Los representantes más significativos por la lucha contra la privatización, o gestión público-privada, de las aguas en la localidad creen firmemente en que, a pesar de que finalmente el Referéndum popular no fue aceptado por el pleno, todas las movilizaciones la semana pasada fueron un éxito rotundo, ya que se logró algo muy importante: despertar a la población contra la privatización y la difusión de un conflicto que implica, finalmente, a toda la región. Consideran también que se ha desenmascarado a un Gobierno Municipal, y de la falta de apoyo que recibe, no sólo de los concejales, sino del pueblo entero. Aseguran también que la lucha para que el agua se mantenga en manos públicas, porque para ellos “prevalecen los ciudadanos”. Mantendrán también las concentraciones ciudadanas de los viernes por la tarde, empezando este viernes 28 de febrero, porque consideran que un apoyo popular tan rotundo debe seguir demostrándose. La Plataforma afirma que se ha dado un ejemplo de ciudadanía con estas movilizaciones, que discurrieron siempre a través de cauces pacíficos, democráticos y participativos.
Las dudas respecto a la legalidad de la votación
La Ley 7/1985 que regula las Bases del Régimen Local explica en el artículo 47.2 que se requiere el voto favorable de la mayoría absoluta del número legal de miembros de la corporación para adoptar acuerdos de una concesión de bienes o servicios por más de cinco años, si su cuantía excede del 20 por ciento de los recursos ordinarios del presupuesto. La ausencia del Concejal de Ciudadanos por Alcázar, Benedicto Úbeda, hace que la legalidad de la votación se haya puesto en duda por este colectivo y otros, como el Grupo Municipal de Izquierda Unida de la localidad, que no consideran que el voto de calidad del Alcalde pueda desempatar la situación. Úbeda señaló que su decisión de dimitir como concejal no fue consecuencia de ninguna presión política y que se va “con la conciencia tranquila”.
Muchos a quien agradecer
Cuatro días duró el encierro de los entre 20 y 30 miembros de la Plataforma. Falta de calefacción, prohibiciones de agua y comida, difícil acceso a elementos de higiene e incluso oposición al acceso de asistencia sanitaria al recinto no fueron capaces de mermar los ánimos de los encerrados. “Era fundamental el oír los gritos de miles de voces en la calle dándonos ánimos”, expresa unos de los portavoces de la Plataforma Juan Barrilero. “Sin ese aliento esto se habría puesto muy difícil, porque llegaron a usar bridas para bloquear las salidas de emergencia”, finaliza. El encierro se consideró una acción inevitable ante la falta de respuestas a un movimiento ciudadano masivo por parte del Ayuntamiento: “No pensábamos que once concejales fueran a oponerse a la voluntad de once mil vecinos”, finaliza Juan Garrido, portavoz de la Plataforma.