El pasado 28 de noviembre dos mujeres que paseaban por la localidad toledana de Carranque vieron cómo un hombre llevaba a una perra de raza galgo atada a una furgoneta mientras el vehículo circulaba. Ambas procedieron a llamar la atención al dueño por la peligrosidad que esa acción suponía por posibles daños físicos al animal, momento en el que comenzó una discusión entre las dos mujeres y el hombre, y que presuntamente finalizó con una agresión a una de ellas, que precisamente sufre una discapacidad. Así consta en la denuncia que una de ellas ha presentado como testigo ante la Comisaría de Illescas, en la que se relatan los hechos.
Según este texto, el presunto agresor, al darse cuenta de que la víctima había realizado fotos del galgo atado al vehículo, le quitó el móvil, cogiendo posteriormente a la mujer del cuello, arrojándola al suelo y golpeándole después a patadas y puñetazos, y amenazando a ambas con que “las iba a matar”. “Que se fueran a fregar o a limpiar, que es lo que tienen que hacer, que ese es su perro y hace con él lo que le sale de los cojones”, afirma la testigo en la denuncia sobre las palabras del hombre. Esta última explica que al intentar separarlos, el hombre la agarró también del cuello y la lanzó contra la furgoneta.
Asimismo, se hace constar mediante parte médico, que la denunciante sufre fibromialgia y una minusvalía en una rodilla, por lo que llevaba una muleta en el momento de la agresión, y que cuando ambas se marchaban, comenzó a seguirlas con el coche, continuando con las amenazas.
Se da la circunstancia de que el presunto agresor de esta denuncia habló de estos mismos hechos en algunos medios de comunicación pero afirmando que fueron las mujeres quienes le agredieron y que también las ha denunciado. De hecho, la Mesa Regional de la Federación de Caza emitió un comunicado, con apoyo de otras asociaciones, en el que afirmaban que mientras el galguero paseaba a sus galgos desde un vehículo, fue “agredido por dos animalistas”, hechos que condenan apoyando al hombre, del que destacan que es participante en la fase final del último Campeonato de España de Galgos.
“Consideramos que el entrenamiento de los galgos redunda en su bienestar y no supone una forma de maltrato animal”, añadían en el comunicado. Asimismo, pedían a la Consejería de Agricultura la aprobación del Reglamento de entrenamiento de Galgos con vehículo a motor para “regular este tipo de prácticas y evitar que otros galgueros sufran estas lamentables agresiones”.