El alcalde de Navas de Estena (Ciudad Real), Isidro Corsino, ha denunciado ante la Guardia Civil los destrozos que han sufrido varias de sus propiedades en este pequeño municipio de unos 300 habitantes en la madrugada del martes.
Por un lado, ha denunciado un incendio que se producía en la malla de brezo que recubre la valla del patio de una casa rural de su propiedad. “Es lo que han quemado y parece que han prendido en dos sitios. No ha sido un descuido”.
El fuego ha afectado también a la zona de la piscina en la que se encuentran las tumbonas, a la zona de duchas y a tres de los cinco árboles de la finca.
“Me avisaron a las seis de la mañana, fui a coger el coche y le habían pegado un meneo en el limpiaparabrisas y en el capó. Fui entonces a usar el de mi mujer y estaba peor. Lo ha hecho alguien muy cabreado”.
El alcalde de Izquierda Unida espera ahora que se investigue la autoría de los hechos tras presentar la denuncia en la vecina localidad de Retuerta del Bullaque acompañado del coordinador regional de la formación, Juan Ramón Crespo, abogado de profesión.
“Agradezco las muestras de solidaridad pero espero que se investigue porque el verano es muy largo y lo volverán a hacer”. De hecho, ya tuvo un episodio similar hace 20 años. Entonces fueron tiros a su casa “que pasaron al lado de mi mujer”. También le destrozaron otro vehículo.
Corsino, médico de profesión que ejerce en el pueblo, cree que “la gente está un poco endemoniada con esto del confinamiento y lo paga con el primero que pasa”.
“Me da vergüenza que pasen estas cosas, pero no vergüenza ajena sino propia. No tengo miedo, ni me da coraje, es que me da vergüenza. No entiendo que pueda pasar en un pueblo tan chico, sin intereses económicos gordos y después de 24 años siendo alcalde sin cobrar un duro”.
El alcalde remarca que “estas cosas pasan en muchos pueblos. Hay un problema grande de seguridad ciudadana en el medio rural. Se está convirtiendo en el Far West” y a eso, en su opinión, se suma “la crispación” del momento.
“No entiendo cómo la gente puede estar tan rebotada con lo que acabamos de pasar con el coronavirus”, pero no atribuye la acción a su gestión en el Ayuntamiento.
“No he abierto la piscina y he restringido la movilidad para que la gente no pasara entre provincias” - su pueblo se sitúa al límite entre Toledo y Ciudad Real y es una de las puertas de entrada al Parque Nacional de Cabañeros- pero sostiene “que no es ese el motivo sino la crispación general, que viene de antes de la pandemia, por la falta de perspectivas en un grupo de población de 15 a 30 años que no sé si es que no saben que hacer en la vida”.