de su cuerpo sino también, y sobre todo, esclavo de su tiempo: “Señores jueces, autoridades políticas y religiosas: no es que mi conciencia se halle atrapada en la deformidad de mi cuerpo atrofiado e insensible, sino en la deformidad, atrofia, e insensibilidad de vuestras conciencias”.
El 12 de enero de 1998 Ramón Sampedro puso fin a su vida ingiriendo cianuro potásico. Tenía 55 años, de los cuales había pasado casi 30 postrado en una cama. La noticia de su suicidio, con la grabación de su muerte, que Ramón quiso enviar a la televisión como prueba de que había sido una decisión libre, acercó por primera vez a la opinión pública española el problema de las conductas eutanásicas, suponiendo el arranque del movimiento ciudadano por una muerte digna.
En 2004 el testimonio de Ramón fue puesto de nuevo en valor por la película “Mar adentro”, de Alejandro Amenábar, ganadora de numerosos premios.
Pero no son sólo Ramón o Alejandro las únicas personas, artistas reconocidos o anónimos ciudadanos, que conversan sobre la muerte empleando los distintos lenguajes del arte. Desde Séneca a Bukowski, pasando por Mozart, Serrat, Mercedes Sosa, Gloria Fuertes, Klimt, o El Bosco, siempre ha habido esa necesidad. Desde que el hombre es hombre, emplea medios con los que poder reflexionar y dejar testimonio de ello.
Con ello es con lo que se conducirán estos actos, con las reflexiones y testimonios de numerosos artistas que no miraron hacia otro lado eludiendo el destino inexorable de sus vidas.
Estos actos, organizados por el Centro Cultural Revuelo y la asociación Derecho a Morir Dignamente, pretenden avivar esos testimonios. Puedes consultar los detalles de los mismos pinchando aquí.
El mes de la poesía en Sonseca, promocionado por el Centro Cultural Revuelo, tuvo lugar el pasado octubre. Un tema recurrente de este arte, así como del resto de disciplinas artísticas, es el de la muerte. Por ello es por lo que no se podía dejar enfriar la llama rapsoda sonsecana sin abordar este aspecto.
Así, cuando se habla de muerte, conductas eutanásicas y poesía es inevitable recordar a Ramón Sampedro.