“El motivo fundamental, el leitmotiv de las termas, es el baño higiénico. Normalmente no tenían baños en casa, excepto la gente que podía permitírselo y tenía el suyo propio. Asociaban mucho el baño a cuestiones de salud, era importante en su filosofía de vida”, así describe el arqueólogo Carmelo Fernández -responsable del proyecto- el edificio termal público hallado en la actual plaza de Amador de los Ríos y que ha sido rehabilitado para su visita.
Seis metros bajo la superficie actual de la calle se sitúan estas termas que forman parte de un conjunto arqueológico de origen romano y medieval, donde han encontrado valiosos tesoros como la escultura del sátiro danzante esculpido en mármol griego, del que ahora se puede ver una replica en este espacio, u otros restos como decoraciones de mármol que están siendo estudiadas para su conservación en el Museo Provincial.
En total, se trata de un conjunto bajo el cruce de las calles Navarro Ledesma y Alfonso X de unos 3.000 metros cuadrados dividido en varias alturas y galerías subterráneas de unos 30 metros de longitud y que, posiblemente, formen parte de un conjunto urbano más amplío situado en la calle de la Plata.
Aunque esta galería fue dada a conocer en febrero del año pasado, la labor que ha llevado a cabo el Consorcio de Toledo se remonta al año 2002, cuando encontró por casualidad estos restos balneares al reformas una vivienda situada en el número 5 de dicha plaza.
Después de casi y año medio de trabajo de rehabilitación y acondicionamiento de este espacio, en el que se ha invertido 383.000 euros, este sábado, 30 de junio, va a abrirse por primera vez al público, de 10.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00 horas por orden de llegada en grupos reducidos con guía autorizado. Además, se podrán visitar todos los jueves por la tarde tras incluir este edificio romano en las rutas de Patrimonio Desconocido.
Balneario imperial
Estas galerías, construidas en los siglos I y II, formaban parte de un balneario romano “imperial”, “de los poquitos que se pueden encontrar en España”, ha apuntado Carmelo Fernández, que, para contextualizar el uso de este espacio, ha explicado en uno de los pasillos interiores donde se quemaba la leña para calentar el agua del Tajo que llegaba a estas termas.
“Normalmente trabajaban hasta la una del mediodía y, quien podía, las horas posteriores las dedicaba al baño, al ocio. Comían, bebían, había espectáculos, recibían un masaje… Además de las grandes termas también había jardines en los que se podía pasear o tomar el sol, donde se encontraban fuentes, estatuas y otros elementos decorativos. Era un centro de recreo. También se hacían negocio y había una serie de dependencias como servicios, tiendas”. destaca el arqueólogo.
En este sentido, subraya que “el que era muy rico venía con sus esclavos y el avituallamiento para el baño y el que era más pobre pues si se tenía que rascar la espalda quizá le tenía que pedir a otro que se la rascara”. “Podía venir cualquiera, era muy democrático. El emperador hacía acto de presencia en las termas romanas, se bañaba y hablaba con la gente. Había un espectro social muy amplío”.
Los vecinos que vivían alrededor de estos espacios se quejaban también del ajetreo que podía vivirse, dice el experto al tiempo que recuerda que “hay anécdotas de Séneca que relatan que había mucho ruido en los baños”.
El uso de estas termas requería de una serie de infraestructuras públicas y se necesitaba una gran cantidad de agua, que en este caso procedía del Tajo, para cambiarla todos los días. Para abastecer de agua de estas termas, se construían unas cisternas que almacenaban el agua que llegaba del río por medio del acueducto romano del que todavía hoy se pueden observar sus restos en la carretera del Valle.
También, precisa el arqueólogo había otra serie de canales subterráneos que evacuaban el agua usada para llevarlas a las cloacas que situadas bajo el suelo donde se encuentra el edificio de Hacienda, en el número 1 de la calle Alfonso X.
A una mayor profundidad de donde se situaban las termas, que se situaban en la superficie de la calle, se encontraban enterrados unos largos pasillos con aperturas desde las que se calentaban las termas quemando leña u otros recursos. “Eran auténtico ingenieros. Lo más difícil era conservar esto, porque donde hay agua y calor se producen muchas condensaciones, por lo que tenían un sistema de doble pared para que el aire caliente circulara por ahí y preservar las paredes de la humedad”, dice Fernández.
Más tesoros por descubrir
“Desde la plaza de Amador de los Ríos a la calle de la Plata hay vestigios aislados que quizá están en conexión con esto. Esto era una galería perimetral por la que circulaba la gente, pero todavía quedan espacios por descubrir. Lo que nos ha sorprendido es la magnitud, y seguro que habría espacios simétricos al otro lado de la calle actual”, asegura el arqueólogo del proyecto que también ha sido llevado a cabo por el arquitecto José Ramón González de la Cal, y otros arqueólogos como Gema Garrido y Alejandro Vicente. La restauradora del mismo es Carolina Peña y la obra ha sido ejecutada por Artectum.
De su lado, el gerente del Consorcio de Toledo, Manuel Santolaya, ha apuntado que han estado negociando durante una década con los propietarios de este inmueble y haciendo una labor “incesante” para llegar a conocer hasta qué punto podía extenderse este complejo arqueológico.
Asimismo, ha destacado que la estatua del del sátiro danzante hallada se trata de una pieza “única en la Península Ibérica y de la que solo existen dos parecidas, una en Roma y otra en Atenas”. Además, ha adelantado que van a seguir firmando más convenios para seguir investigando otros yacimientos de este tipo en el Casco Histórico, tras este trabajo en el que han rehabilitado en adecuar dos niveles de sótanos, uno islámico y otro romano y, además, hemos terminado la rehabilitación del edificio“, ha agregado.
Por su parte, la alcaldesa, Milagros Tolón, durante la visita que ha realizado a estas termas romanas, ha resaltado la importancia de “no solo el descubrimiento de la escultura, sino también los restos del medievo e islámicos, la rehabilitación de vivienda, del patrimonio y la puesta en valor de este espacio”.
“Se une -este conjunto- a ese Toledo romano que es una asignatura pendiente en esta ciudad, y que ahora va poder ser disfrutado por los toledanos y las personas que nos visiten”, ha manifestado Tolón, que no ha cerrado la puerta a aumentar la asignación que concede el Ayuntamiento al Consorcio de la ciudad.