Historia de un pueblo manchego en los albores de la Guerra Civil

¿Cómo fueron los años inmediatamente anteriores a la Guerra Civil en La Mancha? ¿Cómo influyó la II República española en esta zona en la que no triunfó el alzamiento de Franco de 1936?

 ‘República y Guerra Civil. Manzanares 1931-1939’, de Antonio Bermúdez, se adentra en los pormenores de lo que ocurría en ‘un lugar de La Mancha’ que bien pudiera haber sido otro del entorno, caracterizado en el primer tercio del siglo XX por una economía fundamentalmente agraria, con grandes dosis de desigualdad social.

Este profesor jubilado (impartía análisis químico e instrumental en el IES ‘Maimónides’ de Córdoba) es un apasionado de la historia y de su pueblo natal, Manzanares (Ciudad Real). Como  historiador local ha publicado cinco libros, además de artículos de investigación histórica y es el  impulsor de las Jornadas  ‘Manzanares Medieval’ que rememoran la fundación del municipio, allá por el siglo XIII.

El libro que publicó hace ahora casi tres décadas vuelve a la actualidad tras una segunda edición corregida, aumentada y en versión digital correspondiente al periodo republicano anterior a la guerra, es decir desde 1931 a 1935. Está disponible en la web del Centro de Estudios de la Universidad de Castilla-La Mancha.

El libro fue escrito en 1991 en una España preocupada por los atentados de ETA (la banda terrorista hirió a Irene Villa y a su madre con una bomba lapa) y convulsa en lo político con episodios como la dimisión del vicepresidente del gobierno Alfonso Guerra, arrastrado por los escándalos en plena preparación de la Expo de Sevilla del 92. Estados Unidos bombardeaba Badgad iniciando la Guerra del Golfo, mientras  en  Castilla-La  Mancha arrancaba la tercera legislatura, con José Bono como presidente.

El contexto social y político era muy diferente al de ahora, tanto en España como en Castilla-La Mancha pero Antonio Bermúdez decidió poner el foco en un aspecto de la historia del país del que poco se hablaba entonces. “Sí, en la provincia de Ciudad Real fui pionero en estudiar este periodo histórico”, reconoce.

El seminario ‘La guerra desde la paz’ celebrado en Córdoba en 1986 le impulsó a querer ahondar en lo que había pasado en Manzanares entre  1931 y 1939 donde con la  llegada de la II República se generaron “altas expectativas entre los trabajadores” que esperaban más derechos, más justicia social, mejores sueldos…“. Y así fue en sus dos primeros años: se dio un protagonismo al obrero en las relaciones laborales que nunca había tenido porque la burguesía terrateniente había impuesto condiciones de trabajo de sol a sol. Eso se moduló”.

“Se alteró el costumbrismo de tener a la gente explotada, trabajando sin horas y sin derechos.  La República viene a reconocer derechos como la jornada de ocho horas y eso choca con esa burguesía que se cree con un poder onnímodo. En muchos casos, se opusieron incumpliendo las leyes, de manera bastante cerril”.

“Los trabajadores querían reformas muy rápidas, los que pasaban hambre no podían esperar pero la República debía hacer los cambios desde la legalidad y necesitaba tiempo”, dice el historiador y algunos derechos recién adquiridos no durarían en una etapa republicana corta e inestable en la que se llegó a producir un intento de golpe de Estado, liderada por el general Sanjurjo.

El caso de Manzanares podría ser calcado al de otros municipios manchegos en este periodo. Los avatares políticos y sociales -tanto en el ámbito nacional como en el municipal- afectarían a la población de la época (unos 18.000 habitantes) entre la había unos 400 o 500 parados.  “La tensión era extraordinaria. Era gente que se moría, literalmente, de hambre”, dice Bermúdez.

Décadas después y en un nuevo siglo el paro triplica al de la época con la salvedad, recuerda el historiador, de que “gracias a los sistemas de protección social no se evidencia tanto esa necesidad. Entonces era terrible y se daba la paradoja que el Gobierno municipal que era socialista tenía que recurrir a sus adversarios políticos, que eran esa burguesía terrateniente para que facilitasen empleo”.

