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El chorlitejo patinegro: un pequeño pájaro recorre las dunas

11 de mayo de 2021 10:45 h

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Comenzamos esta nueva serie divulgativa sobre las aves ibéricas con un pajarillo algo desconocido, sobre todo para los que somos del interior, el chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus, Linnaeus). Es un ave pequeña, de unos 17 centímetros de longitud, de aspecto rechonchete, pico corto y patilargo. Las partes ventrales del cuerpo son blancas, mientras que el dorso es de tonos uniformes pardo-grisáceos, y presenta un collar negro que no llega a cerrarse en la garganta, a diferencia de las otras especies de chorlitejos que hay en la Península Ibérica. La otra diferencia es que, como bien indica su nombre, tiene las patas negras, mientras que sus primos el chorlitejo grande y el chorlitejo chico, las tienen anaranjadas. Con esta descripción, nos hacemos una idea de que no es un ave fácil de identificar, entonces, ¿Por qué elijo hablar de él antes que, por ejemplo, de la emblemática águila imperial ibérica o del carismático petirrojo? Precisamente porque uno de los objetivos de estos artículos es presentar aves que normalmente pasan desapercibidas a nuestros ojos. Aun así, sí que es común observar a una pequeña ave patilarga correteando nerviosamente por las playas y sin ninguna característica demasiado llamativa. Y esa es nuestra protagonista.

En España, el chorlitejo patinegro habita en los ecosistemas dunares de todo el litoral ibérico, exceptuando el cantábrico, donde sólo lo encontramos en los meses de verano; también aparece en algunos humedales salobres del interior peninsular. Se alimenta de insectos, pequeños crustáceos y otros invertebrados que encuentra rebuscando en la arena o bajo los guijarros y conchas de las playas, con una curiosa técnica que en el argot ornitológico se conoce como “correr, pararse y recoger”. Anida en el suelo, en una depresión en la arena, quedando los huevos perfectamente mimetizados con ella.

Es precisamente este hecho lo que está provocando un gran receso en sus poblaciones en las últimas décadas. Las causas que están detrás de esta reducción son principalmente humanas, como la cada vez mayor masificación de las playas, no respetar los lugares de acceso (las pasarelas) o la limpieza mecánica de las playas, que no solo puede afectar a los propios nidos, sino que retira gran parte de las algas, piedrecitas y conchas donde el chorlitejo encuentra su alimento.

Un comportamiento llamativo que realiza principalmente en macho es que cuando hay algún depredador cerca del nido, éste finge tener un ala rota y caminar con dificultad, llamando la atención del atacante, permitiendo a los polluelos ponerse a salvo, para en el último momento, escapar él volando. Otra curiosidad sería la etimología de su nombre, chorlitejo es el diminutivo de chorlito (otra ave similar), pero su nombre científico encierra algo más: “Charadrius” hace referencia a un ave acuática nocturna que, según Aristóteles, curaba la ictericia si te devolvía la mirada (desconozco si realmente el chorlitejo tiene poderes curativos, pero ya los antiguos griegos sabían que estas aves solían volar por la noche, siguiendo las mareas); por su lado “alexandrinus” es relativo a la ciudad de Alejandría.

En próximos artículos hablaré sobre las aves que podemos encontrar en nuestro país, algunas más comunes y otras no tanto, y poco a poco iremos conociendo la gran diversidad de avifauna que tenemos. Os animo a que vengáis a “pajarear” conmigo.

Comenzamos esta nueva serie divulgativa sobre las aves ibéricas con un pajarillo algo desconocido, sobre todo para los que somos del interior, el chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus, Linnaeus). Es un ave pequeña, de unos 17 centímetros de longitud, de aspecto rechonchete, pico corto y patilargo. Las partes ventrales del cuerpo son blancas, mientras que el dorso es de tonos uniformes pardo-grisáceos, y presenta un collar negro que no llega a cerrarse en la garganta, a diferencia de las otras especies de chorlitejos que hay en la Península Ibérica. La otra diferencia es que, como bien indica su nombre, tiene las patas negras, mientras que sus primos el chorlitejo grande y el chorlitejo chico, las tienen anaranjadas. Con esta descripción, nos hacemos una idea de que no es un ave fácil de identificar, entonces, ¿Por qué elijo hablar de él antes que, por ejemplo, de la emblemática águila imperial ibérica o del carismático petirrojo? Precisamente porque uno de los objetivos de estos artículos es presentar aves que normalmente pasan desapercibidas a nuestros ojos. Aun así, sí que es común observar a una pequeña ave patilarga correteando nerviosamente por las playas y sin ninguna característica demasiado llamativa. Y esa es nuestra protagonista.

En España, el chorlitejo patinegro habita en los ecosistemas dunares de todo el litoral ibérico, exceptuando el cantábrico, donde sólo lo encontramos en los meses de verano; también aparece en algunos humedales salobres del interior peninsular. Se alimenta de insectos, pequeños crustáceos y otros invertebrados que encuentra rebuscando en la arena o bajo los guijarros y conchas de las playas, con una curiosa técnica que en el argot ornitológico se conoce como “correr, pararse y recoger”. Anida en el suelo, en una depresión en la arena, quedando los huevos perfectamente mimetizados con ella.