Más de medio millón de mujeres podrán acceder al programa de detección de cáncer de cérvix

Dos medidas relacionadas con el área de la oncología y una con la diabetes infantil se aprobaron en el último Consejo de Gobierno celebrado este martes en Castilla-La Mancha. La primera de ellas será un programa de detección precoz de cáncer de cerviz, un tema de “especial” preocupación para la Consejería de Sanidad que lidera Jesús Fernández. Fernández recordó que ya están en marcha dos programas relacionados con el cáncer de mama y de colón.

El cáncer de cérvix es una de las enfermedades oncológicas “con mayor índice de mortalidad” y en ello recae la importancia de detectarlo lo antes posible, explicó el consejero. Serán las mujeres entre 25 y 65 años las que recibirán la notificación para unirse al programa, aproximadamente unas 525.000 en Castilla-La Mancha. El programa se pondrá en marcha el próximo 15 de diciembre y su coste dependerá de cuántas pacientes quieran adherirse al mismo.

“Nos convertimos en un agente activo, y vamos a ir a buscar el cáncer de cérvix si estuviese”, explicó Fernández. Se trata de una prueba de citología habitual que tendrá un tratamiento en un “laboratorio oportuno”. En el caso del cáncer de mama, se va a poner en marcha test genómico para la determinación del tipo de cáncer que sufre o ha sufrido la mujer y establecer así si deberá ser sometida a quimioterapia después de ser operada.

Este programa se ha esto se ha llevado a cabo junto a la sociedad castellano-manchega de Oncología, que han decidido “cuándo se podía poner en marcha” después de la aprobación de los presupuestos. Se iniciará el próximo 14 de septiembre y cualquier persona que haya sufrido cáncer de mama y esté pendiente de su tratamiento podrá acogerse al mismo.

Por último, se ha aprobado una medida dirigida a los niños de entre 4 y 17 años que sufran de diabetes tipo 1. Jesús Fernández ha explicado que estos pacientes podrán acceder “sin coste alguno” a los Sistemas de Monitorización Continua de Glucosa a través de parches y sin necesidad de pincharse o sacar sangre. Esta medida busca obtener unas determinaciones “lo más exactas posible” para que el paciente decida junto a los profesionales de la salud cómo ponerse la glucosa. Cada parche tendrá un coste de unos 1.400 euros por paciente por año.