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Indignación por la conferencia sobre la División Azul en Albacete

Juan Ocaña – Ex Cónsul Honorario de España

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Me llamo Juan Ocaña, nací en Albacete y fui exiliado clandestinamente a Francia en 1947 para juntarme con mi padre liberado del campo de concentración de Mauthausen. 

El 8 de mayo, la Europa democrática celebró el 76 aniversario de la derrota del nazismo y el final de la Segunda Guerra Mundial rindiendo homenaje a quienes lucharon para librar al mundo de la peor calamidad conocida en la historia de la humanidad.

Pero España es un país en el que exaltar públicamente el franquismo o el fascismo parece ser cosa legal. En el día de hoy no se puede entender cómo una división militar de voluntarios del ejército nazi puede tener un homenaje público. Voluntarios españoles que fueron para apoyar a Hitler como agradecimiento por la ayuda recibida en la Guerra Civil contra el Gobierno legítimo de la Republica Española. 

La actuación de la División Azul fue muy importante en el asedio de Leningrado. Fue una operación de exterminio, un genocidio a gran escala que causó la muerte de mas de un millón y medio de civiles como consecuencia del hambre, el frío y los bombardeos intensos, cuyo objetivo principal era exterminar y aterrorizar a los habitantes de la ciudad.

Este acontecimiento público es una ofensa para las víctimas del franquismo, del nazismo, para todos los españoles que lucharon por la libertad y para los albaceteños muertos en los campos de exterminio, pricipalmente Mauthausen.

Para mí es una indignación personal porque uno de los voluntarios se llamaba Luis Martínez de la Ossa, el médico que en octubre de 1940 mató a mi hermano de tres años por pura venganza, porque mi padre era un oficial republicano encargado de acoger a los brigandistas.

Un homenaje puede tener una forma privada porque en una sociedad democrática la memoria pública debe de estar reservada a esos que han contribuido al la defensa de la humanidad, lo que no es el caso de esta conferencia.

Me llamo Juan Ocaña, nací en Albacete y fui exiliado clandestinamente a Francia en 1947 para juntarme con mi padre liberado del campo de concentración de Mauthausen. 

El 8 de mayo, la Europa democrática celebró el 76 aniversario de la derrota del nazismo y el final de la Segunda Guerra Mundial rindiendo homenaje a quienes lucharon para librar al mundo de la peor calamidad conocida en la historia de la humanidad.