La provincia de Albacete tiene cuatro nuevos y pequeños ‘vecinos’. Se trata de ejemplares de lince ibérico y son los hijos de Quastellana y de Lucero, el tristemente desaparecido macho de tres patas que pereció tras caer en una balsa agrícola.
Nacieron en torno al 15 de marzo. Miguel Fajardo, coordinador provincial del cuerpo de agentes medioambientales en la provincia, explica a elDiarioclm.es que “teníamos muy buenas palpitaciones y ha sido una agradable sorpresa porque el tema de Lucero nos dejó tocados. Lo pasamos muy mal. Este es un trabajo vocacional. Uno de los compañeros que estaba muy cerca de ellos sigue muy afectado”.
El equipo ha seguido muy de cerca a la hembra en los últimos meses desde que descubrieron que tenía “barriguita”. Desapareció durante tres días y esa fue la pista. “Se preparan para el parto y se esconden hasta que los cachorros tienen unos 40 o 45 días. Entonces empiezan a salir tutelados por la madre”. Las primeras imágenes de las crías se captaron el 6 de mayo.
Quastellana fue la primera hembra lince en establecerse en la provincia de Albacete. “Llegó por casualidad, le gustó la zona y se quedó”. Hoy ocupa un amplio territorio al sureste de la provincia, cerca del límite con Alicante y Murcia. Y está muy lejos de la zona donde fueron avistados otros ejemplares en los años 80 del siglo XX. “Lo habitual era verlos en la Sierra de Alcaraz. Se habían instalado cercones, majaneras… para que pudieran establecerse o facilitar su tránsito. Sin embargo, Quastellana apareció en la otra punta de la provincia”.
Fue entonces cuando le buscaron un compañero. Lucero había nacido en el centro La Olivilla, en Jaén. Desde su reintroducción en 2015 en los Montes de Toledo había dejado “amplia representación genética”: 21 cachorros, en ocho camadas. Un atropello en 2019 obligó a su traslado al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre 'El Chaparrillo', en Ciudad Real, donde después de dos años logró rehabilitarse gracias a los fondos propios de la Junta de Castilla-La Mancha, a través de la Consejería de Desarrollo Sostenible.
El atropello le había provocado una lesión neurológica y afectó a su pata delantera izquierda: el animal tenía una parálisis del nervio radial. Hubo que amputar y pese al mal pronóstico se recuperó para ‘viajar’ hasta Albacete.
“Se le dio una segunda oportunidad y cuando fue soltado en noviembre de 2021 en Albacete se le veía feliz en el campo, a pesar de su problema. Estaba muy integrado y lo tenía todo fácil: mucho conejo y mucha protección. Seguro que estaba disfrutando de una segunda juventud”.
Lucero cayó en una balsa de riego y se ahogó en febrero de este año. “Fue un desgraciado accidente” que ahora, de alguna manera, se ve compensado con su descendencia.
Los agentes medioambientales hacen un seguimiento diario a la familia felina. “Están muy bien”, asegura Miguel Fajardo, pero advierte que para la madre “es un momento delicado en el que necesita mucha tranquilidad para sacar adelante a esta camada tan grande que hay que cuidar y alimentar”.
Los cachorros terminarán colonizando nuevos territorios. “Con la gran presencia de conejos que hay lo tendrán fácil para seguir reproduciéndose. Sabemos que están trabajando también en muchas provincias, en toda la zona mediterránea, para su recuperación”. La primavera ha llegado a Albacete con buenas noticias. “Los nidos de águila imperial también están proliferando”.
Ahora, dice Fajardo, “hay que incidir en la labor informativa con cazadores, ganaderos, agricultores y ciudadanía en general. Hay muchos peligros. Entre todos tenemos que cuidarlos”.