“La minería debe ser compatible con el respeto al medio ambiente”

‘Recuperación ambiental de suelos degradados: el caso de los suelos afectados por procesos mineros’. Este es el título del curso de verano, dirigido a estudiantes de titulaciones relacionadas con Ciencias de la Tierra y Agronomía así como a profesionales de éstas que la Universidad de Castilla-La Mancha ofrecerá los días 26 y 27 de junio. Se trata de la primera vez que la institución ofrece este curso que explica las posibilidades de recuperación de los suelos de áreas afectadas por procesos industriales en general, y por procesos mineros en particular.

El curso surge de una iniciativa conjunta de profesores de la Escuela de Ingeniería Minera e Industrial de Almadén y la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Ciudad Real. “Estamos trabajando conjuntamente en aspectos relacionados con la biogeoquímica del suelo, que se centra, entre otros aspectos, en el estudio de las interacciones entre las plantas y el suelo sobre el que viven”, explica Pablo Higueras Higueras, catedrático de la Universidad regional y codirector del curso.

Según explica el codirector del curso, si comparamos la superficie de suelos afectados por procesos mineros con la superficie afectada por otros procesos humanos es insignificante. “Pensemos en la superficie que ocupan las ciudades, los polígonos industriales, las explotaciones agrarias, los grandes vertederos de residuos que, aunque no seamos tan conscientes de cómo afectan al medio, lo cierto es que generan una afección mucho mayor que la propia de la minería”.

La “ventaja” de la minería, según Pablo Higueras es que esta afectación es temporal. “Algún día la mina se termina y el terreno recupera su normalidad, lo que no pasa con otros procesos humanos. Por otra parte, y por desgracia, la recuperación completa y adecuada de las zonas mineras ha dejado mucho que desear en el pasado, y hay que reconocer que ello ha generado problemas que hoy día tienen soluciones muy costosas para la sociedad, ya que las empresas mineras del pasado ya no están activas para darles solución”.

En Castilla-La Mancha existen un cierto número de áreas afectadas por minería abandonada. “La minería activa no debe suponer un problema, puesto que debe estar comprometida con la Administración para restaurar los terrenos que están siendo afectados durante el proceso minero. Un buen ejemplo es Almadén: la minería del mercurio ha durado más de 2.000 años, pero la empresa titular de la explotación, Minas de Almadén y Arrayanes S.A., ha hecho una labor de restauración que ha permitido limitar el impacto de las actividades pasadas más importantes y recientes”.

Para el codirector del curso, el peor ejemplo podría ser el de la minería de plomo-plata del Valle de Alcudia-San Quintín, con un “importante” número de explotaciones de mediano tamaño que fueron abandonadas con anterioridad a la promulgación de la “moderna” Ley de Minas, y por tanto quedaron en un estado “que solo se puede calificar de lamentable, afectando a extensas áreas, en mayor o menor grado, y sin control por parte de la Administración”.

Características de los suelos afectados por procesos mineros

La principal característica de un suelo, según Higueras, debe ser su productividad agrícola. “Esta se pierde durante los procesos industriales, que lo compactan, cambian sus propiedades básicas, y a menudo introducen en el mismo sustancias que llamamos potencialmente tóxicas: lo contaminan”. Estos procesos producen, por tanto, una pérdida de la productividad agrícola, y/o introducen el riesgo de generar problemas de salud en la biota que utiliza el suelo, incluyendo el hombre, y genera el riesgo de contaminación derivada del agua, tanto superficial como subterránea.

¿Cómo se lleva a cabo la recuperación ambiental de estos suelos?

Según Pablo Higueras un “excelente” ejemplo de restauración ambiental llevado a cabo en nuestra región es el de la mina de carbón Emma, entre Puertollano y Brazatortas, ya cerrada en estos últimos años. “Aquí la empresa explotadora, Encasur, ha llevado a cabo un procedimiento óptimo de restauración de la zona explotada en continuo, es decir, que a la vez que se abrían frentes hacia Puertollano, hacia Brazatortas se ha ido cerrando el hueco, recuperando los suelos, y generando el valor añadido de un olivar de alta productividad”.

“Es un ejemplo que por desgracia no siempre es aplicable, pero es el ideal, y, sin ánimo de generar ninguna polémica, tengo que decir que es la misma metodología que la empresa Quantum Minería propone aplicar en la explotación de monacita en el este de la provincia de Ciudad Real, pero a una escala muchísimo menor, en cuanto a afectación de la superficie del terreno y subsuelo”, señala el codirector del curso. 

El futuro de los recursos mineros 

“Inevitablemente, el futuro de la humanidad pasa por la explotación de los recursos minerales. Cada vez necesitamos más recursos y más variados, para construir nuestras viviendas, para fabricar nuestros vehículos, ordenadores, teléfonos móviles… Y el incremento de población, la denominada presión demográfica hace perentorias, inmediatas, estas necesidades”, asegura Pablo.

Según explica Higueras, “lo que queremos los que estamos comprometidos con el medio ambiente desde la perspectiva del apoyo a la minería es que ésta se lleve a cabo en unas condiciones compatibles con el medio ambiente. Escribo estas líneas desde Helsinki, donde asisto a un congreso sobre microbiología del suelo, en el que escucho llamadas de alerta sobre el riesgo de pérdida de biodiversidad microbiológica en los suelos afectados por agronomía, por el uso de productos fitosanitarios diversos”.

“Pero escucho también que mis colegas de este sector de la ciencia están realizando esfuerzos muy importantes para solucionar este problema, que pasan por los fitosanitarios, por remediar las propiedades del suelo que se pierden durante su explotación agraria, y que se aplicarán en el futuro, y lo subrayo: sin duda bajo el control de la Administración. Esta es la idea más importante que quiero transmitir: tenemos que reclamar a la Administración su papel de control riguroso de los problemas que la actividad humana produce, en todas sus vertientes. Esta es la clave auténtica del desarrollo futuro”, concluye el codirector del curso.