“La cultura corporativa es hoy clave en todas las compañías para atraer y retener talento”. Quien así lo afirma es Inmaculada Catalá Ortuño, Global Head of Culture & Engagement y miembro del Comité Ejecutivo de Talento y Cultura de BBVA a nivel mundial.
La ‘personalidad’ de la organización, su cultura corporativa, puede influir -y mucho- en sus resultados. Mimarla resulta clave y es una apuesta segura.
Valores de liderazgo, diversidad e inclusión, bienestar y sostenibilidad. Son algunas de las máximas bajo las que trabaja el departamento dirigido por esta mujer, ingeniera química de formación, que le dio un giro de 180 grados a su camino laboral. “Me di cuenta de que no era lo mío, pero soy una persona muy práctica y terminé la carrera”.
Su paso por la consultoría estratégica le permitió una visión “global”. Cree que “los conocimientos técnicos son importantes, pero todavía lo es saber gestionar personas que es lo más difícil además de proyectos o iniciativas”. Su liderazgo al frente de proyectos relacionados con el sector de infraestructuras o el hotelero terminó por definir la trayectoria profesional hasta su llegada a BBVA.
“Ayuda tener un buen jefe que te ofrezca oportunidades”. Ha sido gerenta de proyectos en Comunicaciones y jefa de Estrategia y Desarrollo de Soluciones. “Soy feliz conociendo gente nueva e iniciando o creando nuevos proyectos. De mi trayectoria todavía llevo a esa ‘miniconsultora’ allá donde voy”.
Todavía no ha cumplido seis meses al frente del puesto, pero tiene claros los desafíos a corto plazo. Por un lado, explica, “hay un reto profesional para entender el momento en el que vivimos”. En apenas seis meses BBVA ha “oficializado” otra forma de trabajar. “No me refiero solo al hecho de trabajar en casa o en la oficina, sino a trabajar diferente”.
Implantar una cultura de valores homogénea en una organización en la que conviven diferentes nacionalidades y generaciones no es tarea fácil. “Somos 115.000 empleados, con diferentes roles y puntos de partida. Hemos trabajado mucho para definir cómo tienen que ser nuestros líderes y que quienes trabajan desde casa sigan sintiendo los colores”.
Buscar el engagement de los empleados en ese contexto de trabajo es uno de los objetivos primordiales. “Era y sigue siendo un reto. Los trabajadores demandan flexibilidad en horarios o en días, pero no tenemos datos sobre cómo puede repercutir en la motivación y el compromiso o el sentimiento de pertenencia, el hecho de trabajar desde casa”.
Los perfiles ‘fintech’: “No hay suficientes mujeres en el mercado”
Otro de los retos pasa por afrontar la diversidad y la inclusión. “El hecho de dar un paso más, por ejemplo, para que la mujer ocupe puestos directivos. Hemos puesto en marchas muchísimas iniciativas pero tocaba dar un paso más y que el compromiso fuera público”.
Se han cambiado procesos, hay formación específica para la mujer (networking, coaching, mentoring…) y, en definitiva, explica Catalá, “es como confeccionar un menú específico para cada una de las áreas para que la suma de las partes dé el resultado que queremos”.
La directiva pone sobre la mesa algo que dificulta el proceso. La revolución digital y la llegada de las ‘fintech’ -la combinación de empresas financieras y tecnología- hacen necesarios nuevos perfiles ligados, por ejemplo, a las matemáticas y a la ingeniería.
Inmaculada Catalá comenta que “para determinadas áreas técnicas como la de ingeniería no hay suficientes mujeres en el mercado, así que hay que estudiar cómo potenciar a las que tenemos, como guiarlas, con nombres y apellidos. En áreas más feminizadas el diseño de planes es otro. No tienen que ser tan personalizados, pero sí que en determinados escalones se sientan empoderadas”.
“A veces las mujeres se lo creen menos. Eso hay que trabajarlo”, asegura, y además hacerlo desde edades tempranas. “Los analistas dicen que para que una niña opte por una carrera técnica hay que trabajar con ella entre los 5 y los 12 años. Nos hemos aliado con Code.org para fomentar el aprendizaje de la programación y con programas como ‘Quiero ser ingeniera’ ”, promovido por la Universidad de Alicante.
BBVA ha sido reconocida con el Premio 'Empresa Inspiradora' otorgado por Inspiring Girls, por su compromiso con la igualdad de género y su apoyo a programas de divulgación y fomento de referentes femeninas. Cuando le preguntamos su opinión sobre si cree que se ha ‘normalizado’ el protagonismo femenino al frente de puestos de gran responsabilidad ejecutiva en el sector privado, Inmaculada Catalá cree que “se ha avanzado mucho. En BBVA muchísimo. Yo tengo un puesto en el Consejo de Dirección desde hace siete años. He visto avanzar a más mujeres. El año pasado el 53% de las promociones en la organización fueron para mujeres”.
El exceso de reuniones derivado de la pandemia, “asignatura pendiente”
Después está la estela que ha dejado la pandemia de COVID-19. Durante los meses más duros, explica, “hemos multiplicado por dos el número de reuniones”. Con la vuelta a la ‘normalidad’ esa cifra solo se ha reducido en un 10%.
Reconoce que es una “asignatura pendiente” sobre la que se incidirá con nuevas iniciativas a partir de septiembre. “Las conversaciones informales, las llamadas rápidas… Se han terminado convirtiendo en reuniones. Las reuniones entre dos personas han pasado ahora del 30% al 56%. Eso nos afecta. Necesitamos trabajo asíncrono, no podemos estar siempre sincronizados: hay que hacer otros tipos de cosas, y leer o pensar…”
De hecho, reconoce que la pandemia “ha afectado a muchos trabajadores tanto en la parte personal como profesional con los cambios de hábitos, el sufrimiento de la gente, la guerra o la incertidumbre en todas las geografías”.
Asegura que en BBVA “se ha cuidado mucho, hasta el extremo, a los empleados. No hemos planteado la vuelta a las oficinas como obligatoria y estamos viendo diferentes líneas para ser más eficientes para no tener que quedarnos hasta altas horas y para disfrutar de la vida. O la importancia del sueño en la parte psicológica. Hemos de anticiparnos para evitar problemas -como que alguien no pueda más- en los equipos”.
Apuestan por conocer la resiliencia de las personas. “Tenemos varios programas para combatir la ansiedad o el estrés a través de actividades como el yoga, la costura… Se trata de establecer un marco general que se aterrizará en lo local”. Y quizá esa implementación se haga de forma muy diferente. “En México o Turquía tenemos las ‘tardes sin reuniones’, por ejemplo”.
La apuesta por la sostenibilidad
En plena transición ecológica a nivel mundial, BBVA apuesta por la sostenibilidad. BBVA ha fijado objetivos intermedios para descarbonizar su cartera relacionada con industrias intensivas en emisiones de CO2.
“La fijación de estos objetivos para 2030 supone un paso más en nuestro compromiso de ser neutros en emisiones de carbono en 2050. Es también una oportunidad para seguir apoyando a nuestros clientes en su transición sostenible”, declaraba en 2021 el presidente de BBVA, Carlos Torres Vila. “Es una línea estratégica con la que necesitamos que los empleados se sientan más conectados”, comenta Inmaculada Catalá.
La cultura corporativa en BBVA es, en definitiva, una “oportunidad”. Es decir, que “todos los empleados tengan oportunidades de crecer. Que haya igualdad, diversidad y que todo el mundo sume. Que en esta familia quepa todo el mundo”.