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El Corpus, patrimonio cultural inmaterial

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Evidentemente las celebraciones como las que nos ocupan hoy han tenido una vertiente religiosa pero también social y festiva. Y las celebraciones procesionales del Corpus Christi, como otras muchas otras manifestaciones religiosas, tienen una pervivencia de siglos, con mayor o menor vitalidad.

En los últimos años hemos visto cómo los fieles de nuestra región vuelven a encontrar en este tipo de celebraciones, a través de cofradías y hermandades, cauce de expresión a sus vivencias religiosas a la vez que comparten sociabilidad, y, cómo no, momentos de celebración festiva. Pero también es espectáculo para quienes se sienten atraídos por este tipo de manifestaciones culturales y culturales, y, como no, con una proyección económica, pues el sector turístico y del ocio es hoy uno de los motores más importantes de generación de riqueza y empleo.

Dentro de las competencias institucionales, este tipo de manifestaciones han sido objeto de interés al declararlas de Interés turístico -internacional, nacional o regional- por la Consejería de Economía, Empresas y Empleo, y por la de Cultura en la declaración de Bien de Interés Cultural o Patrimonial por ser patrimonio cultural inmaterial digno de tal calificación. Pero, mientras en el primer caso, favorece a los sectores relacionados con la economía, todo son parabienes, y no requiere ningún compromiso por parte de las entidades organizadoras o patrocinadoras de los eventos. Pero, en caso de ser declarado BIC o BIP, sí precisa de un serio protocolo de conservación y divulgación.

Y ahí viene el problema. Un bien inmaterial debe ser fiel a su génesis y señas de identidad que lo han hecho particular y de interés a lo largo del tiempo, y las nuevas incorporaciones han de sumar, no restar, aquello que lo ha hecho merecedor de la declaración. Están declarados actualmente Bienes de Interés de Cultura Inmaterial un total cinco 'Corpus' en nuestra región: los de Elche de la Sierra (Albacete), Porzuna (Ciudad Real), Valverde de los Arroyos (Guadalajara) y los de Camuñas y Lagartera (Toledo). Y, por la UNESCO, como fiesta Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en el año 2005 la del Patum de Berga (Barcelona), 

Curiosamente, no lo está el que da más fama, junto con el de Granada, a la festividad en España: el de Toledo. El 3 de junio de 2013 el entonces consejero de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Castilla-La Mancha Marcial Marín anunció en Elche de la Sierra que el Ejecutivo regional se proponía declarar la festividad del Corpus Christi Bien de Interés Cultural. Cosa curiosa, pues ocurrencias semejantes se llevaron a cabo por el gobierno de María Dolores Cospedal, declarando BIC a los toros o los patios de Toledo. No sabemos si las presiones de la propia Iglesia católica frenaron el intento.

Lo cierto es que la celebración del Corpus toledano merece la declaración en su vertiente de manifestación de Bien de Interés de Cultural inmaterial, gestionando la propuesta a la UNESCO como fiesta Patrimonio Cultural de la Humanidad, aunque nos tememos que a nivel global las sensibilidades religiosas frenan cualquier declaración en este sentido, pero pocas ciudades presentan en el mundo. No obstante la UNESCO ha declarado Patrimonio de la Humanidad las “Danzas y expresiones asociadas a la festividad del Corpus Christi” en Panamá, los “Diablos Danzantes” en Venezuela o en Polonia “La tradición de los tapices florales para las procesiones del ”Corpus Christi“. Si queremos ser ”Capital europea de la cultura“ debemos de valorar lo que tenemos, valorarlo y ponerlo en valor.

Evidentemente las celebraciones como las que nos ocupan hoy han tenido una vertiente religiosa pero también social y festiva. Y las celebraciones procesionales del Corpus Christi, como otras muchas otras manifestaciones religiosas, tienen una pervivencia de siglos, con mayor o menor vitalidad.

En los últimos años hemos visto cómo los fieles de nuestra región vuelven a encontrar en este tipo de celebraciones, a través de cofradías y hermandades, cauce de expresión a sus vivencias religiosas a la vez que comparten sociabilidad, y, cómo no, momentos de celebración festiva. Pero también es espectáculo para quienes se sienten atraídos por este tipo de manifestaciones culturales y culturales, y, como no, con una proyección económica, pues el sector turístico y del ocio es hoy uno de los motores más importantes de generación de riqueza y empleo.