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Lourdes Gómez: “Nuestro papel es fundamental para mostrar a futuras investigadoras que hay un campo para ellas”

Catedrática e investigadora senior de la Universidad de Castilla-La Mancha, Lourdes Gómez Gómez afirma que la ciencia ha sido una “constante” en su casa y en su vida. “Siempre hemos sentido curiosidad por la naturaleza”, señala. La científica se doctoró en Desarrollo y Senescencia Vegetal en el Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Ciencias Biológicas en Valencia y fue parte del laboratorio del profesor Thomas Boller en Suiza. En 2001 se trasladó a la UCLM para estudiar el metabolismo de carotenoides en azafrán y en 2003 obtuvo un contrato Ramón y Cajal .

“Desde pequeños, hemos salido mucho al campo con mis padres, que nos han mostrado lo excitante que resulta encontrar y descubrir cosas. Nos han gustado los animales, las plantas, los fósiles, todo. Para mi estudiar Biología fue como continuar de mayor con una afición que tenía desde pequeña”, recuerda. Durante los primeros años de su carrera de pregrado tuvo profesoras “fantásticas” que le descubrieron el mundo de la biología molecular, un incentivo que finalmente le llevó a comenzar su carrera como investigadora.

“Desde que me matriculé en la carrera tenía claro que yo quería ser investigadora, aprender, y descubrir nuevas cosas. Sabía que para conseguirlo tenía que estudiar mucho desde el primer momento, pues estar entre las primeras era lo que me permitiría entrar en una carrera investigadora. Al igual que ahora, no son muchas las convocatorias que permiten conseguir una financiación para la formación tanto predoctoral como postdoctoral, por eso había que ir a por ellas”, recuerda.

Evolución

Su carrera ha ido evolucionando “conforme lo ha hecho la ciencia” y también la tecnología. Ahora trabaja en la biotecnología vegetal, un campo muy amplio que incluye la generación de plantas que produzcan metabolitos de alto valor farmacológico y nutricional. Para llevar a cabo en este trabajo, estudia las vías que las plantas utilizan para generar estos compuestos, para luego introducirlas en especies vegetales de fácil cultivo y alto rendimiento.

“Como cualquier otro campo científico, la biotecnología vegetal no es una cuestión de género, pero es muy importante tener a mujeres y a hombres implicados en estos estudios, todos podemos aportar distintas visiones y soluciones. Cuanta mayor sea la diversidad mayores serán la distintas aproximaciones y soluciones que logremos a través de la biotecnología vegetal”, asegura.

Actualmente tiene dos proyectos en marcha, financiados en “competitivas” convocatorias, tanto a niel nacional como regional. El más importante, está centrado en la producción de crocinas, los pigmentos responsables del color del azafrán en plantas solanáceas como por ejemplo el tomate. “Hemos conseguido producir plantas que producen tomates con altas concentraciones de crocinas. Los extractos de estos tomates los hemos empleado para conocer su efectividad frente a enfermedades como el Alzheimer, o el glioma, y los primeros resultados que hemos obtenido nos han permitido diseñar nuevos experimentos que nos lleven hacia su uso potencial en humanos”, explica. Por otro lado, está buscando nuevos metabolitos y su producción en las plantas, porque pueden tener un “enorme potencial” en el tratamiento de distintas enfermedades.

Es en este sentido en el que quiere seguir trabajando en el futuro, siempre introduciendo y desarrollando nuevas tecnologías y estrategias que “nos permitan sacra más partido a nuestros estudios”.

El papel de la mujer en la ciencia

“Dentro del ambiente investigador en el que desarrollo mi actividad son muchas las investigadoras de alto nivel que tenemos en nuestro país y fuera de España”, resalta Gómez. Su papel “es fundamental para mostrar a futuras investigadoras que hay un campo para ellas en el que pueden desarrollar su carrera investigadora y sus proyectos sin sentirse una minoría”. En este sentido, destaca que no se trata de un ambiente “acotado a los hombres” y resalta que hay “muchas oportunidades”.

“A pesar de esto, aún tenemos mucho que avanzar, puesto que poniendo un ejemplo, a pesar del elevado número de investigadoras, son pocas las mujeres que están como editoras principales en las revistas de investigación de alto nivel en las que se publican los resultados de nuestras investigaciones. Estamos hablando del top de la ciencia y ahí aún tenemos que luchar por la equidad”, afirma.

Y es que, describe, la situación puede ser más igualitaria en niveles “más bajos” de la carrera investigadora, con un mayor número de mujeres estudiando. “Cuando nos fijamos en quienes son lo que dentro de la carrera investigadora ocupan los puestos más altos, estamos en minoría”, resalta. Pero, también advierte de que se trata de una generación diferente a la de ahora. “Ahora empieza a haber un cambio, que seremos capaces de apreciar conforme pasen los años, al fin y al cabo las nuevas generaciones son cada vez más conscientes de la igualdad de hombres y mujeres”, afirma.

Eso sí, resalta que hay situaciones como la de ser madre que pueden suponer una parada en la carrera. “Es difícil querer dedicarte al cuidado de los hijos pequeños y compaginar la investigación, sobre todo cuando tienes proyectos que desarrollar y gente a la que atender”, reflexiona. Sin embargo, también apunta a que depende “mucho” del grupo de investigación con el que se esté trabajando. “He estado en grupos donde no hay obstáculos de ningún tipo y sólo prima tu trabajo, y otros donde hay un claro sesgo sexista, y tengo que decir que los hay tanto fuera como dentro de España”, afirma. Finalmente, su mensaje para las mujeres jóvenes que se planteen una carrera en la ciencia: “Con esfuerzo y entusiasmo por la ciencia se puede llegar a donde se quiera”.

Este artículo está basado en un cuestionario contestado por la doctora Lourdes Gómez