Con una economía eminentemente agrícola, los obreros dependían de las campañas de recogida para tener un salario. El boom vinícola ya había llegado a la zona gracias a la filoxera que había arrasado en los viñedos franceses pero solo suponía más trabajo en época de vendimia.   

Por un lado, “Manzanares fue uno de los municipios más beneficiados por la política educativa de la República, para mejorar la enseñanza pública. Por primera vez tuvo un Instituto de Enseñanza Media que se cerró con la llegada del franquismo”, pero por otro se vivía un clima de inestabilidad y excitación social que enfrentaba a burgueses, obreros, monárquicos, anarquistas… “ que desembocaría en un guerra civil.

Comedores de caridad y el periódico que cerró por las presiones políticas

El panorama cultural, a falta de televisión o internet, se animaba sobre todo con el teatro ante el todavía incipiente cine. El historiador destaca como en 1933, los autores de la conocida zarzuela ‘La Rosa del Azafrán’,  Federico Romero, Jacinto Guerrero y Guillermo Fernández Shaw, viajaron a Manzanares para el estreno de su obra. En pleno invierno, se había montado la obra para recaudar fondos (se consiguieron 3.147 pesetas) para paliar la miseria de quienes se veían obligados a acudir al Comedor de Caridad de la época.

Se publicaba entonces un periódico “adelantado a su tiempo”, llamado El Cauterio Social, y que en su línea editorial pretendía “hacer viable la utopía de transformar la sociedad; acabar con las desigualdades e injusticias por medio de la culturización del pueblo y el avance progresivo, desdeñando toda violencia revolucionaria”. Cerró en 1933. “Criticaba a todos los políticos a los que consideraba que estaban en el cargo por afán de poder y no por vocación de servicio”, señala.

“Entre todos hicieron el vacío al periódico y marginaron a su director, presionando cuanto podían para que nadie lo comprase ni hiciera publicidad a través de sus páginas”, escribe el historiador.

La tensión acumulada desde el siglo XIX en el que el autor cree que está el origen de “las dos Españas que todavía colean” eclosionó en 1934, polarizando a la sociedad española y también a esta zona de La Mancha, un fenómeno que se repitió en otros países europeos como Alemania. “El germen de la Guerra Civil española viene de mucho más atrás”.

“Hemos superado gran parte de aquella división social que condujo a la hecatombe”

El segundo volumen del  libro que abarca todo el periodo de la contienda entre 1936 y 1939 está en pleno proceso de revisión, con nuevos datos y fotografías. 95 personas fueron asesinadas en Manzanares tras el alzamiento militar de Franco, que no triunfó en este municipio de Ciudad Real. “Se produjo por razones ideológicas en unos casos y en otros porque eran ellos o los otros. Los grupos de ultraderecha y los falangistas estaban dispuestos a hacer lo mismo si allí hubiera triunfado el alzamiento”.

Esta circunstancia tendría consecuencias al final de la guerra, tras el triunfo de los franquistas. 200 personas de izquierdas fueron fusiladas. “La represión de los militares y del clero fue de tal dureza que posiblemente todavía marca los procesos electorales”.

¿Con qué perspectiva se mira hoy aquel periodo entre 1931 y 1939 en Manzanares? “Creo que es solo historia para la mayoría aunque siga habiendo casos que reivindican con toda justicia recuperar a sus seres queridos. Hemos superado gran parte de aquella división social que condujo a la hecatombe”.

Pero el historiador apunta también al momento actual, y en particular a lo que ocurre en Catalunya, para lamentar “con qué facilidad se nos olvida a qué consecuencias se pueden llegar al no cumplir las leyes o al tirar demasiado de la cuerda. Nos arriesgamos a repetir la historia”.

Reclama abordar la memoria histórica “de manera exquisita” y abunda en la idea de los ‘males’ que siguen acechando a la sociedad española: “Cuando la injusticia social aumenta, la democracia no es tal, no hay verdadera separación de poderes o cuando la riqueza no se reparte correctamente…Son lecciones que debemos trasladar a los jóvenes. Quizá en un lugar como el Valle de los Caídos, pero bien tratado y explicado”.