Enfermeras, enfermeros y fisioterapeutas se han concentrado esta semana en los centros de salud de las capitales de Castilla-La Mancha para denunciar “la grave situación de deterioro y precariedad” que sufre la Atención Primaria y exigir a la Consejería de Sanidad que no la abandone “a su suerte” y mejore la atención sanitaria y cuidados que recibe el conjunto de la ciudadanía.

 Con pancartas en las que se podía leer “Salvemos la Atención Primaria”, las enfermeras, enfermeros y fisioterapeutas convocados por el Sindicato de Enfermería, SATSE, han mostrado su profundo malestar porque, después de dos años de lucha contra la pandemia y haber escuchado muchos compromisos por parte de los responsables públicos y políticos, la situación que sufren a diario es de una crónica escasez de medios y recursos mientras la sobrecarga y tensión asistencial es cada vez mayor.  

“No nos han dejado otra alternativa que salir a la calle y protestar públicamente para defender a nuestra sanidad y a nuestros pacientes. Sentimos rabia e impotencia al ver lo poco que les importamos”, afirmaban.

 En el transcurso de las concentraciones se ha denunciado la cada vez mayor saturación que sufren los centros de salud de Castilla-La Mancha, el aumento de las esperas para ser atendido de manera presencial, el poco tiempo que disponen para atender y cuidar como se merece a cada persona o la supresión paulatina de programas de prevención y promoción de la salud, así como de hábitos de vida saludable.

 “Nos encontramos en una situación crítica en los centros de salud, en los que una enfermera o enfermero tiene hasta 2.500 personas asignadas, mientras que en muchos de ellos no hay ni un solo fisioterapeuta. ¿Cómo quieren que con estas condiciones ofrezcamos una atención sanitaria y unos cuidados seguros y de calidad?”, aseveraban

 Asimismo, los profesionales sanitarios concentrados en sus centros de salud han subrayado que se encuentran totalmente exhaustos después de dos años de incansable lucha contra la pandemia de la COVID-19, además de haberse visto afectada su salud física, psicológica y emocional a unos niveles que aún no son capaces de concretar.

 Una sensación de desanimo y cansancio que se une a la de frustración y rabia por haber constatado que, una vez superado lo peor de la pandemia, gobiernos y partidos políticos mantienen su política de no priorizar la sanidad pública, por lo que no destinan los recursos y medios necesarios para reforzar y mejorar este nivel asistencial. “Están condenando a la Atención Primaria a un progresivo deterioro que puede llevarle de manera irremediable a una muerte lenta, pero segura, salvo que la administración actúe con urgencia y contundencia para resolver esta situación”, añaden.

Los profesionales sanitarios concentrados también han aprovechado para exigir otros asuntos fundamentales para el colectivo y el conjunto de la ciudadanía, como el desbloqueo en la tramitación parlamentaria de la Ley de Seguridad del Paciente, que se posibilite la jubilación anticipada voluntaria y que se permita la reclasificación profesional en el grupo A, sin subgrupos, además de acabar con la temporalidad y precariedad laboral que vienen sufriendo desde hace años.