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Sobre este blog

La ecología es uno de nuestros principales intereses y es el centro de este blog: cambio climático, medio natural, desarrollo sostenible, gestión de residuos, flora y fauna, contaminación y consumo responsable, desde el punto de vista de periodistas, expertos, investigadores, especialistas y cargos públicos. También editamos la revista 'Castilla-La Mancha Ecológica'.

¿Tiene sentido el 'mascotismo' en el siglo XXI?

Se calcula que hay más de 20 millones de mascotas en España

Eugenio Fernández

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Los llamados “animales de compañía” y han existido desde la noche de los tiempos. El ser humano ha seleccionado y domesticado al perro y al gato (aunque este último parece más bien semi-domesticado) y los ha puesto a trabajar en diversas tareas que eran de utilidad para él: caza de roedores perjudiciales para los cultivos, defensa del ganado y propiedades ante depredadores e intrusos, o más modernamente la colaboración vital con bomberos y policías.

Pero, además, la extraordinaria inteligencia del perro y una extraña simbiosis con el gato han propiciado que estos animales hayan desempeñado un maravilloso papel haciendo compañía a personas solitarias, a parejas que no podían o no querían tener hijos e incluso ser aceptados como verdaderos miembros corrientes de cualquier familia normal.

También se ha demostrado la idoneidad de perros y gatos en el tratamiento y paliación de ciertos trastornos mentales humanos, por no hablar de la colaboración con personas invidentes. La lista sería interminable.

Sin embargo, al lado de este 'mascotismo' clásico, originado en animales domésticos especialmente seleccionados para ello, durante las últimas décadas ha surgido otro basado en animales exóticos. Seguramente los sociólogos podrán explicar mucho mejor que yo el surgimiento de este prurito de diferenciarse de los demás usando como animales de compañía diversas especies de loros exóticos, iguanas, tortugas de los más recónditos bosques subtropicales, serpientes, mapaches, monos e invertebrados de tamaño monstruoso como el caracol gigante africano… También se trata de una lista interminable.

Este tipo de 'mascotismo' está causando muchos problemas medioambientales. A diferencia de perros y gatos, estos animales exóticos son capturados en su ambiente natural y sometidos a una elevada mortalidad en sórdidas cadenas de transporte. Se alimenta así un infame comercio de animales exóticos, la mayor parte de las veces ilegal con su cohorte de mafias, crimen y abusos.

Estos animales, al tratarse de especies silvestres no criadas ni seleccionadas para ser mascotas acaban originando problemas de convivencia con sus “dueños” y no pocas veces acaban abandonados a su suerte en un ecosistema extraño para ellos, convirtiéndose muchas veces en plagas invasoras: el mapache, las cotorras argentina y de Kramer, ranas toro, o tortugas de Florida, entre otros muchos, se han ido asilvestrando en nuestro país, causando importantes daños a la fauna autóctona.

Paralelamente a esta moda del 'mascotismo' exótico y como ya he comentado en otros artículos, se está produciendo un importante cambio social hacia los animales: se cuestiona la tauromaquia, se empieza a discutir la caza llamada “deportiva” y, cómo no, este cambio social está llegando también al concepto de “mascota” o, más ampliamente hablando, al concepto del animal como medio para satisfacer las necesidades de ocio del ser humano.

“Los animales tienen una dignidad propia y no deben ser molestados en sus hábitats naturales”

Se empieza a abrir camino la opinión de que los animales no están para entretener a los humanos. Tienen una dignidad propia y no deben ser molestados en sus hábitats naturales. Hace años que se prohibió en nuestro país la venta de perros o gatos en tiendas. Ahora se adoptan, no se compran. El uso de animales en los circos tiene los años contados. Se discute animadamente sobre si los parques zoológicos y acuarios deben abandonar su papel de ocio y entretenimiento para centrarse en un papel más científico y conservacionista.

No. Un mapache no es un animal de compañía. Ni tampoco una boa constrictor. Creo que en el siglo XXI el mascotismo basado en animales exóticos debe desaparecer. ¿Y qué pasa con el mascotismo clásico?. Tal vez perdurará, pero la sociedad no se conforma ya con ver un perro como un capricho del que luego uno se arrepiente. El abandono y el maltrato de perros es un crimen repugnante y tal vez llegará un futuro en el que quien desee adoptar un perro o un gato tenga que pasar un examen como el que desea obtener su carnet de conducir.

En cuanto a mí, cuando llegue el momento de que mi hija me pida un perrito, un gatito o un ratoncito, le explicaré con amor que los animales no están para entretenernos.

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