Estos días, los paleontólogos del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED están de enhorabuena. “Hemos encontrado al mejor representante de un dinosaurio carnívoro de finales del Cretácico Superior de Europa”.
Se trataría de un ‘Abelisaurio Arcovenator’, un dinosaurio bípedo de grandes dimensiones. Vivió al mismo tiempo que los Tiranosaurios Rex en Estados Unidos - esos que tantas veces hemos visto en las películas,-, pero estos eran algo más pequeños (entre siete y ocho metros frente a los diez de los Rex) y “muy primitivos entre los carnívoros”, aunque ambos tuvieron el mismo papel en los ecosistemas.
La única referencia de su existencia encontrada hasta ahora estaba en el sur de Francia. El hallazgo, dice el director del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED, Francisco Ortega, “nos va a servir para la proyección de las faunas en esta zona y compararlas con las del resto de Europa”.
Los nidos de dinosaurio, todavía grandes desconocidos
Ha sido un descubrimiento casual durante los trabajos -por motivos bien distintos- realizados en un yacimiento del Cretácico Superior junto al embalse de Buendía, en el antiguo término municipal de Santa María de Poyos -inundado por el pantano- muy cerca tanto de Sacedón (Guadalajara) como de Buendía (Cuenca).
Estos trabajos forman parte de la segunda campaña “sistematizada” de excavaciones en la zona, tras la de 2017, pero que empezaron unos cuantos años atrás cuando un pescador encontró unos restos que el equipo procedió a evaluar. “No nos parecieron excesivamente importantes”, dice Ortega. Eso cambió cuando localizaron cáscaras de huevos de dinosaurio.
“Nos llamó la atención y hace cuatro años ya no fueron solo cáscaras. Encontramos ejemplares de huevo en una posición peligrosa, que la erosión se podía llevar. Por eso pedimos permiso para extraerlos”. En el proceso de retirada descubrieron mucho más: “Había huesos en varios niveles”.
Francisco Ortega, reconoce que apenas han dado los primeros pasos en un yacimiento “en vertical”, que avanza hacia el norte unos diez kilómetros y que data de hace más de 70 millones de años. No todo es accesible, muchos de los restos están bajo las aguas de la cabecera del Tajo.
El palentólogo explica el terreno sobre el que han trabajado: “En este tipo de estructuras de nidificación lo que tenemos son huevos de dinosaurio en una superficie próxima a lo que fue una marisma costera”. Pero lo cierto, reconoce, es que apenas se sabe nada sobre los patrones de nidificación y cría de estos gigantes de hace millones de años.
Los expertos miran hacia la Patagonia argentina (Neuquén), donde hay yacimientos similares (aunque ocupan casi lo que sería media provincia de Cuenca) y en los que se han encontrado ejemplares de ‘saurópodo’, los enormes titanosaurios de cuello largo. “Es uno de los modelos de este tipo de nidificación. Y ellos han conseguido identificar al dinosaurio porque tienen pequeños huesos”.
¿Cuál es el problema en el yacimiento castellano-manchego? “La morfología de las cáscaras y el aspecto de los huevos (que son muy grandes) no coinciden del todo con lo encontrado en Argentina”, comenta. Y por eso han decidido “poner en cuarentena” que puedan ser lo mismo. “Podrían ser de un grupo de ornitópodos”, otro tipo de dinosaurio.
“Los embriones de dinosaurio son muy raros en el registro mundial”, explica. Apenas hay pistas. Los huevos encontrados en Guadalajara y que están enteros se analizan con el escáner. Algunos son vaciados para indagar en su interior. “Hasta ahora, lo que hemos encontrado, o son huevos vacíos o el animal no se había desarrollado lo suficiente como para encontrar huesos”.
También han podido comprobar algo más: En los que están abiertos, las cáscaras que el dinosaurio rompió para salir están depositadas en el fondo de cada huevo junto a la tierra desplazada para salir del nido. “Es un patrón típico de los huevos eclosionados”. Todavía trabajan para encontrar un embrión.
España es uno de los pocos países del mundo considerados como depósito de huevos de dinosaurio (en las dos vertientes de los Pirineos) junto a la Patagonia argentina y Estados Unidos. Ahora, este yacimiento entre Cuenca y Guadalajara empieza a ofrecer una nueva fuente de investigación asociada a la cercana excavación de ‘Lo Hueco’, en la provincia de Cuenca y que es todo un referente para los paleontólogos. “Son dinosaurios de la misma edad, en la misma formación geológica y a pocos kilómetros”, explica este experto.
Los hallazgos de la campaña serán trasladados al laboratorio de la Facultad de Ciencias de la UNED, en Madrid, en la que el Grupo de Biología Evolutiva tiene su sede y donde se procederá a estabilizar los restos para su posterior estudio. “Será un proceso largo de análisis”, explica el paleontólogo, antes de publicar sus investigaciones para buscar la aceptación del resto de la comunidad científica.
Después serán depositados en el Museo de la Paleontología de Castilla-La Mancha donde serán expuestos “con un argumento veraz porque si no, no tendría sentido”. De momento, puede verse en una de sus vitrinas parte de uno de primeros huevos encontrados en Guadalajara. Es apenas una minucia comparada con lo que ahora manejan los investigadores y que esperan exponer al público en breve.