Los biorresiduos son todos aquellos residuos biodegradables que se producen en jardines, parques, cocinas, restaurantes o incluso del comercio; igualmente, se pueden incluir los que vienen de las plantas de procesado de alimento. Actualmente, este tipo de basura se recoge mezclado con otras, o lo que se llama la “fracción resto”, lo que hace que un parte “significativa” de ellos acabe finalmente en los vertederos. ¿Cuál es el problema de esto? Que se pierden recursos y, además, se produce emisión de metano debido a la degradación de los materiales de manera 'anaeróbica' es decir, sin oxígeno.
Para remediar esta situación, la Junta de Comunidades ha publicado el primer borrador para una Estrategia Regional de Biorresiduos. Actualmente, este documento está abierto a la información pública para presentar las alegaciones que se crean octubre hasta el 24 de octubre, tanto en la sede digital como física del Ejecutivo regional. El documento se guía principalmente por la directiva 2008/98/CE de residuos, en la que se establece un objetivo de preparación para la reutilización y reciclado para los residuos domésticos y comerciales del
50% en 2020.
De este modo, una gestión “adecuada” de los residuos que se vayan generando “puede ser una pieza clave” para alcanzar los objetivos de eliminación y reciclado marcados por la normativa. Esto se refiere, en primer lugar, a la reducción de vertidos y luego también a la calidad y eficiencia de la separación de las distintas fracciones de residuos en las distintas plantas dedicadas a ello.
vertidos, como en lo que contribuya al aumento de la calidad y eficiencia del separado de los deshechos.
En este sentido irá la estrategia regional: en la de reducir los residuos, que es finalmente el objetivo que se ha establecido a nivel europeo, nacional y autonómico. Pero, además, incorporando la recogida selectiva de este tipo de residuos pretende también optimizar la recogida del resto de los deshechos que se producen para mejorar también la “la fracción resto”.
Para ello, el borrador propone unos primeros objetivos, como que antes de diciembre de 2020 se “despliegue” la recogida selectiva de este tipo de desperdicios a nivel municipal, para su tratamiento biológico, en todas las localidades que tengan más de 5.000 habitantes y con un porcentaje de deshechos impropios inferior al 20%. Los deshechos impropios se refieren a aquellos que son depositados en los contenedores que no le corresponden.
Para el 31 de diciembre de 2023, el borrador propone que se “asegure” la implantación “total” de la recogida selectiva de biorresiduos o su reciclaje en el punto de origen, con desechos impropios que no lleguen al 10%. Estos dos plazos se refieren a la recogida selectiva de la basura, pero en cuanto a la “prevención en origen”, la idea es reducir en un 10% los biorresiduos en 2020, en relación a los producidos en 2010. La reducción propuesta para el 2022 es de un 15%. Igualmente, la idea de la Junta de Comunidades, se quiere llegar a la recuperación, reutilización y reciclado de residuos domésticos y comerciales en el 2020 y a un reciclado que llegue al 60% en el 2030.
Igualmente, se establecen los ya conocidos plazos para la reducción de los gases de efecto invernadero, que suponen un 20% entre los años 1990 y 2020, según la directiva europea y, también, la reducción para 2020 de un 10% de estos gases en los sectores difusos, en relación a lo emitido en 2005. Finalmente, se quiere disminuir el total de deshechos urbanos biodegradables y limitarlos en un 10% del total de vertido para el año 2035.
Ley de Economía Circular
La reducción de los deshechos y residuos en la región está también muy vinculada a la futura Ley de Economía Circular, cuyo borrador de anteproyecto saldrá a información pública en las próximas semanas. Se trata de un texto “pionero” en España, que busca formas diferentes en la gestión de los residuos que se generan, y defiende, por otro lado, que los materiales, energía y productos de consumo se mantengan en el mercado el mayor tiempo posible. De esta forma, se quiere reducir al mínimo la generación de residuos.
Dentro del mismo concepto se encuentra el Plan Integrado de Gestión de Residuos de Castilla-La Mancha, una herramienta que incluye la gestión de todos los deshechos en la región. Con su aprobación, mediante decreto, se quería ofrecer un marco de referencia para la correcta administración de ellos. En total, se planea que se destine 24,5 millones de euros entre su aprobación, en 2017, hasta el 2022. La financiación viene desde la Junta de Comunidades y del Fondo Europeo de Desarrollo Regional.