Un informe de Ecologistas en Acción en Cuenca alerta de que “el modelo de crecimiento vertiginoso” del sector porcino en Castilla-La Mancha “corre un alto riesgo de convertirse en una ”burbuja productiva“.
Apuntan por un lado a “la expansión de la peste porcina africana hacia países de Europa occidental” y por otro a que ante la previsible recuperación del estado sanitario óptimo de las explotaciones en países asiáticos “ la competitividad del sector porcino español y las exportaciones también se verían notablemente afectadas”, pero también a la guerra en Ucrania, el granero de Europa y de España, por tanto de los piensos que sirven para alimentar al ganado.
“Sin entrar en valoraciones políticas ni éticas, con este informe técnico queremos informar a la opinión pública de los cambios producidos en este sector, haciendo especial hincapié en el porqué del incremento de este tipo de ganadería y de las posibles consecuencias económicas que estos cambios podrían acarrear”, explica la organización que lanza el informe a raíz del debate público suscitado en torno a este tipo de ganadería intensiva.
Hay que recordar que el Gobierno de Castilla-La Mancha aprobaba recientemente una moratoria para frenar nuevos proyectos de porcino hasta 2025 que no afectarán, sin embargo, a los que ya están en tramitación.
El sector vive una “época de gran bonanza económica” en los últimos diez años que Ecologistas en Acción atribuye a que los costes de producción en España son menores respecto a los principales competidores europeos: Alemania, Holanda y Dinamarca. “Esto es debido a menores gastos de producción, que tienen que ver principalmente con gastos de calefacción en invierno, inferiores respecto a los países del norte y menores salarios de los trabajadores”.
Y no solo eso, la producción porcina española posee un alto nivel de tecnificación, lo que la convierte en un modelo productivo muy eficiente. A eso se suma que una epidemia de peste porcina africana (enfermedad que afecta a cerdos y jabalíes, pero no a humanos) lleva años expandiéndose por Europa, Rusia y Asia, afectando gravemente a grandes países productores como China.
La organización ecologista recuerda que en la Unión Europea (UE) comenzó afectando a los países del este, pero en los últimos años se ha extendido hacia occidente declarándose en países como Bélgica, Alemania e Italia.
“Entre otros factores, esta expansión puede ser debida a la alta contagiosidad de la enfermedad entre las poblaciones de jabalíes”, afirma, para recordar que la declaración de un brote de peste porcina africana en un país supone el sacrificio de los animales infectados, así como la aplicación de duras restricciones al comercio y a la exportación de carne de cerdo y subproductos derivados.
Todos estos condicionantes han favorecido “enormemente” las exportaciones españolas de carne de cerdo y eso, añaden, “ha estimulado sobremanera la implantación de grandes explotaciones porcinas en España, las llamadas ‘macrogranjas’. Esta porcinocultura intensiva se basa en un sistema de explotación con elevados censos de animales para la disminución de los costes de producción”.
Entre 2016 y 2020 el censo porcino en la región ha crecido un 20% y lo encabeza Toledo
España fue el segundo país de la Unión Europea en producción de porcino (21,8%) después de Alemania (22,1%), según los indicadores económicos publicados por Agricultura, con datos de 2020. En enero de 2021 había 176 granjas extensivas en Castilla-La Mancha frente a 1.142 de intensivo y 29 mixtas. En total, 1.501 explotaciones, casi todas macrogranjas, según la misma fuente.
Ecologistas en Acción alude a los datos del Ministerio de Agricultura que indican que, entre 2016 y 2020, el censo porcino en la región se ha incrementó un 20 %, hasta superar los 1,7 millones de cabezas. Por provincias, el 62% del censo se localiza en Toledo, seguida de Cuenca y Albacete con un 17% cada una.
Sin embargo, critican, “no existe un plan de ordenación del territorio que regule la instalación de estas explotaciones y por ello el crecimiento del sector está en manos privadas que imponen sus intereses, desplegando las instalaciones a su conveniencia sin criterios ambientales ni sociales”.
El único papel de la administración regional, sostienen, es la autorización ambiental, y que diversas organizaciones vecinales y ecologistas han denunciado “la poca rigurosidad de la administración a la hora de conceder licencias para la instalación de estas macrogranjas”. Así lo han corroborado varias sentencias judiciales que anularon la autorización ambiental integrada concedida por la Administración regional, “al no haber seguido el procedimiento legal establecido y demostrando el enorme impacto ambiental de este modelo agroindustrial”.
Solo en Cuenca, destacan, se ceban más de 450.000 animales al año, “más del doble de todos sus habitantes”.
4,3 millones de cerdos sacrificados en 2020 en Castilla-La Mancha
La organización ecologista asegura que “parte” de la proliferación de la macrogranjas porcinas en Castilla-La Mancha y en particular en la provincia de Cuenca tiene que ver con el número total de cerdos sacrificados en mataderos.
Según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que refleja la Encuesta de sacrificio de ganado en Castilla-La Mancha se sacrificaron más de 4,3 millones cerdos en 2020, de los que el 63 % (2.739.977) se produjeron en mataderos conquenses.
