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El futuro está en el tren

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Desde hace algún tiempo, gana las elecciones municipales del Ayuntamiento de Cuenca el partido político que alega como mérito que sus compañeros están en el gobierno de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha.

La sintonía del candidato municipal y el Gobierno regional tiene que ser intensa, hasta el punto que el programa electoral contenga propuestas elaboradas sin tener en cuenta los intereses expresados por los ciudadanos. La aspiración solo debe ser satisfacer a los dirigentes de Toledo.  

Entre los hechos que evidencian esta situación de dependencia jerárquica del gobierno toledano, se podrían citar, entre otras, el proyecto de desmantelamiento del tren y la privatización de terrenos públicos para que la empresa del Toroverde instale un parque de aventuras. 

El plan de destrucción de la línea de ferrocarril Madrid-Cuenca-Valencia (al que llaman 'Por Cuenca') se acordó por una minoría de concejales del Ayuntamiento, yendo en contra de un acuerdo unánime que había adoptado el pleno celebrado el 25 de marzo de 2021. En esa sesión de primavera, toda la representación de la ciudadanía conquense en el Ayuntamiento, acordó solicitar la renovación y modernización de la línea ferroviaria Madrid-Aranjuez-Cuenca-Utiel-Valencia, que había sufrido daños como consecuencia de la tormenta Filomena. Este acuerdo se destruyó por la sumisión del alcalde hacia el Gobierno regional.

El negocio de la inclusión en el programa electoral del proyecto Toroverde es caribeño. Refleja el estilo político de la Junta de Castilla-La Mancha en Cuenca. Manda en la ciudad como si fuera una república bananera. Impone sus decisiones en temas que afectan a bienes públicos, (propiedad de conquenses), de forma poco democrática y prescindiendo de cuáles sean los intereses de la ciudadanía. 

La idea grotesca del “parque temático y un complejo turístico” que destroce la Sierra de Bascuñana, se adoptó después de un viaje a Costa Rica del presidente del Gobierno regional, Page, el alcalde de Cuenca, Dolz, y el presidente de la Diputación, Chana, alejados de la ciudadanía que rechazaba el desmantelamiento de la línea férrea.

Sirvan los hechos relatados como muestra de que quienes tienen atribuida la autoridad en Cuenca carecen de autonomía. Profesan una dependencia jerárquica hacia el Gobierno regional y se presentan a las elecciones municipales para ser fieles gestores de políticas diseñadas por la Junta, al margen del interés de la ciudadanía.

El Gobierno municipal no es capaz de elaborar planes en beneficio del interés general, destinados a promover el desarrollo de la capital sin perjudicar a la provincia. Otras capitales diseñan políticas locales para potenciar el desarrollo endógeno del territorio utilizando al máximo los recursos propios. En Cuenca el progreso consiste en despilfarrar los recursos propios y, como Europa dice que el futuro está en el tren, proyectan la demolición de una línea, cuyo valor estimado podría ser de 9.000 millones de euros.

Desde hace algún tiempo, gana las elecciones municipales del Ayuntamiento de Cuenca el partido político que alega como mérito que sus compañeros están en el gobierno de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha.

La sintonía del candidato municipal y el Gobierno regional tiene que ser intensa, hasta el punto que el programa electoral contenga propuestas elaboradas sin tener en cuenta los intereses expresados por los ciudadanos. La aspiración solo debe ser satisfacer a los dirigentes de Toledo.