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Las Naciones Unidas proclamaron el 22 de abril el Día Internacional de la Madre Tierra, con el objetivo de concienciar a la humanidad sobre los problemas generados por la superpoblación, la contaminación, la conservación de la biodiversidad, etcétera.
Nuestro objetivo es la defensa y promoción de los derechos humanos, así como la contribución en la construcción de una sociedad más justa y solidaria. Por ello, valoramos muy positivamente la implementación de ciudades resilientes, inteligentes y adaptadas a las necesidades de todas las personas.
Es preciso destacar el hecho de que el envejecimiento de la población representa uno de los mayores logros de la humanidad. Este fenómeno se está produciendo con mayor rapidez en los países en desarrollo, por lo que resulta fundamental rentabilizar las oportunidades que ofrece esta transición demográfica y las contribuciones que puede aportar a la sociedad una población de mayores con actividad social y económica, una vida saludable y en unas óptimas condiciones de seguridad.
Como se refleja en el último Informe del Defensor del Pueblo (2024), los mayores están sufriendo las consecuencias de una mala gestión de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), especialmente por las entidades bancarias. Esta problemática es especialmente notable en las zonas rurales, donde se evidencia una falta de atención a las necesidades de este segmento de la población. Es imperativo responder de manera inmediata a estas demandas, reconociendo la importancia de garantizar el acceso equitativo y adecuado a las TIC para todas las personas, independientemente de su edad o ubicación geográfica.
En este contexto, resulta necesario recordar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 16 de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas sobre la necesidad de construir sociedades justas, pacíficas e inclusivas que promuevan el desarrollo sostenible e impulsen el estado del derecho a nivel nacional e internacional. Razonadamente, las ciudades inteligentes suponen una nueva forma de gestionar los espacios urbanos con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, especialmente de las personas que presentan dificultades personales y/o sociales, facilitando un contexto más sostenible y eficiente. En consecuencia, las ciudades inteligentes se basan principalmente en la innovación social y organizativa, así como en la sostenibilidad, con un claro compromiso de prácticas sostenibles con tecnologías limpias y renovables que garanticen un mundo mejor. Se demanda utilizar la tecnología para mejorar la calidad de vida de sus habitantes y evitar situaciones como las que se están padeciendo actualmente en el mundo rural.
Desde nuestra perspectiva, resulta fundamental la cooperación entre los diversos barrios de una ciudad y, al tiempo, entre ciudades con contextos similares. En efecto, a través de asociaciones y redes, se pueden compartir inquietudes, necesidades, experiencias, recursos, conocimientos, servicios, etc. Este intercambio facilita el acceso a recursos digitales y contribuye a mejorar la calidad de vida de todas las personas, independientemente de dónde vivan. Además, la asociatividad optimiza el uso de recursos, desde la perspectiva de la sostenibilidad ambiental hasta la resiliencia ante posibles desastres naturales. Razonadamente, la sostenibilidad se plantea como un aspecto imprescindible para implementar proyectos con una gestión eficiente de los recursos que promuevan la equidad, la inclusión y el acceso de todas las personas a servicios comunes, entre los que destacamos la educación y la sanidad.
Fundadamente, las ciudades inteligentes fomentan, desde una perspectiva de futuro, un contexto más verde, utilizando la tecnología gestionada desde un enfoque integral para que las propuestas de futuro produzcan menos impacto ecológico y promuevan la eficacia energética y la conservación de los recursos naturales. Este significativo cambio propugna no solo una inteligente forma de utilizar las tecnologías, sino que apuesta por la incorporación de prácticas sociales, económicas y ambientales sostenibles.
Lógicamente, se precisa un profundo conocimiento de las características sociales y personales de los ciudadanos a los que debe dar respuesta. Esto implica, una colaboración entre los distintos barrios de una ciudad, al ser este un proyecto conjunto de todos los ciudadanos que comparten un espacio físico y que busca establecer una visión de futuro.
En consecuencia, demandamos promover ciudades inteligentes, basadas en la transparencia y el buen gobierno, con instituciones públicas transparentes y responsables, donde se respeten a los derechos humanos. Es crucial que todos los ciudadanos gocen de libertades y condiciones básicas que les permitan vivir con dignidad, independientemente de su edad, lugar de procedencia, sexo o etnia. Por ello, las iniciativas y actuaciones que se efectúen para responder a los retos y optimizar las oportunidades de una creciente población de personas mayores determinarán si la sociedad progresará en derechos y solidaridad. Consecuentemente, solicitamos los cambios precisos para avanzar en la construcción de ciudades inteligentes y promover un planeta verde y sostenible que fomente prácticas medioambientales que respeten y mejoren las condiciones de vida de todas las personas.
Las Naciones Unidas proclamaron el 22 de abril el Día Internacional de la Madre Tierra, con el objetivo de concienciar a la humanidad sobre los problemas generados por la superpoblación, la contaminación, la conservación de la biodiversidad, etcétera.
Nuestro objetivo es la defensa y promoción de los derechos humanos, así como la contribución en la construcción de una sociedad más justa y solidaria. Por ello, valoramos muy positivamente la implementación de ciudades resilientes, inteligentes y adaptadas a las necesidades de todas las personas.