¿Quién inspiró a Cervantes para crear el personaje de Dulcinea? ¿Acaso fue la misma mujer a la que piropeó Cervantes en un acto que le costó la cárcel en la Cueva de Medrano de Argamasilla de Alba?
Son algunas de las preguntas que lleva años intentando responder Pilar Serrano de Menchén. Esta escritora e investigadora es una experta cervantista que se fijó en un cuadro de la iglesia de este pueblo de Ciudad Real para documentar parte de su prolija investigación.
Se trata de una pintura de la Virgen de la Caridad de Illescas (Toledo) donado por Rodrigo Pacheco Avilés, al que la cervantista identifica como “posible trasunto de don Quijote” (el personaje real en el que pudo inspirarse Cervantes para su ‘caballero de la triste figura’). El propio Pacheco aparece retratado junto a su hermana Magdalena bajo la imagen de la virgen. Y resulta curiosa la analogía entre Don Quijote y la leyenda que aparece en la parte baja de la pintura, con la que Cervantes describía la locura del hidalgo: “Del poco dormir y del mucho leer se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio”. Es también “interesante” la coincidencia en la fecha del cuadro exvoto, año 1601, con la publicación de la primera parte de la obra cervantina, 1605.
Parte de su investigación se acaba de reeditar, en formato libro, con algunas actualizaciones y con el título ‘La dama del cuadro exvoto de don Rodrigo Pacheco’ (Ediciones C&G, 2021) que ya va por la segunda edición. El texto corresponde al discurso de ingreso de Pilar Serrano, en el año 2015, en el Instituto de Estudios Manchegos, que forma parte del CSIC.
La enigmática Magdalena Pacheco Avilés
La dama del cuadro en cuestión era Magdalena Pacheco Avilés, una hidalga del siglo XVII retratada junto a su hermano Rodrigo y que actualmente puede verse en la iglesia de Argamasilla de Alba (Ciudad Real). La pintura es lo único que queda de un retablo más grande que fue quemado durante la guerra civil española.
“Según la creencia popular, fue la protagonista de la tradición oral sostenida en Argamasilla de Alba durante siglos, coincidente a su vez con el piropo que al parecer dijo Cervantes a una dama de la localidad a la salida de la Iglesia; motivo por el cual, ofendidos los alcaldes y regidores que en esas fechas gobernaban el municipio por atreverse a piropear a una dama de prosapia (…), decidieron, y porque en esas fechas no había cárcel pública en la villa, encerrar al autor de don Quijote en la casa o cueva del regidor Medrano”, relata Pilar Serrano en su investigación.
La escritora reconoce que “no hay evidencias científicas” sobre esta cuestión y recuerda que hay quienes apuntan que Cervantes nunca estuvo en Argamasilla de Alba. “Yo saco la conclusión de que fue posible”.
Y es que, argumenta la investigadora, Miguel de Cervantes viajó a Esquivias (Toledo) en 1584 para entrevistarse con Juana Gaitán, la viuda de su amigo el poeta Pedro Laínez, junto al que había combatido en Lepanto. Quería publicar su obra póstuma, el ‘Cancionero’.
“Fue el mentor de Cervantes, el que realmente le animó a escribir. En ese viaje se encontró con que la viuda se había vuelto a casar con Diego de Hondaro. Este señor es el que introdujo a Cervantes en el oficio de recaudador. Existen documentos que dicen que ambos viajaron juntos y lo hicieron a Argamasilla”. Es solo un ejemplo del vínculo de Cervantes con este municipio en el que vivía una rama “bastarda” de la familia Pacheco.
La investigadora asegura que su intención es “dar a conocer una serie de hechos históricos que ocurren en esa época” y lo hace a través de las relaciones familiares entre las distintas ramas de los Pacheco que, en la hoy Castilla-La Mancha, se habían instalado en Toledo, Cuenca, Belmonte, San Clemente, Illescas, Alarcón, El Pedernoso, La Alberca o Villaescusa de Haro, entre otros lugares.
“Todos buscaban encumbrarse”, dice la investigadora. Una relevancia social que venía determinada, por ejemplo, por la construcción de capillas en las iglesias con el hombre de la familia.
“Los Pacheco tenían familiares en Illescas, cerca de Esquivias. Era una familia muy extendida y había mucha relación entre ellos. El hermano de Magdalena ofreció a la Virgen de la Caridad de Illescas, considerada como milagrosa, una lámpara de plata y el cuadro del que hablamos para que le curase un dolor en el cerebro… Es todo tan evidente”.
De ahí que la escritora se pregunte si “¿acaso es de extrañar que Cervantes que vivía a dos leguas de Illescas no conociera a esta familia tan poderosa? ¡Estuvo toda la vida buscando quien le publicase cosas!”, asevera.
El cuadro que Izquierda Republicana protegió durante la guerra civil
El Ayuntamiento de Argamasilla de Alba protegió el cuadro durante la guerra civil. No en vano, es en la Cueva de Medrano donde se cree que Cervantes comenzó a escribir ‘El Quijote’.
Una leyenda (cierta o no) enraizada en la cultura de este municipio hasta el punto que en la sesión extraordinaria del Pleno con fecha 31 de diciembre de 1936, en plena guerra civil, un documento refleja cómo el alcalde de la época da cuenta a la Corporación municipal de un escrito que se aprobó posteriormente “presentado por Izquierda Republicana solicitando no se deje salir de esta población el cuadro recogido en la Iglesia de esta villa, el que en su leyenda elocuentemente muestra cual fue la inspiración de Cervantes para llevar el carácter de don Quijote a su obra magna; como asimismo se interese al Ministerio de Instrucción Pública, se declare Monumento Nacional la casa que fue presidio del inmortal Cervantes”.
El cuadro llegó a formar parte en el año 2005, de una exposición en el Centro Cultural de la Villa de Madrid bajo el título ‘El mundo que vivió Cervantes’ con motivo del IV Centenario de la I parte del Quijote, a petición de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, dependiente del Ministerio de Cultura.
La mujer del siglo XVII que pidió construir una escuela de Gramática para los vecinos
¿Quién era Magdalena Pacheco Avilés? Con la publicación, Pilar Serrano de Menchén también quiere visibilizar el papel jugado por esta mujer de la que dice que “tenía un carácter muy independiente, teniendo en cuenta la época, claro”.
Era un tiempo en el que “las mujeres estaban supeditadas a los padres y las casaban con quien convenía a la familia. Sobre todo, en las familias de los llamados pre hidalgos, que buscaban así mejorar su posición social y consolidar su título para no pagar impuestos. Era uno de los beneficios además de acceder a cierto espacio social”.
El caso de Magdalena, cree la autora, es notable porque en su segundo testamento, que data de 1622, “decide nada más y nada menos que dejar dinero a un sacerdote para que fundara en Argamasilla una escuela y enseñar Gramática a los vecinos. ¿En un pueblo perdido y lejos de la Corte? ¿Qué influencia había tenido esta mujer para hacerlo? Las hidalgas no sabían leer y mal firmaban. ¿Por qué fue borrada del árbol genealógico? Para mí ha sido un descubrimiento”.
Las incógnitas son muchas en torno a su figura. Y es que apenas conocemos datos de esta mujer “que pidió ser enterrada con el hábito de la Orden San Francisco. Igual que Cervantes”. Para Pilar Serrano es un “auténtico puzle” que, reconoce, “apenas arroja un poco de luz sobre lo que pudo ser. Creo que pudo tener mucho más protagonismo o al menos aspirar a tenerlo”.