Las estaciones de servicio automáticas o 'fantasmas' son un fenómeno que está creciendo con fuerza a lo largo de todo el país, incluida nuestra región. Sólo en la provincia de Cuenca han abierto 9 de estas estaciones de servicio que no son atendidas por ningún trabajador, y al no tener que pagar ningún salario pueden permitirse ofrecer la gasolina a precios algo más bajos que la competencia.
Están formadas por surtidores habituales, pero que requieren el pago con tarjeta de crédito previamente del importe de la gasolina que se va a repostar, al igual que los surtidores que ya se encuentran ubicados en todas las gasolineras, siendo la única diferencia que no hay una taquilla o una tienda donde un empleado cobra el combustible, sino que lo carga a la tarjeta bancaria.
Margarita Mena, delegada de Estaciones de Servicio de CCOO en la provincia de Cuenca, comentaba que “no son puntos de venta de refrescos, sino de gasolina, que explota con mucha facilidad. Que no haya ningún trabajador es muy peligroso”. El mantener trabajadores en las estaciones de servicio se hace para ayudar a posibles clientes que no conozcan el funcionamiento de los mecanismos, que por alguna incapacidad no puedan hacerlo ellos mismos, para resolver problemas que puedan suceder, como en alguna de las máquinas, así como manejar incidencias con un líquido extremadamente peligroso. El que no haya nadie crea ya no sólo una serie de problemas, sino una serie de peligros, para los sindicatos, desproporcionados.
La legislación no es clara con este tipo de estaciones. Su instalación se permitió a partir de la ley 11/2013 del gobierno nacional, una serie de puntos que buscan apoyar al emprendedor y estimular el crecimiento y la creación de empleo. Sin embargo el decreto 33/2005 del gobierno de Castilla-La Mancha indica que “toda estación de repostaje y venta de combustibles al por menor deberá tener siempre que esté en servicio al menos una persona encargada y responsable de los servicios que prestan. Las personas con discapacidad física para suministrarse el carburante serán atendidas por una persona responsable de las instalaciones”. Sin embargo en este tipo de situaciones prevalece la ley nacional sobre la regional, por lo que la ley de la región en la práctica no tiene ninguna validez por la aprobada después desde Madrid.
Las empresas propietarias de estas estaciones han señalado que sus servicios “son una solución al alto coste de los carburantes en España, y podemos ofrecer unos precios más que competitivos”.
Los sindicatos han denunciado este tipo de negocios ante el Servicio de Consumo de la Consejería de Sanidad por el incumplimiento de la ley regional, advirtiendo por un lado del peligro que suponen y por otro de la competencia desleal con las estaciones de servicio convencionales. Los empresarios de gasolineras han pedido la prohibición de estas nuevas estaciones.
No hay hojas de reclamaciones, no hay nadie que controle las máquinas, tampoco a las personas que acceden a los combustibles por lo que podrían tener acceso menores de edad o personas fumando o en estado ebrio que serían un peligro con una manguera de gasolina, ni nadie que se responsabilice de lo que ocurre o que conozca el protocolo en caso de emergencia, pero resulta unos céntimos más barato.