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Los peligros de la exposición al amianto: el mesotelioma y el largo periodo de latencia

Una media de entre 40 y 50 casos de pacientes con patologías por exposición al amianto se incorporan cada año al trabajo que el neumólogo Josep Tarrés y su equipo desarrollan en el Instituto Catalán de Salud. En el caso de Toledo, actualmente este médico tiene como pacientes a un total de 200 vecinos de la ciudad afectados, en mayor o menor medida, por haber respirado fibras de esta partícula debido a la existencia de fibrocemento en el barrio de Santa María de Benquerencia. Este lunes, acude al Centro Social del Polígono, invitado por la Plataforma ‘Mi Barrio sin Amianto’ y por la Asociación de Vecinos ‘El Tajo’, para exponer su trabajo.

Tarrés es Licenciado en Medicina y Cirugía y especialista en Neumología. Lleva más de 40 años trabajando en este tema, 15 de ellos de manera oficial para la Generalitat de Catalunya. Junto con un equipo de médicos está consiguiendo que se “tome conciencia” del asunto, mediante un proyecto que es “abierto” y donde “no paramos de recibir casos nuevos”.

En una entrevista con eldiarioclm.es, el médico incide en que todas las enfermedades derivadas del amianto son de carácter respiratorio, es decir, se adquieren por vía inhalatoria, y no a través de tuberías o agua. En el caso de Toledo, los casos se derivan de la exposición al fibrocemento por “proximidad” al foco contaminante, sobre el que ha desarrollado un trabajo específico, parte del cual está publicado en ella publicación 'British Medical Journal'.

Las conclusiones del mismo desvelan que la exposición por proximidad a un foco contaminante está condicionada por la distancia pero también por los vientos dominantes de la zona y los factores meteorológicos locales. En el Polígono de Toledo no hay patologías detectadas por trabajadores o familiares, ya que la fábrica Ibertubo que utilizó amianto cerró en 1997, pero sí por esa “proximidad” mencionada. Tarrés tiene hasta el momento unos 200 pacientes que presentan síntomas solo por el hecho de vivir o haber vivido cerca de la fábrica.

El largo periodo de latencia

“Una de las características más importantes de las enfermedades por amianto es el largo periodo de latencia, que es muy largo desde que penetra en el cuerpo hasta que se manifiesta. Entran las fibras por vía respiratoria y hasta 10 o 12 años después no hay síntomas”, explica. Es más, en el caso del mesotelioma, un cáncer muy agresivo, el promedio de latencia está en 40 años. “Por eso ha tardado tanto en asociarse la enfermedad al amianto, en buscarse la causalidad”, añade. Otros síntomas muy importantes son enfermedades crónicas como las placas pleurales o la asbestosis.

Recuerda el experto que estas patologías no son “ningún descubrimiento de última hora” ya que desde 1977 se ha considerado al amianto como cancerígeno de primer nivel. “La posibilidad de enfermar es pequeña, pero es real”, y la prueba la esgrime en el medio centenar de casos nuevos que estudia cada año. Por ejemplo, en Toledo la fábrica se cerró hace casi 20 años y “todavía siguen saliendo casos de gente que lo respiró en los años 80”.

Por eso no duda en afirmar que, en las condiciones actuales, “los vecinos siguen expuestos”. Mientras las autoridades no lo solucionen y haya fibra en el aire por un foco emisor, “hay peligro”. “Lo que hay que hacer es ‘desamiantar’, por mucho que les cueste; hay que ejercer esa responsabilidad de que el que contamina, paga. Mientras no se solucione, hay un cierto peligro que saldrá dentro de 30 años. El máximo lo tendremos en 2020-2022, cuando ya hará más de 30 años que la fábrica se cerró”.

Alarmismo social vs soluciones

Josep Tarrés lamenta que siempre se haya tachado a su equipo de “alarmistas sociales, aunque seamos médicos”. “Siempre nos acusan empresarios y políticos y lo dan como punto y final. Yo no tendría ningún problema con la crítica si al día siguiente se solucionara. Me creería que están preocupados por ese alarmismo, pero siempre que me han acusado de esto, no ha habido un paso siguiente por solucionarlo”, concluye.

Precisamente, desde la Plataforma ‘Mi Barrio sin Amianto’ junto con otras asociaciones e instituciones, se ha puesto en marcha una iniciativa de ‘crowfunding’ para, con ayuda de los vecinos del Polígono, poder financiar una serie de mediciones del nivel de esta partícula en la ciudad y especialmente en enclaves residenciales cercanos a los residuos. Las mediciones se harán con el dinero obtenido gracias al proyecto, y su resultado será compartido de forma pública.

En total quieren realizar diez mediciones en cinco colegios públicos del Polígono, en la estación del AVE, en el Centro Comercial ‘Luz del Tajo’, en la zona del nuevo hospital, en el punto intermedio de la Zona Industrial, y en la Plaza de Zocodover. Todas las mediciones serán realizadas por la empresa Previcaman durante un máximo de tres meses desde la obtención de la financiación, con un informe posterior que será publicado para su libre acceso.