En los sucesivos informes trimestrales sobre emancipación juvenil que publica el Consejo de la Juventud de España, Castilla-La Mancha siempre aparece entre las comunidades autónomas con peor situación para todos aquellos jóvenes que quieren acceder a una vivienda e independizarse. Sucede lo mismo con el último hecho público, correspondiente al último trimestre de 2016 y donde puede verse la situación de todo el ejercicio anterior. En este caso, el estudio ofrece además una serie de causas que ayudan a comprender una problemática que depende de muchos factores, principalmente el paro juvenil y la ‘subocupación’.
Este organismo destaca, por ejemplo, que a pesar de que esta comunidad autónoma tiene uno de los mercados inmobiliarios más permeables de España, la tasa de emancipación de la población menor de 30 años se encuentra entre las más bajas de España, con una caída del 10,75% en términos interanuales en ese último trimestre, presentando una tasa de emancipación del 17,4%. Se trata de un saldo negativo muy elevado.
La situación resulta aun más sorprendente cuando Castilla-La Mancha presenta una tasa de actividad de la población joven superior a la del conjunto de España. ¿Qué sucede entonces? En el informe lo tienen claro: esa tasa no se corresponde con la de ocupación, que es inferior en casi tres puntos, situando en el 37,4% la tasa de paro de las personas jóvenes, la cuarta más alta del país.
Y si en general la situación de las personas menores de 30 años en la región es complicada, en el caso de las mujeres jóvenes se agrava, con una tasa de ocupación y de desempleo ocho puntos inferior a la de los varones. En ese caso, el Consejo de la Juventud relaciona los datos con la capacidad adquisitiva de la juventud, que también está entre las más bajas del país. El resultado es que aunque la región presente unos de los costes de acceso a la vivienda más baratos del país, “sea imposible para una persona joven en solitario emprender un proyecto emancipatorio”.
En el último trimestre de 2016, el 55,4% de la población joven participaba activamente del mercado laboral, cifra casi un punto superior a la del conjunto de España, a pesar de una caída respecto al año anterior del 1,65%. Pero a pesar de esta tasa de actividad elevada, y de que la población ocupada de 16 a 29 años ha tenido un crecimiento del 3% en términos interanuales en este periodo, la tasa de ocupación de la población joven en Castilla-La Mancha se sitúa en el 34,6% de la población.
Igualmente, aunque esta comunidad autónoma tiene el porcentaje de parcialidad más bajo del país, la tasa de personas subocupadas es sólo ligeramente inferior al de España en su conjunto, un 18%, condicionado por un descenso del 26,35% respecto al año anterior. En total, la subocupación afecta a un 25,1% de las mujeres jóvenes de la región, más del doble que a los varones y casi cuatro puntos por encima de lo que sucede en España.
Otros factores: condiciones laborales y precariedad
Además, existen otros factores. El Consejo de la Juventud explica que en el último trimestre de 2016, hubo una evolución negativa de las condiciones laborales de las personas de 16 a 29 años en la región, con un aumento interanual del 23,26% del número de personas jóvenes sobrecualificadas, alcanzando el 52,6% del total de personas jóvenes ocupadas que no cursa estudios. Y al igual que sucede mensualmente al analizar los datos del paro registrado, hay también un “empeoramiento en la tasa de temporalidad” de la juventud, creciendo el número de contratos temporales un 1,36% respecto al año anterior en este colectivo.
Ni siquiera la ligera subida anual de la capacidad adquisitiva de los jóvenes castellano-manchegos se ha dejado notar. Continúa estando entre las más bajas del país, siendo el salario medio joven el cuarto y el ingreso del hogar joven el tercero más bajos del conjunto de las comunidades autónomas.
Con todas estas variables, apenas supone una ventaja que el mercado inmobiliario de Castilla-La Mancha sea uno de los que menores costes registran de acceso a la vivienda. El Consejo de la Juventud constata que para una persona asalariada joven la compra de una casa representaría un esfuerzo del 38,4% y para un hogar joven del 22,5%. Por ello, mientras que para un hogar joven el acceso a la vivienda es asequible, tanto en régimen de alquiler como de compra, para una persona joven en solitario es “prácticamente inviable”, dado que el coste supera en ambos casos el 30% recomendable de sus ingresos.