Alrededor de la cuarta parte de las personas acogidas en España por diferentes organizaciones humanitarias, fundaciones y asociaciones huyen de sus países de origen debido a su orientación afectivo-sexual o a su identidad de género. En todos los casos se ha podido comprobar que debido a ello han sido sometidas a tortura, persecución, agresiones y vejaciones públicas y acoso. De hecho, en la mayoría situaciones, esa persecución se ha extendido a sus familiares más inmediatos. Llegar a España y pedir asilo, refugio o protección internacional no es un paso fácil pero tampoco lo es relatar a las autoridades policiales su experiencia. Se genera una “barrera de desconfianza” que desde organizaciones como la Fundación CEPAIM quieren eliminar.
Con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia hemos querido conocer el proyecto que desarrolla esta fundación en Ciudad Real. Allí, los trabajadores y voluntarios han detectado que en un número muy significativo de casos, las torturas y las agresiones han sido ejercidas por la policía de esos países y por miembros de algún estamento oficial o gubernamental. Asimismo, todas ellas han estado amenazadas de muerte en su país, situación que mantienen incluso cuando han llegado a España.
“Un ejemplo es que un número significativo de ellas están en situación de búsqueda por parte de grupos organizados extremistas que persiguen al colectivo LGTBI en los países de origen, pero que tienen ramificaciones en varios países de Europa”, explican desde esta fundación.
“Motivos fundados para desconfiar”
Es un contexto de origen que han visto repetirse en el tiempo y por el que las personas LGTBI asiladas y refugiadas tienen “motivos fundados para desconfiar” de los profesionales que trabajan con ellas desde las entidades sociales especializadas y, con mayor intensidad, de los miembros de la policía. La cuestión es que todos los solicitantes tienen la obligación de mantener una entrevista con la Policía Nacional a fin de que se evalúe su situación y las razones de su huida desde el país de origen. Ahí se determina si se les concede tal condición. Es un requisito imprescindible
“Pero la desconfianza hace que las declaraciones sean contradictorias o no suficientemente detalladas, por miedo. Y esto provoca que muchas de estas declaraciones provoquen una sentencia denegatoria, incluso existiendo pruebas documentales, informes médicos, recortes de prensa, fotografías o cartas de amenaza, que indican clara e irrefutablemente la veracidad de las causas de la huida: pertenecer al colectivo LGTBI”.
El objetivo que se ha marcado en CEPAIM es por tanto “eliminar esas barreras y desconfianzas” para trabajar con estas personas “de manera más apropiada” y facilitarles una mayor seguridad a la hora de iniciar un camino de integración social y laboral, pero también de abordar “con mayores garantías y sin traumas” la obligatoria entrevista con la Policía.
En Ciudad Real, este proyecto ya está en marcha, financiado por la Obra Social “la Caixa”. Están transformando sus instalaciones y poniendo en marcha talleres de formación y participación para que sus espacios sean ‘LGTBI Friendly’, es decir, un entorno “amigable y seguro”, explica el coordinador del centro, Ignacio Gómez Gascón.
La iniciativa cuenta con varias líneas de trabajo. En primer lugar, que el equipo de profesionales y voluntarios reciba una formación específica con claves para el trabajo con personas LGTBI solicitantes de asilo, de manera que se obtengan herramientas para un mejor acompañamiento tanto a ellas como a los y las miembros de la Policía durante el proceso de entrevistas; y un adecuado trabajo en materia de integración socio laboral. Esta parte del proyecto ya está en marcha.
Acompañamiento cercano e inclusivo
A ello se añade la adaptación del centro de trabajo con acciones “que visibilicen que CEPAIM tiene un enfoque cercano e inclusivo” hacia las personas del colectivo LGTBI, y facilitar un acompañamiento técnico que posibilite que todo lo anterior sea “estable y autosostenible”, es decir, que se mantenga en el tiempo con mentorías y visita de evaluación. En este caso, ya se han puesto en marcha las acciones con varias entidades de Madrid como ACNUR. Además, lograr avances en materia de integración socio-laboral de este colectivo, desde la perspectiva de la gestión de la diversidad, también está en el germen del proyecto.
El objetivo es que todo esté listo en unos meses y que incluso en el último trimestre del año se celebren unas jornadas para abrir estos talleres de formación a agentes clave de la ciudad como la policía y el Ayuntamiento, en colaboración con otros colectivos como Cruz Roja. Al final, comenta su coordinador, es una acción “colaborativa y abierta” en aras del bien de todas aquellas personas que “han sufrido mucho, y a las que debemos cuidar y acompañar para que su sufrimiento acabe”.