Este blog se dedicará a hablar de uno de los fenómenos más incipientes de la actualidad: el mundo seriéfilo. Recomendará, analizará y traerá curiosidades de series de televisión estadounidenses, británicas, europeas y de otros países del mundo.
La realidad es que la madrugada del 14 al 15 de abril comienza el principio del fin de ‘Juego de Tronos’. Por eso, me aferro al artículo escrito en Vulture con el título “Is Game of Thrones the Last Show We’ll Watch Together? It marks the end of the era of television as an epic, communal journey”, para decir que la televisión cambiará para siempre después de la emisión del final de la adaptación televisiva de George R.R. Martin.
Quizá, la tesis del artículo de Vulture, puede sonar algo exagerada para muchos y acertada para otros, pero es cierto que algo va a cambiar para siempre de manera global cuando finalice a mediados de mayo la octava y última temporada. No solo por el terrible agujero -uno muy grande- que va a dejar ‘Game of Thrones’, sino también, por todo lo que ha rodeado a la serie desde que se emitiera su primer episodio en abril de 2011.
Sí, yo estoy de acuerdo, con el final de ‘Juego de Tronos’ se llegará al final de una era donde la televisión era un “viaje épico y comunitario” como marca Matt Zoller Seitz en su post. Ni siquiera el fenómeno ‘Lost’ llegó a ser tan importante -y lo fue- como lo es ‘Game of Thrones’ a nivel mundial. La clave es que estos fenómenos -como otros: ‘Los Soprano’, ‘Fringe’, 'Mad Men', ‘Battlestar Galactica’, ‘The Leftovers’ o ‘Dexter’, entre otros-, de alguna manera, se convertían en catarsis colectivas -algunos de estos amplificados y espoleados, en los últimos años, por las redes sociales-.
Soy un romántico o quizás me estoy haciendo viejo, pero, en cierta manera me siguen gustando las series de televisión que emiten de manera semanal ya que, en fondo y forma, fueron concebidas así. La “vieja” televisión y la era del viaje colectivo -tal como estaba concebido hasta ahora- quizá llegue a su fin junto con ‘Juego de Tronos’. Un cambio de paradigma debido a la irrupción en la cotidianidad de los hogares de servicios como Netflix o Prime Video.
Las series siguen -y seguirán- siendo un fenómeno de gran repercusión a escala global, pero con una experiencia menos comunitaria. Por eso, el agujero que dejará ‘Juego de Tronos’ está mucho más allá de la historia creada por George R.R. Martin y lleva a la televisión por David Benioff y D. B. Weiss. La visión no es catastrofista porque, es cierto, que vienen proyectos con mucho renombre como ‘Watchmen’, ‘The Witcher’ o la serie de ‘El Señor de los Anillos’. Aspirante a llenar ese hueco, pero creo que será difícil que sea algo remotamente igual que con ‘Game of Thrones’.
El nuevo paradigma -la era del maratón y del fast food-, hasta un punto, ha hecho qué ver serie de televisión se convierta en un sentimiento más individual, instantáneo y frío: el primero, porque cada vez se da menos esa sensación de estar viviendo esa experiencia religiosa junto a millones de personas -a la vez-; el segundo, porque el debate -de la gran mayoría de las series- se ha vuelto instantáneo, efímero y breve sin apenas tiempo para el disfrute y comentarios con amigos, compañeros, tuiteros y familiares; y, por último, se ha perdido la calidez y emoción que ofrecía el paraguas de la euforia y de la catarsis colectiva debido a lo anteriormente mencionado.
El mundo está cambiando y la forma de consumir series ya ha cambiado -o se encuentra en proceso de cambio-. Quizá ‘Juego de Tronos’ sea la última en su especie -espero que no-, pero será muy difícil que otra ficción provoque a nivel mundial y colectivo lo que ha hecho esta serie. Porque cuando vemos un capítulo de ‘Game of Thrones’ sentimos internamente que lo estamos viviendo, sufriendo, llorando y riendo junto a millones de personas en ese mismo instante y que, con el paso de las temporadas y episodios, se convierte en un viaje alucinante -“juntos” de la mano- hacia el final.
Por eso, todavía me resisto a no disfrutar de las series que se emiten semana a semana y, sobre todo, disfruto de esa experiencia con las series españolas tanto a nivel de comentar el capítulo en directo en redes sociales como la conversación del día después. No digo que ver series en Netflix o Amazon sea malo, pero quiero pensar que se pierde una pequeña -o grande-, parte de esa experiencia que tenían antaño las series.
La nostalgia, tan de moda últimamente, se apodera esta semana del artículo en una realidad seriéfila que se sentirá muy y mucho a partir del final de ‘Juego de Tronos’. El final de una era, el final de la catarsis colectiva. Solo el tiempo dirá si tengo razón. ¿Estáis preparados para despediros de Tyrion, Daenerys, Jon, Jaime, Cersei, Bran, Arya, Sansa y Cía? Yo, no.
¡Hielo o fuego! ¡Qué comience la guerra!
La realidad es que la madrugada del 14 al 15 de abril comienza el principio del fin de ‘Juego de Tronos’. Por eso, me aferro al artículo escrito en Vulture con el título “Is Game of Thrones the Last Show We’ll Watch Together? It marks the end of the era of television as an epic, communal journey”, para decir que la televisión cambiará para siempre después de la emisión del final de la adaptación televisiva de George R.R. Martin.
Quizá, la tesis del artículo de Vulture, puede sonar algo exagerada para muchos y acertada para otros, pero es cierto que algo va a cambiar para siempre de manera global cuando finalice a mediados de mayo la octava y última temporada. No solo por el terrible agujero -uno muy grande- que va a dejar ‘Game of Thrones’, sino también, por todo lo que ha rodeado a la serie desde que se emitiera su primer episodio en abril de 2011.