Este blog es un espacio de colaboración entre elDiario.es de Castilla-La Mancha (elDiarioclm.es) y el Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha para abordar diversas cuestiones sociales desde la reflexión, el entendimiento y el análisis.
¿Subes? Sorry, baby, hace rato que el ascensor social se ha averiado
Seguro que al leer el título de este artículo se os ha venido,a más de un lector y lectora a la cabeza esa canción que suena a todas horas y que todo el mundo tararea en lo que llevamos de año 2023. Ha situado en los puestos más altos del ranking musical y probablemente del edificio social a sus creadores (por sus beneficios económicos), a quienes seguro que no hace falta que nombre porque de sobra los conocemos.
A lo largo de la historia, las sociedades han estado en mayor o menor medida estratificadas, diferenciado a las personas en categorías sociales de acuerdo con diversos criterios (dependiendo de la época histórica) que han ido determinado la posición de las personas en la sociedad, o haciendo un símil con un edificio: posicionando a los individuos cuyas características más valoradas están en los pisos más altos, y en los pisos más bajos, a los que poseen características menos valoradas. Tema de suma importancia, pues no olvidemos que en base a la estratificación legitimamos y aceptamos muchas de las desigualdades sociales.
En la actualidad, nuestra sociedad utiliza el sistema de clases para estratificar a sus miembros. Y una de las características de este sistema es que puedes utilizar el ascensor social. Es decir, parece que puedes subir o bajar, ya que el sistema de clases se concreta por ser un sistema “abierto”, basado en el logro y fundamentado en la meritocracia (tu posición social es lo que tu consigues con tu esfuerzo, talento, capacidades y habilidades), sin olvidarnos del gran papel de la adscripción (lo heredado de tus progenitores: nada más nacer heredamos la clase social de nuestros ascendientes).
La realidad indica que el ascensor social debe tener algún mecanismo oxidado y/o desajuste que ya no permite que la movilidad ascendente sea tan frecuente como lo era generaciones atrás, o que ya no garantiza a las generaciones actuales vivir en edificios más altos, en comparación con sus predecesoras: movilidad intergeneracional.
Seguro que estamos pensando en ejemplos de muchas personas sobrecualificadas desempeñando trabajos menos cualificados, que tuvieron que renunciar a trabajar en lo que se habían formado, porque no les salía nada de lo suyo
Nadie pone en duda que la educación es una de las palancas primordiales para accionar el botón a pisos superiores, pero nuestras generaciones pese a tener más personas cualificadas (de los nacidos en los años 40 del siglo pasado, accedían en España a estudios universitarios el 14% de la población; y de los nacidos en los años 80, el 50% accedía a estudios universitarios) estas tienen más difícil o parece que no terminan de accionar el ascensor en modo ascendente.
Seguro que estamos pensando en ejemplos de muchas personas sobrecualificadas desempeñando trabajos menos cualificados, que tuvieron que renunciar a trabajar en lo que se habían formado, porque “no les salía nada de lo suyo”. Y seguro que también tenemos un primo, un sobrino, o incluso un hijo que acaba de terminar sus estudios de grado, pero que necesita una formación de máster o complementaria a la superior para poder encontrar un empleo menos precario, porque una vez que finalizas tus estudios superiores, si quieres conseguir un piso en un nivel superior al de tus progenitores, tienes que seguir formándote (diferenciarte del resto de egresados). O incluso, personas cuarentonas o cuarentañeras, que descendieron algún piso, y que, en el inicio dela madurez de sus vidas, pertenecen al nivel del precariado, donde a esa edad, aún no han conseguido una estabilidad laboral, o si la tienen, su sueldo les da a penas para cubrir las necesidades más básicas: alimentación, energía, hipoteca…
Y es que el mercado laboral en la actualidad está gobernado por reglas neoliberales, regido por el principio de “quien más pueda, que más apriete”, y caracterizado entre otras, por la desregularización de los mercados, por la privatización y la reducción de la influencia del estado en la economía. Lo más parecido a “Saturno devorando a su hijo”.
Del “tú puedes” a la autoexplotación
Pero en una sociedad donde los principios y mensajes que más se repiten son: sin esfuerzo no hay recompensa, tú puedes, “echalehuevismo” o “ganismo” que todo se puede lograr, parece que hay cierta tendencia en volver a estudiar, en mejorar nuestras habilidades y cualificaciones constantemente, porque hay mucha competencia, porque los cambios sociales son muy rápidos y si no, el mercado tiende a expulsarte. !uizá por ello, como dice Byung-Chul Han 'La Sociedad del Cansancio' el ser humano hoy en día “se explota a sí mismo y cree que se está realizando”. Haciéndoles únicos responsables de su situación.
Volviendo a los ejemplos, tendremos también personas cercanas de nuestro entorno, que se estén preparando una oposición, pues solo un trabajo al servicio de la Administración pública parece que puede garantizar una estabilidad y un sueldo digno.
Además, la educación sigue siendo la llave que más puertas puede abrirnos, o para al menos darnos la posibilidad de dejarnos en el mismo rellano, y ya si hay suerte, poder ascender al siguiente piso.
Pero ¿puede la educación, por sí sola, garantizar que no descendamos o que nos mantengamos en el piso de adscripción? La tendencia actual es que es más fácil montarnos en el ascensor social para descender que para ascender. Por tanto, no hay que perder de vista a otras palancas como la riqueza, la herencia familiar, el capital social (los vínculos, amigos), el cultural y el simbólico, responsables de la reproducción del edificio social, y sobre todo, no olvidar la necesidad de invertir y proponer políticas que impulsen la igualdad de oportunidades.
Todo esto me lleva a la reflexión sobre si “Pa' tipos como tú” la hubiera compuesto el DJ de turno con “La Yoli”, la que salía con “El Johnny” cuando este la dejó por “La Jesy”, 20 años más joven que ella, le hubiera generado tanto beneficio económico y éxito mundial, como el que BZRP, Shakira e incluso Piqué se están garantizando.
Y es que en esta vida que nos ha tocado vivir, no es solo cuestión de logros, estudios, habilidades y esfuerzos. Pero, aun así, y por si acaso, nunca dejes de estudiar, que como me decía mi padre “el saber no ocupa lugar”.
Seguro que al leer el título de este artículo se os ha venido,a más de un lector y lectora a la cabeza esa canción que suena a todas horas y que todo el mundo tararea en lo que llevamos de año 2023. Ha situado en los puestos más altos del ranking musical y probablemente del edificio social a sus creadores (por sus beneficios económicos), a quienes seguro que no hace falta que nombre porque de sobra los conocemos.
A lo largo de la historia, las sociedades han estado en mayor o menor medida estratificadas, diferenciado a las personas en categorías sociales de acuerdo con diversos criterios (dependiendo de la época histórica) que han ido determinado la posición de las personas en la sociedad, o haciendo un símil con un edificio: posicionando a los individuos cuyas características más valoradas están en los pisos más altos, y en los pisos más bajos, a los que poseen características menos valoradas. Tema de suma importancia, pues no olvidemos que en base a la estratificación legitimamos y aceptamos muchas de las desigualdades sociales.