La cifra ha crecido exponencialmente si se compara con lo que ocurría hace una década. En el año 2010 el volumen era casi la mitad (1,5 millones de cerdos sacrificados), de un total regional que ascendía a 3,4 millones.
Casi todo el crecimiento en la región de esta actividad está relacionado con la provincia de Cuenca. En 2020 en Toledo se sacrificaron 1,5 millones de cabezas de porcino (1,4 millones en 2010) y 31.934 en Albacete (79.857 en 2010). No hay datos ni de Ciudad Real ni de Guadalajara, tan solo una nota en la información del Ministerio que apunta a “datos confidenciales” que indican que en ambas provincias el sacrificio de estos animales supone menos del 2% del total nacional. En todo caso, sí se sabe que en el año 2010 se sacrificaron 23.388 cerdos en Guadalajara y 339.275 en Ciudad Real.
Aprovechan la despoblación que sufre la región, el bajo coste de los terrenos y el bajo rédito político que los municipios afectados aportan al conjunto de la región
Ecologistas en Acción cree que hay un “marcado desequilibrio entre el censo de cerdos de cebo y la gran demanda de animales para sacrificio en los mataderos de la provincia de Cuenca” y esa en la razón por la que muchas empresas productoras han promovido la construcción de nuevas macrogranjas. “El fin es abaratar los costes de transporte de animales al matadero”.
Ponen como ejemplo que un cebadero de 6.000 cerdos necesitaría unos 30 camiones para enviar todos sus animales a sacrificio, de ahí que la cercanía a grandes empresas cárnicas abarate mucho los costes de producción. A eso se suma, añaden, que las grandes explotaciones “aprovechan la despoblación que sufre la región, el bajo coste de los terrenos y el bajo rédito político que los municipios afectados aportan al conjunto de la región”.
Las plantas industriales de tratamiento de purines son escasas, costosas y su capacidad de reciclaje mínima en comparación con todo el purín producido
Otro de los aspectos que critica la organización es que las plantas industriales de tratamiento de purines son “escasas, costosas y su capacidad de reciclaje mínima en comparación con todo el purín producido, lo que obliga a los ganaderos a verter estos desechos en tierras de labor”.
Y eso implica, añaden, “un aumento de las concentraciones de nitratos en los acuíferos y el riesgo de contaminación de aguas para consumo humano (actualmente el límite sanitario está en 50 mg/l). Esta situación ha llegado a generar desconfianza entre la población cuando los ayuntamientos se ven obligados a cerrar temporalmente el grifo a sus vecinos por presencia de nitratos en el agua o por la contaminación difusa cuyo origen es difícil de determinar si no se estudian las causas.
El auge de la exportación fuera de la Unión Europea
“La porcinocultura intensiva en España vive una época de auge económico debido principalmente a la exportación de productos cárnicos a países fuera de la Unión Europea”, asegura la organización ecologista.
Y es que la producción de cerdo en España no tuvo como destino el consumo nacional, “al contrario, en 2021 se observó una reducción del consumo interno del 8,7 % respecto a 2020”. En los últimos años las exportaciones a terceros países han aumentado espectacularmente, principalmente a China y a otros países del Sudeste asiático. Así, en el cuatrienio 2017-2021, las exportaciones a países extracomunitarios aumentaron un 167%.
“Esto ha sido aprovechado por las empresas productoras de cerdos para implantar un modelo de eficiencia económica basado en macrogranjas”, pero advierten: “la bonanza experimentada por las exportaciones podría verse mermada en un futuro cercano tal y como muestran algunos indicadores” y eso llevaría a una “fuerte crisis en el sector porcino que perjudicaría principalmente a las nuevas inversiones realizadas, especialmente a ganaderos y promotores”.
Los riesgos de la “burbuja productiva”
La organización pone como ejemplo el coste de construcción de una granja para cerdos de cebo que se estima alrededor de los 100 euros por plaza. Así, así una granja para 6.000 animales necesitaría una inversión de 600.000 euros. “Estos altos niveles de inversión son asumidos muchas veces por ganaderos y promotores mediante la petición de créditos, con el consiguiente plazo de amortización”.
La guerra en Ucrania ya está teniendo impacto en el alza de los precios de los piensos, puesto que en su mayoría se importan y Ucrania es un importante suministrador de maíz y (especialmente) girasol forrajero
Ante una caída en la demanda exterior, apunta Ecologistas en Acción, las empresas productoras únicamente tendrían que reducir el número de animales producidos. Sin embargo, los grandes perjudicados serían los ganaderos y promotores que no hubieran amortizado todavía el capital invertido en la construcción de sus instalaciones.
De otro lado, creen que “no es descartable que las grandes empresas trasladen su producción a otras partes del mundo, como por ejemplo Sudamérica. En muchos de estos países no existen casos de peste porcina africana, las materias primas y los costes de producción son mucho más económicos y, además, las normativas medioambientales y de bienestar animal son mucho menos restrictivas que en la Unión Europea”.
Finalmente aluden a la guerra en Ucrania que, recuerdan, “ya está teniendo impacto en el alza de los precios de los piensos, puesto que en su mayoría se importan y Ucrania es un importante suministrador de maíz y (especialmente) girasol forrajero”.