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Queridos reyes magos:
¡Qué ilusiones, siendo niño, depositadas en cartas que empezaban, siempre, con este encabezado: “Queridos reyes magos…”! ¡Cuántos recuerdos! Cuantos sueños y esperanzas en unas pocas líneas escritas con desorden y caligrafías difíciles de descifrar por los magos de Oriente que, sin embargo, siempre, año tras año, eran capaces de hacer realidad los anhelos de nuestra infancia.
Hoy, los niños y niñas son otros, pero la ilusión y los sueños siguen siendo los mismos. Los magos, que se siguen vistiendo de magos cada noche de Reyes son otros, o, al menos, así nos lo parece. Pero el ritual se cumple con la misma cadencia que el tiempo que transcurre inexorablemente de un año al siguiente.
Decía aquella, ya vieja, canción de Mecano, que cada fin de año “los españolitos (…) hacemos por una vez, algo a la vez”. La noche de reyes es una de esas ocasiones, de las que casi nadie, puede o quiere escaparse.
El ser humano construye mitos y los protege, creando sociedades que sueñan de forma colectiva en un futuro mejor. La noche de reyes que está a punto de llegar es uno de esos mitos en los que se une la sociedad en su conjunto, independientemente del nivel de renta, el territorio, las ideologías o, incluso, por paradójico que pueda parecer, las creencias religiosas.
Me van a permitir, en realidad ya me lo están permitiendo al leer esta columna, que hoy sea más evocador que en ocasiones anteriores, y que, hasta aquí, hayan prevalecido los recuerdos de una infancia ya lejana. Pero no quiero dejar pasar la oportunidad de continuar mi carta para los tres sabios. La de este año. Nos habíamos quedado en el encabezado; ¿recuerdan?
Pues bien, les pido, os pido (ellos puede que también estén leyendo), que el 2024 sea un año de paz, en todos los lugares de nuestro planeta, que se promuevan los acuerdos, la concordia, la tolerancia y el respeto a los seres humanos en todo el mundo, también en nuestro pequeño trocito, España. Que pensemos en los que menos tienen y que se les dé voz. Qué apostemos por la igualdad a través de la educación, la formación o el acceso a la universidad, que se invierta en lo público y en las estructuras sociales que hacen que, dentro de la diversidad, todos seamos iguales. Que se apueste por los mejores para tomar las decisiones que nos afectan, que se valore el mérito y la capacidad como mecanismo para alcanzar una mayor igualdad entre todos los españoles, también en mi tierra, Castilla-La Mancha. Qué se promuevan y se valoren la cultura y el conocimiento, como herramientas imprescindibles para el progreso.
En fin, como ven, mi carta podría ser todavía más larga, pero no quiero quitarles más tiempo, que sé que estos días son de quehaceres ineludibles para todos los reyes magos del mundo que me estáis leyendo.
¡Ah! Una última cosa. Soy consciente de que tenéis mucho trabajo en estos días. Por si no pudierais hacer todo lo que os pido, me comprometo a trabajar para ayudaros a que se cumplan los sueños que os he pedido.
¡Feliz día de Reyes!
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