La gestión cultural que se ha llevado a cabo en el Monasterio de Uclés (Cuenca) le valió el reconocimiento como la “insignia cultural” de Castilla-La Mancha durante 2021. Y esta actividad se pretende mantener. Así lo explica David Pérez, el director de la Fundación Fernándo Núñez y director creativo de la LaLAB, que gestiona las actividades que le han valido, igualmente, el reconocimiento dentro de los 50 proyectos culturales más importantes de España en el año pasado. La próxima gran apuesta: Lux in Tenebris, un festival de música sacra que se presenta como una apuesta vanguardista por la música trascendente. Y lo hará uniendo lo más sacro con las nuevas tecnologías, y apuestas musicales que retoman las tradicionales y las adaptan al siglo XXI.
“La pandemia ha sido bastante fatídica porque estábamos al comienzo de esta nueva aventura de la Fundación, que se creó hace tres años. Pero nuestra actividad no ha parado en este tiempo”, explica Pérez. A pesar de la pandemia, durante 2021, se firmaron tres convenios de colaboración con distintas universidades: la de Salamanca, la de Castilla-La Mancha y la de Alcalá de Henares. Además, están a la espera de firmarlo también con la Universidad de Coimbra.
“Todo esto ha tenido gran importancia a la hora de conseguir este distintivo”, resalta. Durante 2021, se realizó un proyecto en torno a la figura del apóstol Santiago, ya que el edificio es parte de la Orden de Santiago y también para aprovechar la contingencia del Año Xacobeo. 'Cuenca, Uclés, Vía Lactea', fue un repaso sobre la liturgia, sobre todo a nivel musical. “Tecnológicamente supuso un gran avance porque trabajamos también con la Catedral de Cuenca en esta búsqueda de crear un proyecto casi regional”, explica Pérez.
Pero el objetivo realmente es impulsar un proyecto internacional y que trascienda fronteras. En este caso, la iniciativa con la catedral de Cuenca sirvió como un punto de partida, ya que gracias a una conexión satélite se pudo trasladar a todo el mundo. “Nos sirvió para que nos tuvieran en cuenta a la hora de valorar nuestra actividad cultural y también para hacernos candidatos a conseguir el sello de Patrimonio Europeo, que es algo en lo que trabajamos actualmente”, recalca. Esperan que el Ministerio de Turismo considere que la candidatura sea viable y “correcta”.
“Son objetivos ambiciosos, porque tenemos entre manos un lugar que nos da para ello. El nivel monumental es importantísimo”, recalca David Pérez. No sólo eso, sino también el pasado histórico del lugar, como cabeza de la Orden de Santiago, así como el hecho de que ha acogido a jesuitas y agustinos. “Es un gran desconocido de los lugares patrimoniales y atesora una historia absolutamente fascinante. Cada vez que se abre una página, encontramos hilos de historia que dan para películas”, señala.
Por otro lado, el Monasterio es una “gran enciclopedia” de la arquitectura española entre los siglos XII y XVIII. “Es una especie de collage de elementos arquitectónicos”, que le ofrece una importancia “fundamental”, especialmente para reivindicar otro de los objetivos de la Fundación: convertir la “España vaciada” en la “España latente”. La Fundación quiere convertir al Monasterio en “cabeza” del patrimonio y la actividad cultural.
Lux In Tenebris
El próximo mes de abril se celebra una gran apuesta en el camino que quiere iniciar la Fundación: el Festival Lux In Tenebris. Se trata de un evento que celebrará la música sacra y mística entre los días 14 y 17 de abril. “El oficio de las tinieblas tiene su inicio en la tradición romana de la liturgia y que tiene muchos siglos de tradición”, explica Pérez. Aunque se están tomando en cuenta los distintivos tradicionales del siglo XVI, que es cuando se comienza a incluir la música de autor, se han querido añadir toques propios del siglo XXI. “Queremos atraer a quienes, a lo mejor, sienten incluso rechazo antes este tipo de música que ha salido de las liturgias y que se ha metido en conservatorios o auditorios”, recalca.
Por eso, lo que ofrece el festival es un nuevo lenguaje, a través de la música, la iluminación y las nuevas tecnologías, basándose en elementos como los candelabros o las velas. “Esto no era más que un medio de comunicación que se utilizaban entonces”, seña Pérez. Por eso, se ha generado un lenguaje que sea “comprensible” para todo tipo de público. “Es una apuesta vanguardista por la música trascendente”, concluye.