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El futuro como respuesta

Una paradoja es un hecho contrario a la lógica. La paradoja de la enseñanza nos demuestra que, por mucho que uno enseñe lo que sabe, lo que sabe no lo pierde a pesar de entregarlo a una, diez o mil personas. Es más, es posible que enseñando aprenda algo nuevo. Intentemos hacer lo mismo con el dinero, la comida o incluso el tiempo. Nada. No hay manera de que si entregas algo de ello pueda permanecer íntegro en tu cartera o tu carro de la compra. Los conocimientos aprendidos, sí. Y, en muchos casos, a diferencia de la comida y el dinero, durarán toda la vida.

Y es que la vida es la suma de todo aquello que uno aprende a lo largo del tiempo. Cuando leemos una novela o vemos una película en la que los héroes o las heroínas llegan exitosos al desenlace, suele suceder gracias a lo que han ido aprendiendo durante su aventura. La aventura es la vida. Podríamos pensar que el aprendizaje les ha venido solo, que nadie les ha enseñado nada. Pero lo más obvio suele pasar inadvertido.

La enseñanza la encontramos en cualquier lugar, es ubicua, de ahí que parezca que, a veces, no procede de ningún sitio, como el aire. Creemos que aprendemos solos, pero pocas veces ocurre eso. Cuando no aprendemos de la mano de docentes, aprendemos de la familia, o de los amigos, o de los libros, o de la televisión, o caminando por la calle y observando el mundo.

Hoy celebramos el Día de la Enseñanza en Castilla-La Mancha y lo hacemos premiando a personas y entidades de todos los pilares que sustentan la Educación en nuestra comunidad. Es cierto que, cuando pensamos en la Enseñanza, quienes primero nos vienen a la cabeza son los profesores y profesoras. Son el pilar visible del sistema, pero no el único.

Hoy premiamos a los centros, porque son los motores que involucran a todos los actores de una localidad. Premiamos a los Equipos Docentes, porque son quienes intermedian entre la administración y las familias, porque recae sobre ellos el peso de los programas, proyectos e ideas con los que se consigue una educación de calidad. Premiamos al profesorado, porque se encarga de transformar a los chicos y chicas como quien transforma el mármol en escultura, el pigmento en cuadro, el movimiento en danza o la palabra en poema.

Premiamos a quienes están en la trastienda de la Educación, a quienes debemos que todo llegue cuando tiene que llegar y a quien tenga que llegar como si fuera magia. Premiamos a asociaciones e instituciones que, por amor y respeto a la Educación, a nuestra región y a nuestras gentes, colaboran sin pedir nada a cambio. Premiamos las acciones puntuales con las que muchos de los anteriores consiguen zarandearnos con una lección inolvidable mediante una manifestación artística o social.

Y premiamos a los alumnos y a las alumnas, por supuesto, porque cada movimiento que se hace desde la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de Castilla-La Mancha está encaminado a ellos, son origen y fin de la Enseñanza. Muchos de ellos dan un sentido heroico a la voluntad de aprender. Este año, al premiado más joven y a la premiada más mayor, les separan más de setenta años de diferencia. Una vida entera.

Todos ellos, como otros tantos más que no podemos premiar este año, consiguen que el sistema educativo de nuestra región se enriquezca cada curso. Quiero agradecerles el esfuerzo, pequeño o grande, que hacen por la Educación de Castilla-La Mancha. Quizás no veamos los resultados de manera inmediata, porque el aprendizaje es lento, como docente sé que debe estar íntimamente ligado a la paciencia. Pero también la profesión me ha demostrado que siempre hay resultados, porque la paradoja de la enseñanza es verdadera y ahí estará el futuro como respuesta.

Una paradoja es un hecho contrario a la lógica. La paradoja de la enseñanza nos demuestra que, por mucho que uno enseñe lo que sabe, lo que sabe no lo pierde a pesar de entregarlo a una, diez o mil personas. Es más, es posible que enseñando aprenda algo nuevo. Intentemos hacer lo mismo con el dinero, la comida o incluso el tiempo. Nada. No hay manera de que si entregas algo de ello pueda permanecer íntegro en tu cartera o tu carro de la compra. Los conocimientos aprendidos, sí. Y, en muchos casos, a diferencia de la comida y el dinero, durarán toda la vida.

Y es que la vida es la suma de todo aquello que uno aprende a lo largo del tiempo. Cuando leemos una novela o vemos una película en la que los héroes o las heroínas llegan exitosos al desenlace, suele suceder gracias a lo que han ido aprendiendo durante su aventura. La aventura es la vida. Podríamos pensar que el aprendizaje les ha venido solo, que nadie les ha enseñado nada. Pero lo más obvio suele pasar inadvertido.