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Testamento Vital: cuando en momentos de crisis no somos dueños de nuestro destino

La disposición final segunda de la Ley de Protección a la Infancia y Adolescencia desvirtúa por completo el objetivo de protección a la infancia y adolescencia y afecta a la esencia de la Ley de Autonomía del Paciente. Pero hay una manera de poder burlar esta nueva, nocturna, y alevosa reforma que el Gobierno hizo de esta fundamental Ley y que la desvirtúa de tal manera que también deberían haber cambiado su nombre al de “Ley del Paciente Desahuciado”.

La mayoría parlamentaria del Partido Popular aprovechó la soledad y estanqueidad del mes de agosto para lanzar su modificación de esta ley. A través de ella, en sus disposiciones adicionales, ha alterado sustancialmente el contenido de la Ley de Autonomía del paciente (41/2002), quitando poder de decisión a quienes representan al enfermo en decisiones como el consentimiento o rechazo de un tratamiento. Es decir, que llegado el momento de tomar decisiones, si no podemos comunicarnos o no estamos en condiciones de tomar ninguna decisión, será el médico al cargo quien decida los cuidados a llevar a cabo teniendo como objetivo último siempre el mantenimiento de la vida.

Nuestras parejas, esposas, maridos, hijos, cuidadores, amigos, etc, que han compartido toda una vida con nosotros y conocen a la perfección nuestra forma de pensar y ser, y nuestros deseos llegados cierto momento crítico, ya no pintan nada. El médico, figura todopoderosa, será quien pincha y corta. Y nunca mejor dicho, pues la nueva reforma lo que pretende primar, sublimando, es “la vida”: cualquier vida.

Pero, como casi todo, hay una forma de poder hacernos dueños de nuestro propio destino y futuro. Y esa es mediante el testamento vital, o declaración de voluntades anticipadas, o testamento biológico, como queramos llamarlo. Ahora más que nunca se hace relevante tener hecho y registrado este documento. Ahora los profesionales sanitarios sí tienen detrás de ellos el peso de la ley y lo sienten. Ahora es cuando necesitan que sus pacientes les dejen dicho (en un documento de validez legal) qué quieren y qué no quieren que se haga con sus cuerpos y su vida cuando no se puedan manifestar y cuando el deterioro sea tan irreversible que conduzca inevitablemente a la muerte.

Y para ello, desde DMD en Toledo, ayudamos, asesoramos, y protegemos a los ciudadanos con actividades. El próximo jueves, día 10 de diciembre, a las 18.00 horas en el Centro Cívico de Palomarejos (entre las urgencias del hospital virgen de la salud y el Parque de las Tres Culturas), celebraremos un taller de Testamento Vital. Ya sabes, si quieres ser dueño de tu destino, si quieres ser libre, te ayudamos a elaborar tu testamento vital. No dejes que decidan por ti.

La disposición final segunda de la Ley de Protección a la Infancia y Adolescencia desvirtúa por completo el objetivo de protección a la infancia y adolescencia y afecta a la esencia de la Ley de Autonomía del Paciente. Pero hay una manera de poder burlar esta nueva, nocturna, y alevosa reforma que el Gobierno hizo de esta fundamental Ley y que la desvirtúa de tal manera que también deberían haber cambiado su nombre al de “Ley del Paciente Desahuciado”.

La mayoría parlamentaria del Partido Popular aprovechó la soledad y estanqueidad del mes de agosto para lanzar su modificación de esta ley. A través de ella, en sus disposiciones adicionales, ha alterado sustancialmente el contenido de la Ley de Autonomía del paciente (41/2002), quitando poder de decisión a quienes representan al enfermo en decisiones como el consentimiento o rechazo de un tratamiento. Es decir, que llegado el momento de tomar decisiones, si no podemos comunicarnos o no estamos en condiciones de tomar ninguna decisión, será el médico al cargo quien decida los cuidados a llevar a cabo teniendo como objetivo último siempre el mantenimiento de la vida.