Este blog se dedicará a hablar de uno de los fenómenos más incipientes de la actualidad: el mundo seriéfilo. Recomendará, analizará y traerá curiosidades de series de televisión estadounidenses, británicas, europeas y de otros países del mundo.
Estrenada durante la ‘midseason’ de este año, ‘American Crime’ ha sido una de esas joyas que han pasado desapercibidas en el maremágnum televisivo; pero que sin duda estará muy presente -eso espero- en la temporada de premios. Este drama perteneciente a la ABC ha obtenido buenas opiniones en el sector crítico americano, y tiene como creador a John Ridley, ganador del Oscar a mejor guión adaptado por el filme ‘12 años de esclavitud’. Por lo tanto, con estos antecedentes, estamos hablando de una ficción intensa, compleja y muy elaborada.
La primera temporada está compuesta de 11 episodios en la que se resolverá un crimen contextualizado en la pequeña metrópolis de Modesto (California). Así, como ocurre en ‘American Horror Story’ o ‘True Detective’ hablamos de una serie antológica. Este oscuro suceso será caldo de cultivo para escudriñar los distintos estratos raciales, religiosos o políticos, y pintar así un retrato social realista sobre la América profunda. El relato coincide e incide con los graves disturbios y escándalos que ha habido en Estados Unidos, en los últimos tiempos, por disparos de policías a personas de raza negra que han provocado grandes revueltas.
En la pequeña localidad de Modesto se produce un terrible crimen que deja como consecuencias el asesinato de Matt Skokie (Grant Merritt) y la posterior violación y agresión a su mujer, Gwen (Grant Merritt), que queda viva pero en coma. Tras este terrible detonante, la policía detiene a cuatro sospechosos con los consecuentes efectos en ellos y en sus familias. También seremos testigos de las implicaciones emocionales de los familiares de las víctimas. Así, todo estará impregnado de conflictos sociales, religiosos y políticos entre las diferentes comunidades que forman este pueblo.
El asesinato sirve como detonante no para entrar en una investigación policial exhaustiva, sino para inmiscuirnos en un drama social reflejado en las distintas comunidades que forman esta localidad. Se abrirá un relato rico en matices, cargado de realismo y crudeza que deposita en el espectador una compleja carga emocional. No se trata de una historia maniquea ni tramposa, se trata una historia pintada en grises; que se convierte en última instancia en personas que buscan calmar su sufrimiento. Por eso, ‘American Crime’ no es una ficción liviana. Es dura, densa, sombría y difícil. De ahí vienen esos primerísimos primeros planos semi subjetivos en los que la narración no busca mostrarnos la reacción del interlocutor sino, que busca la nuestra, para hacernos cómplices muy íntimos de todo lo que está sucediendo.
La dura lucha a la que se ven enfrentados las víctimas, los sospechosos y los familiares de ambos traerá unas fuertes consecuencias que les cambiarán para siempre. Al ser de comunidades tan distintas la historia se moverá en un conjunto de ideas preconcebidas y de prejuicios raciales, culturales y religiosos. Por lo tanto, los personajes de alguna manera estarán abocados a un inevitable conflicto por sus propias convicciones y por lo que se juegan. Así, el sistema judicial y policial americano quedarán retratados por hacerse eco de las presiones políticas y de los medios de comunicación que jugarán un papel importante a la hora de embarrar el terreno.
El reparto coral trae consigo un arcoíris de interpretaciones de las que destacaría: Felicity Huffman -un emmy ya, por favor-, en el papel de Barb, madre de Matt, un tremendo papelón como madre coraje; y la de Timothy Hutton, Russ, el ex marido de Barb, que no solo se encuentra con el dolor de la muerte de su hijo sino también el reencuentro con su doloroso pasado. Ellos dos consiguen transmitir y trasladar al espectador una sensación por una parte de odio y desazón por las connotaciones racistas de ella, y por otra parte cierta pena por él ya que se encuentra en medio del fuego cruzado. En este lado de la moneda también encontraremos a W. Earl Brown y a Penelope Ann Miller, Tom y Eve, como padres de Gwen.
En el lado de los presuntos asesinos y sus familias: Elvis Nolasco, en el personaje de Carter Nix, persona de raza negra y principal sospechoso del crimen; y Caitlin Gerard, como Aubry Taylor, será la amante y novia de Nix, formando una pareja ‘atípica’ con una gran química que destruye por completo estereotipos. Se trata de un dúo actoral que me ha sorprendido muy gratamente. Destaca igualmente Richard Cabral, como Héctor Taylor, latino sospechoso de facilitar a Carter el crimen. Otro de los actores que dejan un agradable sabor de boca y al que se le va cogiendo empatía a lo largo de la temporada es Johnny Ortiz, como Tony Gutiérrez, joven latino y rebelde que se ve implicado sin querer en el asesinato. Sin duda, es la nota que desafinada en el casting. Y también Benito Martínez, como Alonzo Gutiérrez, padre de Tony, viudo y padre coraje que se ve envuelto en un torbellino de problemas tanto por sus hijos como por su comunidad. Inevitable no acordarse de él por su papeles en ‘The Shield’ o ‘Sons of Anarchy’. Por último destacaría a Regina King, interpretando a Aliyah Shadeed, hermana de Carter, que busca librar a su hermano de la cárcel aunque tenga que echar mano de connotaciones raciales y religiosas, chocando directamente con Barb.
Unos protagonistas de excelsa calidad acompañados de unos grandes secundarios, donde muchos de ellos están abocados al conflicto dando secuencias inmensamente duras y desgarradoras. Aunque al final algún personaje te puede a llegar caer simpático, será tremendamente difícil llegar a empatizar con ellos por la gran rama de defectos que tienen.
La serie busca en todo momento incomodar al espectador, presionarlo y en última instancia rebuscar en su conciencia e instalarse en ella. El montaje es uno de los apartados exquisitos de ‘American Crime’. Aunque puede parecer algo artificioso, es un elemento clave para acercarnos al relato y por lo tanto al sufrimiento de los personajes. En el lenguaje audiovisual estaríamos hablando de un montaje emocional que busca generar en el espectador una puerta sensible en la que asimile e interiorice lo profundo que se le muestra.
Tras un piloto espectacular donde se sientan las bases de una particular y gran dirección, un exquisito montaje, un escueto uso de banda sonora y un reparto coral, ‘American Crime’ es un bocado exquisito y de calidad para cualquier seriéfilo. Eso sí, sin lugar a dudas, no es una serie fácil, pero sí de obligada recomendación.
Al ser un producto antológico, la segunda temporada será una continuación distinta. En España se puede ver a través de Movistar Serie, así que no hay excusa para no echarle un vistazo.
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Este blog se dedicará a hablar de uno de los fenómenos más incipientes de la actualidad: el mundo seriéfilo. Recomendará, analizará y traerá curiosidades de series de televisión estadounidenses, británicas, europeas y de otros países del mundo.